Capítulo Unico

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—Que asco, odio el pepinillo —se quejó Ginny en cuanto abrió su hamburguesa.

Su hermano Ron la miró mientras masticaba y con su tenedor tomó el pepinillo.

—No sabes de lo que te pierdes —se llevó el tenedor a la boca.

Ginny arrugó la nariz, pero cerró su hamburguesa para darle un mordisco.

—Los exámenes finales vendrán con todo y todavía no termino el proyecto de ciencias—chilló Hermione llegando a la mesa.

Todos estaban almorzando en la cafetería del internado y ella apenas aparecía después de una larga jornada en la biblioteca como siempre.

—Por los clavos de Cristo, Hermione ¿podrías bajarle un poco con lo de los exámenes finales? —se quejó Harry.

La castaña lo miró ofendida.

—Oh, disculpe señor "Supera las expectativas" ¿te molesto con mis ganas de graduarme y ser alguien en la vida? —cuestionó a su mejor amigo y este le sacó el dedo medio.

—Hermione, relájate un poco ¿por qué no piensas más bien en lo que vas a usar durante la fiesta de Halloween? —propuso Ginny sacudiéndose las manos.

Hermione rodó los ojos.

—Pésima idea cambiar el compartir por una fiesta.

—Estoy de acuerdo —apoyó Ron con la boca llena.

Por supuesto que estaba de acuerdo, Ron apoyaba todo lo que implicase comer gratis.

Harry rió, definitivamente no tenía remedio.

—Tenemos que pensar en nuestro disfraz —le dijo Ginny a Harry.

—No se me ocurre nada, ¿no podemos simplemente ir normal? —pido mirando a su novia con suplica.

—No, tal vez podríamos ir de Jean y Tarzan —propuso limpiándose con una servilleta.

—No voy a usar un taparrabo, ¿que te pasa?

Ron escupió el jugo y Hermione se limpió con asco los brazos pues le había salpicado.

—Ginny no necesita disfraz —comentó Ron llamando la atención de todos—, ella ya va como la mamá de Harry.

Las carcajadas en de todos no se hicieron esperar. Ginny se sobó el puente de la nariz y Harry se sonrojó del enojo.

Sus amigos llevaban tiempo haciendo chiste y realzando el parecido que tenían la novia y la mamá de Harry.

—¡¿Van a seguir con eso?! —se quejó y las risas aumentaron.

Desde la mesa del frente un malintencionado Draco decidió seguir el rollo.

—¡Edip-po! —exclamó fingiendo hipo para darle más gracia y ahora las carcajadas también se extendieron a la mesa de los futbolistas.

—¡Já! Muy gracioso hurón —le hizo un mohín y Draco le sacó el dedo medio con burla.

Hermione negó mordiéndose el labio inferior para evitar reír también. Este le guiñó un ojo y así continuaron cenando entre bromas.

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