Capítulo 2

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Cuando muchas personas se reúnen para beber alegremente, suelen dividirse en dos grupos. Aquellos que tienen poca tolerancia al alcohol y se limitan a beber en la medida justa, y otros que beben como si no existiera un mañana. El grupo de hoy pertenece a este último.

—Oye, dame otro trago.

Ji-won se las arregló para levantar su vaso a pesar de tener los ojos nublados. Sin embargo, no hubo una persona lo suficientemente generosa que pudiera ofrecerle un trago amablemente a este hombre que ya estaba borracho y arruinado.

—Deja de beber, hombre. Estás muy borracho.

Ji-won era consciente de esto. No era una persona con poderes mágicos, pero los objetos frente a él se veían distorsionados de dos o tres formas diferentes. Estaba tan borracho que podía escuchar el sonido de su lengua saliendo de su boca. Abrió dos botellas de soju para seguir bebiendo, ya no podía estar sobrio después de esto.

No quería hacer esto desde el principio. Obviamente, Ji-won se sintió muy bien cuando salió de su casa. Estaba emocionado por ver los nuevos rostros de los estudiantes de primer año y por beber con la gente del departamento después de mucho tiempo.

Y lo hizo, pero...

Todo se arruinó por alguien que apareció inesperadamente. En algún momento, mientras brindaba y bebía, mis ojos se volvieron hacia un lugar sin darme cuenta.

Han Jae-won estaba sentado allí. Cada vez que lo veía hablar con la persona a su lado o bebiendo mientras sonreía, algo surgía en su interior.

...Eh.

...Algo como eso.

Qué asco, vete a la mierda.

A partir de ese momento, los ojos de Ji-won, que no ocultaban su desprecio, empezaron a desbordarse como un loco caballo salvaje. Ya había bebido un montón de vasos rebosantes de soju. Sus amigos, que habían salido del ejército, llenaron su vaso diciendo que lo dejarían pasar sólo por esta vez.

Como resultado, por supuesto, estaba muy borracho. Dos amigos lo ayudaron como si fuera un paciente de algún hospital, ya que sus piernas le temblaban y era incapaz de ponerse de pie correctamente.

—¿Qué hago con este bastardo? ¿No vive muy lejos?

—Dámelo. Me lo llevaré.

—Está bien Tae jin. Espero que no te de muchos problemas.

Sin saber que había una conversación acerca de él por encima de su cabeza, Ji-won miró hacia adelante con una mirada borrosa. Después de un rato, encontró algo y apretó los dientes con fuerza.

Como si se hubiera aplicado algún tipo de efecto de vídeo, su entorno estaba borroso y sólo se veía claramente el rostro de una persona, como si sus ojos lo hubieran enfocado. Era Han Jae-won, de pie bajo una farola con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero de oveja.

...Maldito, hijo de puta, bastardo.

Estaba tan furioso que sentía cómo iba surgiendo una erupción volcánica en su interior. Con los ojos fijos en su desafortunada cara, Ji-won se quitó de encima los brazos de sus amigos y comenzó a dar unos pasos tambaleándose.

—¡Eh, Noh Ji-won! ¿A dónde vas?

—...suéltame.

Ji-won se resistió repetidamente ante Lee Tae-jin, que lo agarraba a toda prisa, y continuó caminando mientras se tambaleaba y tropezaba.

Fue entonces que Han Jae-won, que estaba mirando a las mujeres que le hablaban delante de él, de repente giró su cabeza hacia la dirección de Ji-won.

Te conocí en un puente de una sola maderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora