Capítulo 7 / Capítulo 8 / Capítulo 9

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Jamie obligó a Alex a irse a eso de las tres de la mañana. Hubo una leve complicación con la cirugía, y se extendería una hora más. Alex se resistió al principio, pero finalmente asintió y se dirigió a casa.

Ella se dejó caer en la silla junto a su hermana dormida, y observó a su madre pasear por el piso. La mujer mayor no había dejado de patrullar toda la noche. Mientras que ella parecía una perra cruel e ingobernable para todos los demás, Jamie tuvo una idea clara de los sentimientos de ella hacia su padre: lo amaba. Era algo bueno. Ella era una zorra con él la mayoría de los días de la semana y con todos los demás también. Tal vez había partes de su relación que Jamie no veía, porque incluso con todas sus fallas, el padre de Jamie parecía amarla también.

—No puedo creer que esto esté pasando.

Su madre se pasó los dedos por el pelo antes de cruzar sus brazos con fuerza

—. Le dije un millón de veces que necesitábamos comenzar a hacer ejercicio juntos. Comenzar otra vez a jugar al tenis juntos o algo así.

Hizo una pausa y dejó escapar un largo suspiro

—. ¿Me estás escuchando?

—Claro que sí mamá,

Jamie susurró a medias mientras sus ojos se volvían pesados

—. Estaba pensando en cuánto amas a papá.

—Sí. Lo amo con todo lo que tengo.

Ella gimió y comenzó a caminar de
nuevo

—. Esto está tomando demasiado tiempo. Estoy a punto de patearle el
trasero a alguien.

—Bueno, no lo hagas. Eso no nos beneficiará de ningún modo. Solo déjalos que se ocupen de papá, y cuando sepan algo, vendrán a contarnos.

Jamie se puso de pie y bostezó ruidosamente

—. Ven, siéntate y descansa.

—Necesitas ir a casa y dormir un poco. ¡Ya te advertí acerca de cuidar a ese bebé!

Su madre gruñó cuando se acercó y se dejó caer en una silla

—. Vete a casa. En serio.

—No. No me voy a ir...

—Señora ¿Connors?,

resonó una voz detrás de Jamie, y se dio la vuelta mientras su madre se levantaba de su silla.

—Esa soy yo.

Se movió frente a Jamie, y parecía como si alguien hubiera aspirado todo el aire de la habitación.

El doctor les brindó a ambas una cálida sonrisa.

—Le fue muy bien. Va a estar en recuperación durante doce horas, pero luego lo trasladaremos a una habitación en la UCI y entonces podrán verlo.

—¿La cirugía estuvo bien?

La voz de su madre tembló levemente.

—Si, sí lo fue. Él es un hombre fuerte. Deberían pensar en ir a casa y descansar un poco.

El médico desvió su atención de la madre de Jamie hacia ella

—. Ustedes dos no podrán verlo hasta las tres o cuatro de la tarde. Doce
horas.

—No voy a irme a ninguna parte.

La madre de Jamie se dio vuelta y caminó de regreso a la hilera de sillas, dejándose caer en una junto a Christine, que todavía estaba profundamente dormida.

LA ESPOSA DEL JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora