[1] El Hijo del Mal (YM & VH)

02. Ordenes Inseguras

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NOVIEMBRE DEL AÑO 495, REGIÓN DE EVILLIOUS, REINO DE LUCIFENIA

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Jimin caminaba lentamente por los pasillos en dirección a su habitación, seguido de su sirviente personal, algo totalmente normal desde que era un pequeño niño. Desde aquella vez se había hecho tan cercano a él que incluso a veces olvidaba que era su sirviente, además, era la persona más cercana a su edad en ese lugar a pesar de que tenían una diferencia de tres años.

Cuando llegó a su habitación lo primero que hizo fue recostarse boca abajo entre las sábanas. Yoongi sonrió y cerró la puerta detrás de él para luego acercarse.

—Debería ir a ver a mamá, pero estoy tan cansado Yoongi —dijo casi ineludiblemente debido a que la almohada amortiguó el sonido de su voz.

Su sirviente se sentó a su lado, Jimin dejó su posición para acomodarse de lado y poder ver a Yoongi, pero su largo cabello se interpuso debido a su reciente desorden al meterse así entre las sábanas, por lo que intentó quitarlo torpemente.

—Estoy seguro de que la reina estará feliz de verle —habló Yoongi, quien acercó su mano hasta Jimin y acomodó su pelo cuidadosamente para que no molestara en su cara—. Pero le recomiendo que descanse por lo menos algunas horas, ha tenido una semana difícil.

Jimin agradeció el gesto con una sonrisa, luego cerró sus ojos.

—He tenido que hacer tantas cosas hoy también... pero siento que he hecho un trabajo horrible.

—Lo está haciendo bien mi Príncipe, además aún está aprendiendo lo necesario para gobernar de la manera correcta.

A pesar de que Jimin había asumido el trono hace dos semanas cuando cumplió los 14 años, tal como había querido su madre, él había decretado que no sería llamado rey hasta cumplir los 18.

En eso unos leves golpecitos en su puerta hicieron acto de presencia afuera de su habitación. Jimin se sentó y ambos se miraron. Yoongi hizo el ademán de levantar para abrir la puerta pero Jimin le interrumpió.

—Adelante.

Esa orden hizo que Yoongi se quedara en su lugar. Ambos observaron como la puerta se abría y se asomaba una chica de cabello rojo, era Reiko Langley, otra de las sirvientas del palacio, ella era un año mayor que Yoongi.

—Príncipe Jimin —hizo una reverencia una vez que hubo entrado—. Disculpe que lo moleste a estas horas. Sé que está descansando, solo venía para informarle que la señorita Futapie ha adoptado a una chica que encontró abandonada, necesito su aprobación sobre su estadía en el palacio.

Jimin se sorprendió un poco, Misuk Futapie era la jefa de sirvientes y una de los tres héroes de Lucifenia y su semblante era bastante serio como para pensar en que algún día quisiera una hija. Aunque ella era una de las personas más buenas que había conocido, por lo que el que haya adoptado una chica no era tan extraño.