Capítulo 2 - La Academia Tracen

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Al terminar de hablar con la señorita Akikawa, nos despedimos y cada quien se fue por su rumbo. Yo me dirigí a mi casa para preparar mis cosas ya que me dijo que mañana temprano las llevara a la academia, ya que en el resto de la tarde de hoy, ella haría los trámites para mi transferencia, de Toodai a Tracen. Mientras tanto, podría hacer tiempo, lavando mi ropa, limpiando la casa para dejarla como me la entregaron, y hasta me dió tiempo para bañarme e ir a comprar la cena en la tienda de conveniencia que estaba a tres cuadras de la casa. Al volver, y mientras se estaba calentando la comida en el microondas, empecé a guardar mis cosas en la maleta, dejando afuera solo la ropa que lavé y un cambio adicional para ponerme mañana. Tras terminar de comer y lavarme los dientes, hice algo más de tiempo, lavando los platos y separando la basura. Lo que más me sorprendía, es que todo eso lo terminé temprano, faltando 20 minutos para las 8 de la noche, y aún no tenía sueño. Y a pesar de la diferencia de hora, quise llamar a mis padres para saludarlos, ver si estaban bien, y de paso, preguntarles si saben algo de las chicas caballo.

- ¿Bueno? - contestó mi papá en una voz muy alta, ya que de fondo se escuchaba el ruido de los animales.

- ¿Papá? ¿Cómo va todo por allá? -

- ¡Muy bien, mi'jo! Aquí, dando de desayunar a los caballos y a las vacas. ¿Y a tí, cómo te va? -

- Pues... Bien. De hecho, una persona me ofreció trabajo a cambio de transferirme de escuela. -

- ¿Y eso? ¿Qué trabajo te ofrecieron? -

- Bueno... Me ofrecieron un trabajo como entrenador de caballos de carreras, pero... -

- ¿Qué? ¿Pasó algo malo? -

-¡No! No te preocupes, estoy bien. Lo que pasa es que esos... "Caballos" tienen apariencia humana... -

- ¡Ah! ¿Así como Kamcia, del vecino Pedro? ¿El músico? -

- ¿Qué? -

- ¿No te acuerdas? Hace un par de años, una de las yeguas de don Pedro murió, y a las pocas semanas apareció de la nada una niña corriendo por su rancho, y esa niña tenía las mismas orejas y cola que tenía Kamcia. Cuando los vecinos se enteraron, don Pedro explicó que ella apareció de pronto y le dijo que ella es la reencarnación de la yegua, ya que al morir, algunos caballos pueden tener apariencia humana o algo así. -

- ¡Vaya! No me acordaba de eso. -

- Entonces, si vas a ser entrenador de chicas caballo, puedes alimentarlas con lo que le dábamos a nuestros caballos en el rancho, aunque no sé si en Japón haya elotes y nopales. -

- No creo, pero veré con qué más las puedo alimentar. -

- Aparte, si vas a apostar, ten cuidado con quién lo hagas, para evitar involucrarte con personas peligrosas. -

- No te preocupes, pá'. En ésta academia no se apuesta en las carreras y solo se hace por competencia y deporte. -

- Ah bueno. Entonces te deseo mucha suerte, y que todo salga bien. Yo me encargo de contarle a tu madre todo para que esté enterada. -

- Está bien, pá'. Cualquier cosa les aviso. Salúdame a mi mamá. Nos vemos pronto. -

- Está bien, mi'jo. Cuídate mucho. -

Al colgar, me quedé pensando en que las chicas caballo existían desde tiempo antes, y no me había dado cuenta. Quizás, solamente los caballos de carreras famosos puedan reencarnar como chicas caballo al morir, así que dudo mucho que mi yegua sea una de esas chicas caballo cuando muera porque no es de carreras. En fin, ahora que se estaba haciendo tarde, solo me queda apagar la luz y finalmente dormir.

Las Chicas Caballo de un Ranchero - Uma MusumeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora