Capítulo 3. La revelación.

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Dormí de maravilla, desperté radiante y renovada por primera vez en mi vida. Jamás me había sentido de esta manera, por primera vez alguien me defendió de las agresiones de Travis. Y además, la chica que tanto él desea. Alaska, ¿no habrá sido todo parte de un sueño? ¡Claro que no! Y mi brazo fracturado lo demuestra. Duele, y mucho, pero eso no evitará que este día, sea el mejor.
Es día de escuela, y recordarlo hizo que mi felicidad disminuyera en gran cantidad. ¿Quién me defenderá hoy? No estará Michelle, y Kate jamás ha sido capaz de hacerlo. Travis se vengará, y me temo que llegue a suceder conmigo. Es alguien peligroso, y he de mencionar que todo el instituto está siempre de su lado. De seguro al entrar todas las miradas de odio se posarán en mí, susurrando entre ellos posibles rumores que él inició. No me sorprendería si me llamasen puta lesbiana. Ya que él y su grupo, presenciaron lo inevitable. Con franqueza no esperaba que pasase, me pilló totalmente por sorpresa, pero claro, no me arrepiento. Me levanté de un brinco, esta vez no permitiré que nadie arruine la poca felicidad que he conseguido. Además, esta noche la velada se repetirá. Espero todo salga bien, no me gustaría estropearlo y alejar a la única persona que se ha interesado en mí. ¿Y ya mencioné que es maravillosa? Pues, lo es.
Tomé mi ropa, arreglé un poco mi cabello, y por primera vez apliqué más que rímel, agregué un delineado simple -fino-, y un poco de labial. Me sentía tan bien conmigo misma, que quería hacerle saber al resto del mundo lo segura y linda que me siento en este preciso momento. Bajé las escaleras, me despedí de mi madre, salí y comencé a caminar en dirección al instituto. Le dediqué una amplia sonrisa a todo aquel que se cruzó en mi camino. Quise enseñarle al mundo que hasta la persona más solitaria y amargada, puede estar sonriendo felizmente un día.

Al entrar al recinto, todo fue normal. Recibí las típicas y normales miradas despreciadas de ésas zorras engreídas, pero aparte de aquello, todo iba bien. Fui hasta mi taquilla, tomé mis libros y caminé hasta el salón de clases. Como siempre, fui la primera en entrar. Sonó la campana, tardando tres minutos más de lo normal, y los alumnos comenzaron a ingresar. Lo que me pareció sospechoso y más extraño aún, es que el grupo de Travis, incluyendo a Kate, no apareció en toda la hora. Quizás están tramando una venganza en mi contra, pero ¿Kate sería capaz de formar parte de ello? A éstas alturas, espero todo de todos. Además, la conozco demasiado. Si puede apuñalar a alguien por la espalda, lo hará. Conmigo no lo ha hecho, únicamente por conveniencia, ya que sé hasta sus más oscuros secretos. Aún así, sabe que no soy ésa clase de chica, pero si me llegase a hacer algo imperdonable; cómo participar en la venganza, dejaré a un lado la chica buena que no se mete con nadie, y conocerán mi lado feroz: el que nadie jamás ha conocido.
Mi cabeza estaba en otro planeta, en numerosas ocasiones el maestro me llamó la atención, por no estar al tanto de la clase. Muchas preguntas rondan por mi cabeza, y no encuentro la respuesta a ninguna de ellas. Y sí, más de una trata sobre Michelle. Finalmente terminó la clase, era hora de descanso, y esta vez no pretendía ir a la biblioteca, si no que me encargaría de investigar que se trama ese grupito fastidioso. Al salir del salón, todos me observaban, algunos susurraban entre ellos, y otros me demostraban sentir asco. Al principio me pareció normal, ya que acostumbro a recibir ese tipo de miradas, pero ésta vez ya era excesivo. Nunca me sentí tan observada en mi vida, y quería saber con desesperación qué estaba ocurriendo. Caminé por el pasillo, y la respuesta se respondió por sí sola. Había una fotografía mía pegada en todos lados, en cada casillero, en cada pared, e inclusive en puertas de salones. Abajo de la foto decía "lesbiana asquerosa" y claro, era photoshopeada, ya que salía besando y tocando a una mujer mayor, pero era tan evidente que no era yo, más que nada por el cuerpo de la chica en la que pusieron mi rostro. Envés de enfadarme, me causó mucha gracia, ya que todos, sin excepciones, habían caído y creído que realmente la de la fotografía era yo, y, por supuesto, que soy lesbiana. Tomé una, que justamente estaba en mi casillero, y comencé a reír a carcajadas. La atención volvió a mí, y se debía a que mi risa se hoyó en todo el recinto, y además, porque Travis estaba parado justo detrás de mí.
-¿Qué te causa tanta gracia, trola?
-Que inventes esta mierda tan divertida. Te recuerdo que Michelle fue quién me besó, y yo quedé igual e incluso más sorprendida que todos ustedes. No entiendo cuál es tu puto problema conmigo, y no me vengas con eso de que te quité la chica, porque ella se me acercó, y ella se fijó en mí, no yo en ella. Así que deja de estar tan jodido por eso, y madura, que te hace falta. -arrugué el papel tirándolo al suelo, y di un paso dispuesta a alejarme, pero sostuvo mi brazo deteniéndome.
-¿Te sientes tan poderosa por salir con la chica más guapa de la ciudad? Déjame recordarte yo algo. No eres nadie, y aunque salgas con Megan Fox o quién mierda sea, no dejarás de ser la perdedora que eres. Así que no te sientas tan segura de ti, que en dos segundos destruyo aún más tu estúpida vida. -dijo con una amplia sonrisa, tan amplia que me dieron unas inmensas ganas de quitársela, pero sabía que con palabras eso no sucedería.
No respondí, sólo reí con ironía, y al verlo distraído, ni siquiera lo pensé. Le di un puñetazo tan fuerte, que no logró sostenerse y cayó al suelo; además de que lo pillé desprevenido. No quise esperar a recibir insultos de su parte, así que arreglé mi chaqueta y desaparecí de ahí. Mi actitud me ha sorprendido demasiado. Jamás lo había enfrentado, y mucho menos golpeado. Nunca golpee a nadie, de hecho estoy contra la violencia. ¿Pero qué más iba a hacer? El idiota no entiende con nada, ni siquiera las palabras de alguien importante las toma en cuenta. Para él, su opinión es la única válida en el mundo. No entiendo como lo he podido soportar todos estos años, pero ya no más, sólo me quedan unos meses de clases y adiós instituto. No volveré a verle la cara a estas escorias que se hacen llamar humanos. No tolero la hipocresía, la falsedad, la discriminación, la gente petulante, egocéntrica e inconsecuente. Y todas esas características, describen a la perfección a todos los de aquí. No se salvan de aquella descripción más de tres personas. Por eso jamás he logrado encajar aquí, pero que más da, tan sólo tres meses y adiós altaneros de mierda. Pretendo pasar de ellos durante ese tiempo, y erradicar con todo esto de una vez.
Fui camino al patio trasero del instituto, me senté sobre una de las bancas, y Kate apareció frente a mí, sentándose a un lado.
-¿Qué quieres? -pregunté, indiferente.
-Quiero saber que cojones pasa contigo. ¿Cómo golpeas a Travis? ¿Estás demente o qué? -me reclamó en tono alto, casi gritando. De inmediato me levanté y me paré frente a ella, enfadada.
-¿También participaste en esa broma tan infantil y básica?
-¿Por qué? ¿También me golpearás si digo que sí? -se levantó también, más que desafiante.
-¿Y qué ganaría con hacerlo? Quiero decir, Travis se lo merecía, lleva toda una vida molestándome y haciendo conmigo lo que se le dá la puta gana. Por ende, en algún momento me haría explotar. ¿Pero tú? Sólo me decepcionas, y con tu reputación de mierda, es suficiente, no hace falta hacerte sentir más miserable y patética. -me voltee yéndome de ahí, y sus gritos me hicieron voltearme a oírla con más atención.
