Chaeyoung había despertado la tentación y Jisoo mordió la manzana.
Sus labios se juntaron en un apasionado baile, sus cuerpos estaban sedientos de calor. Querían tomarse, poseerse.
Las manos de Jisoo recorrían el cuerpo de Chaeyoung sin pudor alguno, recorría cada centímetro de la muchacha, provocandola lentamente. Su espalda chocaba con el frío suelo y contrastaba con su caliente piel que podía llegar a quemar, estaban en una posición bastante incómoda pero el placer las cegaba.
La menor tenía sus labios entre abiertos, soltando pequeños jadeos que resonaban por el pequeño cuarto de paredes beige. Su pecho subía y bajaba, estaba a su merced tal y como lo había dicho.
Las manos de Jisoo seguían recorriendo los lugares mas recónditos del cuerpo de Chaeyoung, sacándole suspiros.
Un solo roce hacía despertar todos los sentidos de Chaeyoung, un solo toque la podía quemar.
Sus movimientos estaban perfectamente calculados, creando un ritmo perfecto el cual Chaeyoung disfrutaba al máximo, ambas estaba en un éxtasis inalcanzable al punto de entenderse sin palabras, solo con roces.
Se unieron el cuerpo y alma bajo los rayos de sol.
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