YoonGi mantenía una sonrisa radiante mientras miraba a su futuro esposo frente a él, ambos de pie en el altar mientras tenían sus manos juntas, soltando un sí acepto antes de poder besarse para concretar totalmente aquel acuerdo de por vida, porque juraron amarse para siempre.
Jungkook durante el vals junto a su ahora esposo no podía dejar de sonreir, viendo al tierno chico frente a él, el cual soltaba algunas lágrimas al no poder contener lo feliz que se sentía en ese momento, era el mejor día de toda su vida, estaba casado con el hombre que llevaba años amando, el hombre con el cuál quería formar una familia.
-No puedo imaginar una vida sin ti.
Habló el más bajo entre sollozos, recibiendo un abrazo por parte de Jungkook el cual daba besos en todo su rostro, repitiendole una y otra vez cuanto lo amaba, esperando que aquel momento durara para siempre, porque sabía que ambos pensaban igual, ninguno podía vivir sin él otro, porque sus corazones se necesitaban mutuamente y Jungkook tampoco podía imaginar una vida sin su amado.
El amor entre ambos duró muchas horas aquella noche, seguido de días en los cuales se lo demostraban cada vez que tenían tiempo, seguido de meses en los que periódicamente celebraban su aniversario pasando mucho tiempo juntos en aquella fecha exacta, seguido de años en los cuales formaron una hermosa familia con dos bellos hijos, YoonGi era el más feliz con lo último ya que sus preciados hijos tenían las mismas facciones que Jungkook lo cual hacía que lo extrañara un poco menos cada vez que el contrario estaba trabajando.
Todos pensarían que aquella promesa de amarse para siempre sería cumplida por ambos, porque eran la pareja perfecta y la más feliz que cualquiera pudo ver en mucho tiempo, sin embargo todo tiene un final, todo cuelga de un hilo el cual se puede cortar al mínimo descuido.
YoonGi supo aquello mientras estaba esperando a su esposo en la sala, sus pequeños dormían plácidamente y él simplemente bebía un té mientras esperaba a su amado para darle algo de comer antes de ir a la cama, YoonGi jamás espero aquella llamada, de solo escuchar aquello terminó de rodillas en el suelo mientras intentaba creer que todo era una mala pesadilla, que nada de eso estaba pasando y simplemente iba a despertar en cualquier momento.
Jamás despertó, Jungkook jamás llegó aquella noche y todo parecía ir en cámara rápida para YoonGi, no podía entender que pasaba a su alrededor, estuvo fuera de si mismo hasta que noto que seguía en casa, con la misma pijama de su esposo que utilizaba cuando recibió la llamada, notó que toda su familia estaba ahí repentinamente y vio a sus hijos llorar desconsoladamente mientras abrazaban a sus abuelos, YoonGi entendió que todo era real cuando se acercó al ataud en medio de la sala y vio a su querido esposo ahí, usaba un hermoso traje y parecía simplemente dormido, YoonGi lloro con fuerza contra el ataud al saber que todo era real, había perdido a la persona que más amaba, había perdido al padre de sus hijos, lloró al no saber que hacer sin el mayor pilar de su vida.
YoonGi lloro por horas pidiéndole al cuerpo de su amado que despertara, que le dijera que lo amaba, que no podía estar sin él.
YoonGi lloró sin detenerse mientras veía como el ataud bajaba en aquella profunda y obscura tumba.
(...)
-No puedo imaginar una vida sin ti...
Aquello fue lo último que decía la carta que se encontró junto al cuerpo de Min Yoongi un 20 de Agosto, justo el día en el cual se cumplían dos meses desde que Jeon Jungkook había fallecido en un accidente automovilistico por culpa de un conductor ebrio que impacto contra él.
Se habían prometido amor eterno y YoonGi no podía seguir sin él, no podía estar sin su compañero de vida, por lo mismo decidió buscarlo en otra vida, intentando cumplir su promesa de amor eterno.
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