Prólogo.

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Justin recibió un puñetazo en su pómulo izquierdo, lo golpearon tan fuerte que perdió el equilibrio y cayó de espaldas al suelo. Se sentía mareado, su mundo se tornó dolorosamente oscuro por unos segundos.

—¡Largo de mi casa! —gritó Jeremy. Su rostro enrojecido por la ira haría temer a cualquiera que lo conociera, no era el tipo de hombre que se enojaba de aquella manera.

Pero todos tenían un límite.

—Jeremy... por favor, escucha.

Patricia se colocó junto a su esposo, le tocó el brazo para obtener su atención, su delicada mano le tembló en el proceso.

Jeremy giró la cabeza hasta ella y las llamas en sus ojos crecieron, la tomó del cuello, hundiéndole sus cortas uñas en la piel. No le importaba lastimarla, la ira estaba cegando todos sus sentidos, hacía que todo en su cabeza se nublara.

—No quiero escuchar ni una palabra de tu maldita y mentirosa boca —escupió el hombre, apretándole el cuello a su mujer con cada palabra que pronunciaba.

—No... pue... respi...

—¡Déjala! —Justin golpeó la mejilla de su padre con el puño cerrado.

El hombre soltó a su esposa para concentrarse en quien alguna vez llamó hijo. Golpeó a Justin una y otra vez, lo dejó en el suelo y se posicionó sobre él para continuar golpeándolo.

Justin usaba sus manos y sus brazos para protegerse de los golpes. Era lo único que podía hacer desde su posición nada favorable.

Los golpes cesaron porque Patricia decidió actuar.

Tomó uno de los muchos jarrones de su hogar y golpeó a su marido en la cabeza. El jarrón se quebró en varios pedazos, algunos de ellos cayeron al suelo y el resto sobre la cara de Justin, quien cerró los ojos y arrugó su magullado rostro para que nada cayera dentro de sus ojos.

Jeremy se detuvo, se llevó una mano a la cabeza, quejándose. Se quitó de encima de Justin, gateó, alejándose aún más y se detuvo para ver la sangre en su mano, le dolía la cabeza y la cantidad de sangre en su mano le preocupó bastante, claro, sí era la suya.

—Levántate —Patricia tomó a su hijo del brazo, guiándolo a ponerse de pie.

—¡Váyanse antes de que los mate a los dos! —vociferó Jeremy desde el suelo, con la poca fuerza que tenía.

Patricia tomó las llaves de su auto, ubicadas en una alta mesa junto a la puerta principal. Salió apurada, dándole empujones a su hijo para salir al pasillo del edificio donde vivían.

—Vámonos de aquí antes de que salgan los vecinos, rápido —Patricia sujetaba el brazo de su hijo para guiarlo al ascensor.

—¿Cuándo ibas a decírmelo? —Justin escapó del agarre de su madre, se quedó de pie en medio del largo pasillo. Necesitaba respuestas antes de continuar.

—No lo sé...

—No ibas a decírmelo.

—Claro que sí, te lo iba a decir solo que no lo tenía —Patricia miró a la nada por un segundo— planeado.

—Estás mintiendo —Justin soltó aire en una sonrisa desganada—, otra vez estás mintiéndome, ¿vas a seguir de esta manera? ¿no fue suficiente con lo que pasó por tu culpa?

—Vámonos de aquí, prometo que voy a decirte toda la verdad cuando estemos en otro lugar. Jeremy puede salir y...

Patricia intentó tomar el brazo de Justin, pero él prefirió huir de su contacto. El entró al ascensor, y su madre lo imitó, presionando el botón del primer piso.

—Diecisiete años de mentiras —el muchacho se cruzó de brazos antes de que las puertas del elevador se cerraran.

—Perdóname —susurró Patricia, temblorosa, con los ojos en dirección el suelo. La vergüenza le impedía verlo a la cara.

—Eso no va a resolver nada, destruiste nuestra familia.

—Lo sé —levantó la cabeza y se acercó a Justin—. Prometo que voy a solucionar todo, hablaré con Jeremy y todo volverá a ser como antes, pero necesito tiempo. Mucho tiempo.

—Jeremy ni siquiera puede verme...

—Por eso te vas a ir por un tiempo, voy a arreglarlo, volveremos a ser una familia feliz.

—¿Y a dónde me voy a ir?

—Te quedarás con un amigo.

—¿Amigo? —Justin sonrió incrédulo— ¿Estás segura de que me llevarás con un amigo?

Patricia tomó aire, era mejor relajarse antes de responder:

—Tu papá. Te vas a quedar con tu papá —se le hizo difícil pronunciar aquellas palabras, le molestaba decirlas sin referirse a Jeremy.

—Me golpearon, me echaron de la casa y a estas alturas ni siquiera sé quién es mi verdadero padre, ni siquiera sé cómo se llama —volvió a sonreír, sonreír era lo único que le quedaba. No quería romperse frente a su madre.

Patricia miró al suelo, en el fondo sabía que nunca esperaría decir esas palabras pero el momento había llegado. Tenía que hacerlo, debía aceptar la realidad.

—Tu papá... —selló los labios por un momento. Le dolía decirlo.

—¿Quién es mi papá? —demandó Justin, fingía estar tranquilo pero por dentro la desesperación lo consumía despacio.

—Tu papá es Henry Cavill.

Las puertas del ascensor se abrieron, como sí eso significara que ante Justin se presentaba una nueva etapa en su vida.

La Mansión Cavill.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora