[1] El Hijo del Mal (YM & VH)

03. Botella De Cristal

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NOVIEMBRE DEL AÑO 495, REGIÓN DE EVILLIOUS, REINO DE LUCIFENIA

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Jimin rodó los ojos, pero sonrió ante la forma en que Yoongi intentaba meter cuidadosamente el pequeño pergamino dentro de una botella de cristal. Él solo observaba las acciones de su sirviente desde que llegaron a la playa.

Después de que fue a ese lugar sin avisar, había vuelto a ir con Yoongi algunas veces, en ocasiones simplemente conversaban, en otras solo contemplaban la puesta de sol en el horizonte. Jimin necesitaba un escape después de realizar todas sus obligaciones reales, y estar sentado en la arena, escuchar el sonido de las olas y con el viento marino que soplaba sus ahora cortos cabellos, le daba la paz que necesitaba.

Cuando Jimin vió que Yoongi terminó de colocar el corcho y se levantó para lanzar la botella al mar, finalmente habló.

-Realmente crees en eso ¿eh? -la voz de Jimin se escuchó por sobre el sonido de las olas- Algo como eso no podrá hacer realidad tu deseo.

Yoongi se da la vuelta y sonríe comprensivo. Él solía contarle algunas historias a Jimin cuando era niño, el pequeño príncipe escuchaba fascinado y creía cada palabra que Yoongi pronunciaba. Una de esas historias era la leyenda que se contaba de éste océano.

"Escribe un deseo en un pergamino, colócalo en una botella de cristal y déjalo en el mar, algún día tu deseo será realidad."

Pero las personas tienden a perder la esperanza en situaciones como las que se encontraba el príncipe. La muerte de su padre, la posible próxima muerte de su madre por aquella extraña enfermedad y todos los deberes reales, le habían hecho madurar y ver el mundo de manera más fría.

Aunque aún poseía un poco de aquella ilusión que un joven de 14 años debía tener. Es por eso que Yoongi hacía lo posible por mantener la chispa de juventud en el menor, por eso quiso realizar lo que la leyenda contaba.

-¿Desearía intentarlo mi príncipe? -cuestionó, a pesar que ya le había preguntado con anterioridad antes de venir aquí y este se había negado.

-No hay necesidad de intentar algo tan ridículo -dice Jimin por décima vez-. Porque... ¿No serás tú el que cumplirá todos mis deseos, Yoongi?

Su sirviente solo lo miró unos momentos, pero luego su expresión pasó a una de cariño. La gente suele pedir deseos imposibles a la botella de cristal, pero Jimin hablaba de deseos realistas, deseos que las personas a su alrededor pudieran cumplir.

-Claro que si su alteza -Yoongi sonrió, caminó hasta él y se puso nuevamente a su lado.

Jimin se apegó más a su sirviente y apoyó la cabeza en su hombro, ambos miraron el horizonte, observaban como la pequeña botella que poseía un mensaje en su interior, se alejaba lentamente gracias al barrido de las tranquilas olas.