Capítulo 9: ''Camisetas''

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**Más que una obsesión**

Ross:

Cuando escuche la historia de _______, sentí que el corazón se me rompía en pedazos. No me la imagino sufriendo, y por la culpa del capullo de su ex novio tuvo que dejar su vida en otra ciudad. Sabía que debía dejar esa tontería de querer tirármela porque creo que hasta me gustaba. Es divertida pero cuando se enoja tiene un genio de mil demonios, que es lo que me gusta de ella, es hermosa y se ha creído todo lo que le he dicho.

Su respiración en mi cuello hizo que me olvidara de todo lo que nos rodeaba.

-Ross, está en verde ya. –Dijo en mi oído.

-Claro –Dije en un susurro. Agite la cabeza y seguí rumbo a mi casa.

***

_______:

Una vez más pensé en darle una oportunidad a Ross para ser más que su amiga pero no podía dejar de pensar en que quizás solo quiera ser mi novio por mi virginidad y más porque ya se lo había confesado. Supongo que la historia que he vivido se quedara grabada en mi mente para no volver a pasar por lo mismo.

-Llegamos. –Dijo mientras estacionaba la motocicleta.

-El lugar es muy lindo. –Miré alrededor, era como un pequeño condominio. Tenía áreas verdes y había personas con sus mascotas. –Estaba pensando en vivir sola en la universidad ¿sabes?

Me bajé de la motocicleta con cuidado de no rayarla con mis tacones.

-¿Tú? ¿Sola?

-¡Ey! No te rías, no dependeré de mis padres todo el tiempo. ¿Y en qué universidad estudiarás?

-Stanford, ¿tu?

-También pero como entrarás a esa universidad, es súper costosa.

-Tengo dinero ahorrado con mis carreras además mi madre es rectora de la universidad.

-¿En serio? Genial, yo estoy asustada. Es la oportunidad de mi vida ir a esa universidad. –Subimos las escaleras hasta llegar a la puerta.

-Supongo que es el sueño de todo el mundo. Yo me centraré más cuando esté en la universidad, no más chicas ni carreras.

-¿No más chicas? ¿Te será posible?

-Claro, solo estoy con ellas por diversión. –Sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta.

-Así no lograras impresionarme ¿sabes? –Se escucharon jadeos y gemidos. Una chica se sobresaltó al vernos y yo solo me sonroje como nunca.

-Alex, vete ya ¿quieres? Te dije que hoy vendría _______.

Ambos se pusieron su ropa y desaparecieron por el pasillo. La puerta se abrió de nuevo y una cabeza salió.

-Hola ______. –Saludó Alex.

-Hola.

Se metió de nuevo.

Solté una carcajada y Ross se rio conmigo.

-Fue incomodo –Dije.

-Créeme que no me gusta ver desnudo a mi primo. Bien, vayamos a mi habitación a empezar el proyecto.

-¿A… a tu habitación?

-Sí, si no tienes problema, claro.

-No, está bien.  –Acomodé la tira de mi bolso en el hombro y camine hasta su habitación justo detrás de él. --¿Alguna vez tu primo te descubrió de la misma manera?

-No, nunca traigo chicas a mi casa, siempre voy a sus casas.

-Ah. –Era el tema más incómodo del que había hablado en mi vida. –Bien, ¿Qué haremos?

***

Vimos el proyecto una y otra vez y nos pareció más que perfecto. Él solo sonreía y yo me sonrojaba por todo.

-Creo que ya debo irme. –Miré la hora en mi teléfono y tenía millones de llamadas perdidas de mi casa. Ya eran las 12 de la noche.--¡Es demasiado tarde!

-¿Por qué no te quedas a dormir?

-¿A dormir? No lo creo, además no les dije a mis padres que me iba a hacer un trabajo.

-Diles que te quedaste haciendo un trabajo con Katy y yo te llevo a tu casa mañana en la mañana y luego nos vamos juntos a la escuela.

Me quede pensando un momento. Era la primera vez que me quedaba a dormir con un chico.

-No lo sé.

-Tengo demasiado sueño para llevarte a tu casa ahora. –Se tiró en la cama.

-Bien, les diré que me quedaré. –Marqué el número de mi casa y al tercer timbrazo me contestaron.

-_______ ¿Dónde estás? Tu padre está preocupado.

-Estoy en casa de Katy, una amiga y me quedaré a dormir con ella, llego mañana temprano.

-¿Quién te dio permiso para ir a su casa?

-No soy una niña, además tuve que hacer un trabajo para ciencias.

Se quedó en silencio, miré mi teléfono de nuevo para ver si había cortado.

-¿Hola? ¿Mamá esta hay?

-Sí, bien quédate ahí además ya es demasiado tarde para que vengas.

-Gracias, besos. –Colgué. –Me quedaré a dormir.

Miré la cama y a Ross una y otra vez.

-¿Qué? –Preguntó.

-Nada…es que ¿Dónde dormiré?

-Aquí.

-Bueno, ¿me prestas el baño un momento?

-Claro.

Salí de la habitación y entre al baño soltando un largo suspiro. Es imposible que haga esto. Se escucharon tres toques en la puerta.

-¿Estas bien? Tengo una camiseta para que te la pongas. –Abrí la puerta y apareció el con una camiseta blanca. La tome.

-Gracias –Cerré la puerta.

Me quite la ropa y mire la camiseta una vez más para ponérmela. Abrí la puerta y rápidamente  entre en la habitación. Ross se quedó mirándome por varios segundos.

-Wow, te queda bien. –Mire la camiseta de nuevo, me quedaba perfecta, justo en los muslos pero si levantaba los brazos seguro que se veía mi ropa interior. –Ya vengo, me voy a duchar.

Apagué la luz y me metí en la cama. Me cubrí con las sabanas hasta que me cubra el cuello. Me reí una y otra vez en mi mente por decir que no estoy lista para nada aun. Es obvio que yo haría todo lo que él me pidiera por alguna manera, quizás porque me gusta o porque tiene un don para conseguir siempre lo que quiere.

El sonido del agua se calmó e inmediatamente la puerta se abrió. Miré sobre las sabanas cuando estaba a punto de quitarse la toalla de la cintura. Avergonzada, me cubrí la cara con las manos y cerré los ojos.

Escuche unos pasos y luego jaló un poco las sabanas. Bien, gran progreso y aun no entre en pánico. Sentí su mano en mi cintura y abrí los ojos rápidamente. Mi corazón se disparó a mil y estaba sudando.

No tenía caso, esta iba a ser la noche más larga de mi vida.

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Voten y comenten que tal les pareció el capítulo de hoy. 

Más que una obsesión (Ross Lynch y ____)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora