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—Canadá, ¿Qué carajo te pasa? Me arrastraste por toda la maldita casa — respondió enojado el dueño de la misma entrando a su oficina, mientras Canadá entraba después de él.

—Sucede, hermano, que para empezar, te llevas mi auto, y no sé nada de ti por 4 días, cuando llego a tú territorio me doy con la sorpresa que ni siquiera estás en tu casa, encima de ello, contactos míos me dijeron que hiciste una reunión, DE LA QUE YO NO ESTABA INFORMADO— replico inmediatamente cerrando la puerta tras de sí.

El peruano suspiro pesadamente ante el drama de su hermano, no era la primera vez que le hacia la misma escena a escondidas de todos, incluyendo a Rusia e incluso sus padres.

—Canadá, hoy no por favor, solo quiero dormir— menciono tomando asiento en su escritorio —Además ya sé que me lleve tu auto, pero fuera de eso yo tengo la autoridad y la edad para hacer lo que quiera, así que, si dejaras de reprocharme cualquier cosa que no te parezca correcta, te lo agradecería—

De manera extraña y terroríficamente rápida, Canadá cambio de su expresión furiosa a una más tranquila.

—Tienes razón, dejemos eso de lado, hablemos de la verdadera razón por la que venía— Continuo, echándole seguro a la puerta para que no los interrumpieran bajo la mirada curiosa del peruano, que decidió pararse para conversar de pie.

—¿y eso es...?—

— ¿Por qué no has respondido a los papeles que te he enviado hace más de 8 meses? —

—No le veo la necesidad, ya sabes la respuesta—

—Ni siquiera te das la molestia de leer los papeles—

—¿Para qué? Siempre me lo repiten tú y nuestro padre— el canadiense apretó su dientes entre si por la necedad de su menor. —Ahora si eso es todo, yo me voy—

El peruano digno a irse se detuvo otra vez por su hermano que seguía de insistente.

—¿Por qué se te hace tan difícil firmar ese documento Peru?—

—Porque estoy cómodo como estoy, tú también estas económicamente bien, no veo ni quiero la necesidad tener que formar una maldita confederación—

—Tú no sabes lo que quieres —

—A ti no te importa lo que quiero—.

— ¡Porque esto no se trata de lo que quieres Peru! Sino de lo que necesitas— Reclamo arrinconándolo entre la puerta y su cuerpo —y tú, me necesitas a mí—

—Mierda Canadá—

—Me lo debes Perú y lo sabes— antes de siquiera continuar el canadiense silencio cuando sintió algo presionar contra su pecho, bajo la mirada encontrándose con él arma de Peru apuntándolo.

—Parece que olvidas que siempre tengo–

—Un arma contigo, por dios Peru se más original, ya lo sé— como si fuera cosa de todos los días, respondió la más natural posible, más el contacto visual no se rompió, hasta que el teléfono de Peru sonó.

Este contesto, se trataba de Rusia quien le avisaba que los latinos ya se retiraban, y que ya iban a entrar.

El canadiense se separó para que el peruano respondiera, más apenas término la llamada comento:

—Me quedare a dormir esta noche—

—Ok—

—iré a mi cuarto de siempre—

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2022 ⏰

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