MI historia comienza un 12 de octubre de 2017, con una triste tragedia que marcaría mi vida, puesto que mi hermano, Tommy había abandonado este plano astral luego de 4 duros años luchando contra la tediosa enfermedad de la leucemia, me sentía devastada, cuando mamá me lo comentó a las 3:34am para ser exactos, me desesperé y rezaba por que fuera mentira, simplemente mi corazón dejo de latir por unos segundos y me faltaba el aire.
Entonces entendí que era cierto, estaba muerto dentro de un ataúd, solo quería que fuera una estúpida pesadilla pero no, era mas que cierto, me acerque a tomar su blanquecina y helada mano, llorando, casi no podía sostenerme en pie, sentía que las piernas me fallaban
Mamá me contó como sucedieron las cosas, lo llevaron al hospital mas cercano en una ambulancia, estuvieron cerca de tres horas en la sala de espera ya que un inepto médico no quiso atenderle puesto el traía prácticamente un cartel imaginario que decía desahuciado, entonces el no hizo nada para tratar de ayudarlo, mi madre solo quería que le pusieran un poco de suero, pero al parecer el médico -que prácticamente era un familiar algo lejano- tenía mejores planos con una enfermera a la cual le coqueteaba tras el mostrador de aquella sala
–que maldito hijo de puta – pronuncié con odio al saber lo sucedido, por ese idiota perdí a mi hermano, al ser que más quería y admiraba
–no digas esas cosas – dijo mamá, pero como iba a dejar de decirlo, estaba aumentando mi barra de enojo, quería simplemente golpearle la cara hasta desfigurarle el rostro, a ver si por fin se iba a dedicar a sus pacientes de la sala de emergencias en espera antes de coquetear con el personal del hospital
–quisiera matarlo – me dije para mi misma puesto que claramente no diría eso frente a mi madre, quizás qué pensaría de mí
Sinceramente quiero llegar a trabajar en ese hospital y llegar a tener el poder suficiente para lograr que lo despidieran, nadie quiere a alguien así trabajando para sí, yo lo dejaría en la calle por no atender a quien le asignaron.
Por dentro estaba rota, imagínenme con once años afrontando tal golpe que ante que una maldita cachetada parecía un puñetazo en la cara, ese golpe de realidad, lo que mas me dolía era no haber estado ahí con el cuando sucedió, pues yo estaba en casa de una compañera de clase practicando para el acto cívico del día del profesor
Debíamos bailar popurrí de Pandora, por ende, estábamos practicando la coreografía, de un momento a otro el día soleado se convirtió en un día lluviosos y estruendos monumentales se escuchaban fuera, mi compañera, la dueña de la casa, se asustó por estos fuertes relámpagos así que tuvimos que calmarla
El día estaba casi por terminar hasta que mi hermano mayor fue a recogerme en el carro de un amigo
–¿desde cuando hay truenos y relámpagos? – formulé la pregunta al aire
–desde que Tommy cayó– respondió mi hermano
