Dolor

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Entre aquellos callejones solo se oía el eco de los pasos, era medianoche, no había un alma en aquel lugar, no había un momento mas perfecto que aquel. Con sigilo atravesó un par de callejones y al girar la esquina lo encontró. 

Ante el se hallaba un chico de unos 13 años, castaño y de una altura media, nada destacable había en el excepto el hecho de la insensatez de andar solo a tal altas horas de la noche. Le clavo la jeringuilla antes de que el pudiera articular palabra, una nueva presa para calmar sus ansias. 

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Las clases transcurrieron en quietud los siguientes días después del hallazgo de Samuel, el chico desaparecido. En las noticias , se señalaba que este no era el primer caso pues hace una década también ocurrieron pero jamás hallaron al asesino. 

 A ultima hora tocaba Arte y tenían que cambiar de clase, lo cual requería bajar del puente donde estaba su clase, cambiar de tramo de escaleras y bajar un ultimo tramo de escaleras hasta un Aula/Taller escondido.

 Su profesor era diferente les permitía poner música, charlar o expresarse de cualquier manera rara vez atendían al temario, él solía aprovechar aquella hora para estudiar o para leer. Junto al aula había un pequeño patio con un naranjo y el se quedaba la mayoría de los días allí, puesto que la clase era muy ruidosa y el taller estaba lleno de bustos que daban mal rollo.

Aunque el profesor los cubriera con bolsas de basura aquellos rostros parecían observarte constantemente. Se sentó a la sombra de aquel naranjo y cogió la lectura obligatoria de ese trimestre, se le estaba haciendo intragable pero todo sea por el punto extra. 

El talento de Mr. Ripley, si bien, era una obra increíble, no era para el. Paso un rato intentando leerla hasta que desistió de ello.

 -Manuel Ramírez. Te hacia leyendo a Agatha Christie o Stephen King. No sabia que te gustara también te fuera ese tipo de novelas -dijo el profesor 

-Iba sobre un chico pobre que asesina a un rico y se hace pasar por el y nadie le culpa porque tiene una actitud y una cara de inocente que no creen que pueda matar a nadie y al final se sale con la suya y escapa impune.

 -Guau por como los has descrito lo mismo me lo leo. -Bueno, le he spoileado bastante del libro.

-Bah! Me he leído muchos libros y prefiero un resumen así a que me vendan el libro a medias. Una alumna de segundo me recomendó un libro llamado Fenris, el elfo. Me lo vendió como si fuera el señor de los anillos pero fue leerme el libro y a mitad de este perdía la trama y el sentido. En fin - se cruzo de brazos y cambio el peso de un pie al otro 

-Uff es que no te recomendó bien, es autora suele pecar de eso, los mejores son la bilogía de Alas y la trilogía de los guardianes de la ciudadela.

 -Hm, te hare caso pues... Oye- el profesor le miraba con ojos tristes y cansados. La frase quedo sin terminar la campana de la salida sonó y el recogió sus cosas rápido para salir y alcanzar a Jesús y Carmen para no regresar solo. Salió como un toro del chiquero y se unió a la marabunta.

 Había unas grandes escaleras de bajada hacia la salida del instituto, un mal tropiezo y te caías con todo el equipo. Llego a la explanada justo ante las puertas, allí le esperaba no solo Jesús y Carmen sino también Dani ese día habían quedado para comer todos juntos y no se había acordados con los nervios de lo acontecido en los últimos días.

 -¡Venga tortuga! -Grito Dani desde la lejanía.

 -¡Ya voy!- respondió el asfixiado por la correría hasta llegar allí.

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Bonus:

 Le observo desde su coche, hoy tampoco podría cogerlo de trayecto a casa pero no importaba, al menos tenia un nuevo juguete para calmar su ansiedad y su necesidad, se escucho un golpe que venia del maletero. Era hora de marcharse en un rato comenzaría con su nuevo juguete.



Sangre sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora