MELISSA
Y entonces lo recuerdo, sus palabras, fueron como una puñalada en el pecho. Me mintió, en mi propia cara.
— ¡¿Qué carajo te pasa?! —. Le grité.
—Tu no lo entiendes, por favor, déjame explicarlo. -Me respondía mientras tenía su semblante preocupado y con una mirada suplicante.
- ¡Eres un idiota! —. Yo conservaba una mirada asesina—. ¿Qué no lo entiendo? ¡¿Cómo te atreves a decir esa mierda?!
—Por favor, déjame explicarte, todo es un malentendido cariño.
Le respondí rápidamente y lo miré con desprecio. -No me digas cariño, idiota.
Estaba casi rogándome, ¡agh! Lo odio. Igual, la excusa que haya inventado no sería suficiente para justificar lo que hizo, sin embargo, quería saber la mentira que diría. Pero me convencí a mí misma de no escucharlo pues podría terminar creyéndole.
Bufé. —¿Explicar qué? No hay nada que explicar Austin. Ya no tengo tiempo para ti, adiós.
Caminé hacia la puerta en pasos largos y rápidos mientras secaba mis lágrimas con el dorso mis manos, mi cabello se pegaba a mis mejillas que estaban húmedas por las lágrimas, Austin corrió hacia mí y me tomó del brazo, intentó jalarme hacia él, pero logré zafarme. Cerré la puerta de golpe, alejándome cada vez más y más de aquella casa que alguna vez había querido tanto como mi propio hogar.
Vuelvo a la realidad dejando mis recuerdos de lo sucedido hace unos minutos y de pronto escucho una voz. - ¡Eh! Bonita, ¿a dónde tan sola? -. Un hombre me observaba con una sonrisa pervertida y una mirada que me ponía incómoda en segundos, era repugnante e incluso puedo decir que se me revolvió el estómago provocándome náuseas, de verdad, era asqueroso. En ese momento me di cuenta el peligro en el que estaba, mi corazón empezó a latir más rápido, comencé a ponerme nerviosa, mis manos temblaban y mis nervios aumentaron cuando ya no escuchaba una voz, ahora eran tres. ¡Mierda!
Fue una pésima idea ir caminando hacia mi casa, y sola, de noche. ¡Nooo! Pero la muchacha quería irse caminando porque obviamente es la mejor decisión. Ahora que lo pienso, tengo que dejar de usar el sarcasmo más seguido.
Ya sueno cómo mi madre, que horror.
¡Vaya Melissa! ¡Tú sí que eres inteligente!
¡Cierra la boca, conciencia molesta!
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Lamento que este capítulo sea tan corto, pero se los compensaré;)
