II

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Una noche más en vela, no esperando nada, pero esperando al mismo tiempo algo.

¿Qué día será?, quisiera no saberlo...

Sentado frente a la ventana espera por una luna que no hará aparición, oscuras nubes cubren el cielo en su totalidad y espera que las mejoras que le había hecho al viejo cobertizo sean de alguna ayuda para soportar esa tormenta que se avecina. Una noche de lluvia infinita. Es inevitable para él no rememorar su primer día ahí cuando el clima es exactamente el mismo que lo recibió.

Así que sólo cierra los ojos y se abraza a sus rodillas mientras se deja llevar por el agridulce sabor de su niñez.

En un convento que daba refugio a cuantos niños sin hogar pudiera albergar, su infancia se resume en reír sin control y ser de lo más desastroso que un niño podía ser. Algo que no se veía cambiar, hasta que cumplió 8 años un padre que jamás había conocido fue a recogerlo, un padre que jamás acompaño a su enferma madre en sus últimos días cuando falleció. No pregunto nada ni hizo berrinches como sus cuidadoras temieron, después de todo no era secreto para nadie cuánto extrañaba a su madre, cómo cualquier niño de cinco años de edad lloraba todas las noches hasta dormir esperando por el consuelo de su madre. Hasta que un día se dio cuenta que por más que llorara, su madre no regresaría a consolarlo. Y es que no necesitaba llorar para hacerle saber a las cuidadoras que seguía extrañando a su mamá.

Y en ese momento que todos sus amigos parecían tan alegres por él, llegó a pensar que debía de estar feliz, como todo el mundo decía debía estar. Feliz porque el padre que recién conocía se lo llevaba del que consideraba su hogar desde que quedó huérfano.

Aun cuando él no se quería ir, todos le decían que eso fue lo mejor que le pudo haber pasado, de huérfano a hijo del gran mercader Jeon.

La felicidad que le dijeron debía sentir, nunca llegó.

Una a una, fueron cambiando todas las cosas que lo hacía Jungkook, hasta convertirlo en Jeon Jungkook, heredero de la compañía Jeon.

A sus 13 años de edad, ya era casi todo un experto en la compañía, pues desde que llego a esa cosa lo educaron para serlo. Siendo así eran pocas las veces que había visitado el pueblo, y aún menos las que se le permitían salir fuera de la propiedad Jeon, que al ser muy extensa tenía variedad de lugares a dónde ir, razón principal por la que nunca pidió más de lo que se le daba. Y entre todos esos rincones, ese día eligió leer bajo ese árbol.

Definitivamente esa, fue la primera vez que se sintió feliz de haber dejado el orfanato. Una primera vez que se convirtió en felicidad por tener esa vida ya que así tuvo la oportunidad de conocer a Kim Taehyung.

Con dos años de diferencia en edad, Taehyung no le parecía muy maduro al pequeño Jungkook que lo seguía de cerca para evitar cualquier incidente como el que paso la primera vez que lo conoció.

Un anillo, un regalo por parte de su madre fue brutalmente secuestrado por esos rapaces pajarillos amantes de lo brillante y por ello tuvo que escalar ese peligroso árbol de varios metros de altura para lograr recuperarlo, lo cual logro. Pero, la maldad almacenada en esos pequeños cuerpos plumíferos no podían verlo triunfar, y por eso lo atacaban con insistencia haciéndolo huir a la propiedad más cercana (la de los Jeon). Hasta que, su valiente héroe descendió con rapidez de la colina para ayudarlo (palabras del mismo Taehyung).

La pena por ser alabado de esa forma, fue mínima cuando el mayor lo decía con verdadera admiración.

Y es que le encantaba estar con el mayor, porque sólo tenía que ser Jungkook, no el hijo del mercader, tampoco el heredero de los Jeon, ni mucho menos el hijo ilegitimo que recogieron a falta de un heredero legítimo, para Taehyung él sólo era Jungkook. Al mismo tiempo el menor siempre considero a su mayor sólo Taehyung, no el hijo del duque Kim, tampoco el próximo duque Kim, sólo Taehyung.

— ¿Qué buscamos el día de hoy, hyung?

Ese día como muchos otros, Taehyung había entrado infraganti a la propiedad Jeon. Y, como era costumbre un emocionado Jungkook esperaba por él para hacer cualquier cosa que la basta imaginación del mayor los llevara a hacer.

— Vamos a capturar a una peligrosa bestia

La cara de espanto del menor fue algo que el castaño guardaría con adoración, como cada tierna expresión que le regalaba.

— No hyung, si es peligroso podemos decirles a los guardias de la casa principal — recomendaba alarmado.

Con los nervios de punta observa a todas direcciones del bosque, que conforma un poco más de la mitad de la propiedad Jeon. Y escuchar el crujir de unas hojas a sus espaldas casi se le escapa el  alma. Con temor por voltear sujeta el ante brazo del castaño en señal para correr por sus vidas, pero este lo ignora y los gira a ambos. Logrando que el asustadizo pelinegro lo abrace como si su vida dependiese de ello.

Claro que escuchar un chillón ladrido es lo último que esperaría y sentir como el pecho del mayor no deja de temblar lo hace separase lo suficiente para ver a un colorado Taehyung aguantar la risa. Y cuando por fin lo mira deja salir una carcajada que es acompañada de pequeños ladridos, al girar y visualizar a la temible bestia peluda entiende el porqué de la risa ajena. Un pequeño can ladra contento, mientras mueve su colita y corre en círculos cerca de ellos.

— Te gusta tomarme el pelo, ¿verdad? — murmura avergonzado.

— A decir verdad, me encanta.

Una afirmativa que le hizo saltar el corazón, por la simple palabra que la acompaño.

— De hecho, podría decir que cualquier cosa que tenga que ver contigo, me encanta — asegura, claro sólo para rematar el pequeño corazón de Jeon.

— Pues, ¡a mí me encantas más tú hyung!

Eso no es lo que esperaba soltar, pero tampoco se quiso retractar, no es algo que haya dicho por impulso, sólo tomo la oportunidad. Y el silencio que recibió estuvo a un segundo de hacerlo llorar, de no ser por unos fuertes brazos que lo cargaron por la cintura haciéndolo girar, seguido de muchos besitos que fueron repartidos por todo su rostro sonrojado.

—Espero que eso sea una confesión pequeño, porque a mí también me encantas demasiado.

Ahora con 15 y 17 años de edad respectivamente, con 3 años de haberse conocido, iniciaron una relación más allá de la amistad.

Un límite que ninguno debió de cruzar.

𝙄𝙛 𝙄 𝙘𝙡𝙤𝙨𝙚 𝙢𝙮 𝙚𝙮𝙚𝙨 / 𝘛𝘢𝘦𝘬𝘰𝘰𝘬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora