Cada día cae con más peso, los largos caminos cubren la gastada roca. Las grises nubes cubren día y noche el cielo. ¿Cuanto hace ya? ¿Dos meses? El tiempo parece que se pare, pero es él quién dicta injustamente, el que con su suave aliento, nos arrebata la vida. Pero aquí aveces parece mejor no vivir, la soledad es peor que el abrasador cielo, o los negros campos de muerta hierba. Día tras día, camino con una mochila al hombro. De noche el frio es invernal, de día el calor es insoportable. La comida escasea, y cuando la tengo es prácticamente ceniza, tras las tormentas de arena no queda nada, por eso tienes que darte prisa. Se que al este hay un refugio, ya estuve, un grupo de gente moribunda, guiada por un líder aún más muerto. Son un imán para las máquinas. Malditas montañas de chatarra.
Era de noche, una luna gris reinaba en el cielo, la débil luz de una lámpara iluminaba la infinita oscuridad. Ese frío, no es uno normal, se cala por los huesos, es la desesperación.-Mierda... -susurré.
Me levanté y aparté la melena de mi rostro, escupí en el suelo y alargué la mano hasta la mochila. El frio metal me dio seguridad. Saque la navaja. Andaba a cuclillas, esperando ser sigiloso, pero yo mismo sabía que el crujir de las hojas me delataban. Giraba la cabeza, inquieto, apuntando a ciegas y entrecerrando los ojos. Tuvo que pasar un buen rato para asegurarme de que estaba solo, aproveché para recoger la tienda y decidí volver a la ciudad.El agua negra fluía por el serpenteante río, un agua muerta, iluminada por el sol que se alzaba en el horizonte. Se estaba haciendo de día, pronto el frío páramo sería un desierto. Debía dame prisa, avancé rápidamente por el derruido puente, saltando de peñasco en peñasco, rezando no resbalarme y caer contra las mortales rocas. Seguí caminado por la desgastada carretera. A mi derecha, un negro bosque de árboles muertos, a mi izquierda, una gris montaña alazandose por encima de la desértica llanura. Una profunda niebla cubría el horizonte. Apenas se distinguían los letreros metálicos, corroídos y oxidados "Tiowood, 20Km".
Tiowood era una ciudad comercial, grandes barcos reposaban pacientes en sus puertos, observando silenciosos el paso de los curiosos turistas, pero como todo lo bello, ahora era un páramo frío y oscuro, sin la más mínima señal de vida, ninguna gota de esperanza, el mayor carburante de una sangrante alma. Grandiosos rascacielos convertidos ahora en quemadas ruinas.
Bajo mis botas crujían pequeños cristales esparcidos a ras del suelo. Llevaba la misma mochila azul sucia, el anorak, unas botas marrones y una vieja gorra polvorienta. Caminé un poco por una avenida ancha y enorme, hasta detenerme a los pies de un viejo poste de telefónica. Bajé mirada. Una tapa de alcantarilla. Retire suavemente mis guantes y agarre la medio salida tapa. Bajé por la oxidada escalera. Casi inmediatamente un repugnante olor recubrió mis fosas nasales. Olor a muerte. Adentré mis botas en el verdoso líquido en el cual flotaban restos de chatarra, mientras mi cara solo podía expresar una profunda repugnancia. Continúe por un oscuro y estrecho pasillo, como la luz disminuía a cada paso, saqué un pequeño mechero, que apenas iluminaba nada. "Algo es algo", pensé. Pronto una pintada me daría la pista que necesitaba: "la ciudad de los vivos muertos", decía. Al fin, al fin iba a llegar. Tuve que adentrarme en un conducto maloliente, y, aunque medio desmayado, la alcancé. La ciudad. Un conjunto de casas flotantes en el asqueroso liquido iluminadas por un conjunto de pequeñas lamparas que sobresalían del pútrido potingue gracias a unos ascendentes alambres, de los cuales estaba colgados. Era repulsivo pero a la vez fascinante.
¡Hola! Espero que esta historia te esté gustando, agradecería mucho que la votaras y que comentes para ayudarme mejorar. ¡Gracias
ESTÁS LEYENDO
Tierra de Ceniza
Science FictionEn un oscuro futuro algo terrible a pasado, el mundo esta desértico, y pocos son los humanos que lo habitan, y aún los que sobreviven tienen que enfrentarse a un gran error pasado, lo que los atormenta, una grave equivocación que los caza poco a poc...