-¿Qué reputación? ¿La que tú no tienes? Soy popular, siempre te ha molestado, pero no creí que tu envidia era tan grande. Deja de ser tan patética y no me hables de esa forma, porque al menos soy alguien.
-Ahora entiendo porque te llevas tan bien con todos ellos: eres exactamente igual. Una decerebrada arrogante que piensa que por ser popular, tener calificaciones bajas, reputación de zorra; porque ésa tienes, y por ligarse con todos son superiores y son "alguien" como siempre dicen. Pero no, ¿qué será de ustedes luego? Sólo tienen sexo, se drogan y emborrachan, mientras reprueban cada materia. Jamás saldrán del instituto a ese paso, jamás tendrán una carrera, y mientras yo esté en la sima, con titulo y siendo realmente alguien, ustedes estarán hundidos en el jodido hoyo que se están metiendo. Y en ese entonces, volveré a refregarles en sus ridículas caras que los que no son nada, son y serán por siempre ustedes. Aunque piensen diferente.
La belleza no dura para siempre, la inteligencia sí, y para que lo sepas, en esta vida se consigue todo con la mente y no con el coño, ¡zorra asquerosa! -me desahogué por completo, era denigrante. Me fui dejándola boquiabierta y con muchas cosas que decir, pero sólo me fui, con mi dignidad lo suficientemente alta para sonreír más en cada paso que daba.
Sabía que estaba jugando con fuego, y qué en cualquier momento me quemaría terriblemente, dejando marcas de por vida. Meterse con Travis, es como meterse con el mismísimo diablo, pero por alguna razón no me importaba. Desde hoy, todo iba a cambiar. Partiendo por ellos, no dejaré que vuelvan a pisotearme, no más, ya ahorré el valor suficiente para enfrentarlos cada vez que intenten molestarme. Iba camino al tocador, cuando me detiene la callada, pero igual de decerebrada que el resto.
-¿Qué quieres, Brittany? ¿No crees qué con las fotografías fue suficiente? -suspiré, cansada de la situación.
-Tranquila, venía a decirte que Josh, Scarlett y yo, no tenemos nada que ver con esto. Todo fue planeado y hecho por Travis y Kate, nosotros estábamos escondidos en el armario del conserje fumando cuándo hicieron todo. Así que espero no estés enfadada con nosotros también, o al menos conmigo, que yo jamás he tenido nada contra ti. -sonaron tan reales sus palabras, que no pude evitar creerle. Aún así, mantuve mi postura firme y le recordé que también ha formado parte de burlas hacia mí.
-Me da igual quienes lo hicieron y quienes no. Todos en este instituto de mierda me han hecho la vida imposible desde que llegué, sin excepciones. Quizás ustedes no me hayan hecho nada, pero por sus miradas de desprecio y las carcajadas que hacían al oír bromas sobre mí, me cabreó mucho y es suficiente para pensar que también han formado parte de más de alguna broma pesada de Travis. Así que no me interesa tu amabilidad ahora Brittany, ahórratela para alguien que sea nuevo aquí y no haya pasado por todas sus humillaciones. -la hice a un lado, dándole un leve empujón, no con enfado, si no que soló la corrí permitiéndome el paso al tocador.
Una vez dentro, todas las chicas que estaban ahí, salieron de inmediato al verme. Quizás piensen que quiero cogérmelas y lamer sus coños. Reí al pasar esa idea por mi cabeza, luego fui hasta el espejo, arreglé mi cabello, lavé mis manos, las sequé y salí nuevamente caminando hasta mi taquilla por mis libros de la próxima clase. Me sentía diferente, me sentía viva. Quería que finalizasen rápido las clases y contarle todo a Michelle. Que por cierto, la veré esta noche. Dioses, ¿qué usaré? De sólo pensarlo, mis nervios invaden mi cuerpo apoderándose de el. Ella se viste con elegancia, pero sensual. Mientras que yo, blusas simples, suéteres, jeans viejos, y nada de accesorios para al menos destacar en algo. Suspiré y fui a mi última clase. ¡Al fin! Grité en mi mente.

