Te conocí en un puente de una sola madera

Capítulo 4

—¿Qué?

—Déjame hablar contigo un segundo.

—¿No escuchaste al conductor? Quiere que subamos.

—Entonces subamos juntos... Realmente no lo recuerdo.

El cambio de actitud, parecido a un rayo, fue vergonzoso, pero no tenía otra opción. Atrás quedaron los días en los que podía darle importancia a esas estupideces. Era inútil tratar de detener algo que inevitablemente sucedería después.

Haa, vio a Han Jae-won suspirando repetidamente. Se pasó la mano que no tenía lastimada por encima de su fino cabello, y dijo con un tono que mostraba signos de desgano.

—Sube.

* * *

Había silencio en el taxi. Sólo se escuchaba los bocinazos que hacia el conductor y alguna que otra palabrota que escupía de vez en cuando mientras conducía.

En un momento dado, se sintió un poco ansioso porque estaba fuera de un lugar conocido, pero no mostró mucho orgullo. Pero por si acaso, sacó su teléfono y envió rápidamente un mensaje de texto a Lee Tae-jin.

[Estoy con Han Jae-won ahora]

[Si después no te pones en contacto conmigo, ese bastardo será el culpable]

Esperó ansiosamente una respuesta, pero el teléfono siguió en silencio. Ji-won se lamió el labio inferior con nerviosismo. Estaba a punto de ser arrastrado sin saber su destino, pero la idea de que su mejor amigo estuviera coqueteando con su novia sin saber nada de esto, le hizo sentir triste.

¿Hasta dónde vamos realmente?

Las quejas quedaron en segundo plano, y el taxi se detuvo en el arcén, encendiendo las luces intermitentes unos cinco minutos más tarde. Ji-won también se bajó del taxi siguiendo al hombre que se bajó primero sin decir nada.

Incluso después de bajarse, de igual manera era tratado como si no estuviera allí. Ji-won expresó su silenciosa insatisfacción mientras caminaba junto al hombre que se alejaba a grandes pasos.

¿Debería solo dejarlo?

Tan pronto como pensó en ello, Han Jae-won se detuvo y miró hacia atrás.

—Sígueme.

Había una cafetería en el lugar donde señaló con la barbilla. Era la primera vez que Ji-won asistía a ese lugar, así que el interior no le resultaba familiar.

Nada más entrar, había tantas flores decorando el interior que le recordó a una florería. También había macetas con hojas anchas y tan altas como un ser humano, e incluso en una esquina había una gran corona de arco, de esas que sólo podrían encontrarse en un salón de bodas al aire libre.

¿Qué demonios es este lugar? Sólo con ver el nombre, parece que es un café...

Mientras Ji-won observaba la identidad del lugar, Han Jae-won se dirigió al mostrador. La mujer que salía de la sala de personal, le sonrió alegremente, y rápidamente se sorprendió al ver el vendaje envuelto alrededor de su brazo.

—¿Qué te ha pasado en el brazo, estás herido?

—Me encontré con un tipo loco.

Los hombros de Ji-won se estremecieron. Las palabras, que obviamente habían sido pronunciadas a propósito, fueron ofensivas, pero teniendo en cuenta que Lee Tae-jin había dicho que —Te precipitaste como un toro loco—no parecía haber lugar para objeciones.