El resto del día fue tal como lo esperaba. Las mismas miradas, los mismos susurros, pero sin Travis y su grupo detrás de mí burlándose como lo es diariamente. Creo que el haberles dejado ciertos puntos en claro, fue de gran ayuda. ¿Será que al fin toda esta pesadilla terminó? Lo dudo muchísimo, pero espero y así sea. Iba tranquilamente caminando por las calles en camino a casa, con mucha lentitud para ser franca, cuando una chica completamente desconocida para mí se me acercó, aterrorizada.
-¿Eres Alaska, no? -preguntó alterada, con mucha prisa.
-Sí, ¿por qué? ¿Quién eres?
-Aléjate de Michelle, no es como piensas. Es peligrosa, te lo advierto, aléjate mientras puedas. -dijo esto, y salió corriendo como si alguien estuviese detrás de ella.
Me pareció extraño, y no puedo negar que sentí miedo. Y es que, si alguien tan alterada y asustada corre hacia ti diciéndote que alguien es peligroso, es de temer. ¿Por qué será peligrosa? No lo entiendo. Seguí mi camino sin darle importancia a la chica y sus palabras, doblé por uno de aquellos angostos pasajes, como acostumbro a mirar mis pies al caminar, no me enteré de nada de lo que estaba pasando, hasta que pisé un pequeño charco de sangre, alcé la vista y lo que mis ojos estaban viendo, era de no creerlo. Una película de terror frente a mí, y la protagonista no era nada más ni nada menos que la señorita Michelle. No sabía si huir de ahí, o acercarme y preguntar que está sucediendo. Sin darme cuenta, mis pies avanzaban acercándose poco a poco a la espantosa escena.
-Michelle, ¿qué mierda estás haciendo? -mi llegada le sorprendió, soltó al tipo a quién tenía acorralado con un arma, soltándola y acercándose a mí. El chico se levantó y corrió por su vida. Comencé a dar pasos hacia atrás, sin entender; con mucho miedo, estaba presenciando a una asesina en serie. Debe ser así, había sangre esparcida por todo el suelo, un chico herido más el que huyó sin pensarlo.
-Puedo explicártelo -dijo mientras se acercaba.
-No hay nada que explicar, ¡aléjate de mí! -di media vuelta y comencé a correr, y sentía pasos tras de mí, lo que significaba que me estaba persiguiendo. Evidentemente el miedo aumentó, después de todo, que alguien que ha cometido homicidios salga corriendo detrás de ti, es aterrador. Aunque su intención no sea lastimarte, da miedo de todas formas. Llegué a un callejón sin salida, y sólo atiné a aventarle mi bolso en el rostro.
-Tranquila, puedo explicártelo, no te lastimaré, te lo prometo -se acercó, acorralándome en la pared. Y no tuve otra alternativa más que escucharla-. Me gano la vida traficando todo tipo de drogas, en esta ciudad son muy escasas y me va muy bien. Por eso he venido. Y no mato a cualquiera, no soy mala. Sólo a los que se meten con mi gente, y claro, a aquellos que se endeudan por mucho tiempo. -lo dijo tan indiferente, como si su "trabajo" fuese de lo más normal.
-Con mayor razón te quiero lejos de mí. No quiero involucrarme con gente como tú, paso de ello. Ahora déjame ir, debo llegar a casa. -traté de hacerme a un lado, pero puso sus manos en mis brazos apretándolos con fuerza.
-No debes temerme, tengo mucho dinero, puedo hacerte feliz.
-Me importa una puta mierda tu dinero, y suéltame que me estás lastimando. -me zafé de ella, tomé mi bolso y caminé deprisa a casa.

¿Arriesgarse o escapar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora