La humana

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Bajo la luz del sol matutino caminaba una chica de alrededor de 16 años, llevaba un top negro de tirantes debajo de una sudadera verde grisácea y un short corto, su cabello castaño tenía un par de mechones blancos e iba recogido en un apresurado moño, detrás de su cabello, casi indistinguibles ya que estaban tapadas, habían dos orejas muy extrañas porque, por muy poco, casi podían describirse como puntiagudas, era bastante evidente que el propósito de sus mechones sueltos era ocultarlas de las miradas curiosas. Sus ojos inusualmente amarillos estaban perdidos en el horizonte mientras escuchaba "Brutal" de Olivia Rodrigo, su piel era clara, llevaba un pequeño bolso colgado de su hombro en donde guardaba su teléfono y seguramente su dinero y en su mano derecha llevaba dos bolsas, una grande que parecía estar llena de objetos de diferentes tipos y tamaños y una un poco más pequeña que parecía llevar cosas más específicas.

Se detuvo en seco y se quitó los auriculares de sus casi puntiagudas orejas para mirar a su alrededor, al otro lado de la calle se hallaba una mujer morena, de pelo castaño recogido en un moño y ojos café detrás de unas gafas rojas, llevaba un bolso e iba vestida como enfermera, seguramente a eso se dedicaba, junto a ella se encontraba una chica morena, de pelo castaño oscuro corto y ojos cafés, de alrededor de 13 años, iba vestida con una sudadera manga corta con capucha de orejas de gato morada y blanca en la parte de abajo y un short gris de talle alto, - Debe ser su hija- pensó. Desde su posición logró escuchar como la mujer hablaba con la chica y decía - Hija, tu mundo de fantasía te está perjudicando, ¿Tienes algún amigo? Uno real, no imaginario ni dibujado.... Ni reptiliano- hizo una pausa y siguió -El campamento de verano es tu oportunidad de hacer amigos pero tienes que intentarlo ¿Puedes hacerlo?- la mujer miró a su hija y esta avanzó un par de pasos hasta un cubo de basura - Sí, mamá- respondió mientras dejaba un libro dentro del cubo «Pobre nerd
inadaptada» pensó la chica que observaba la escena desde el otro lado de la calle, sus ojos amarillos habían cobrado una expresión compasiva. La mujer de pelo castaño besó a su hija en la cabeza y se despidió, la chica de ojos amarillos volvió a mirar alrededor y siguió su camino, esta vez sin colocarse los auriculares de nuevo; a sus espaldas la chica de pelo corto empezó a revolver la basura en busca de su libro, claramente no aguantó tener que tirar algo tan preciado y siendo sinceros ¿Que clase de persona aguantaría hacerlo? Después de alejarse lo suficiente como para no ser vista, la chica cruzó la vía y asegurándose de nuevo de que nadie fuera capaz de verla se adentró entre los árboles con cautela por si alguien pasaba por la acera o la calle, poco a poco entre los árboles se iban agrandando las ruinas de una vieja casa de madera, era claro que nadie había vivido allí desde hace muchísimos años, atravesando el porche mohoso y a través del podrido marco donde se suponía debía de estar la puerta, dentro de la casa vieja y oscura se encontraba una puerta de madera con un gigantesco ojo amarillo en el centro, se quedó quieta unos momentos viendo hacia el marco de la puerta, esperando a que alguien más cruzara el podrido marco, pero nadie llegó, así que cruzó la puerta que tenía el ojo amarillo, dejándola entre abierta, y llegó a una especie de tienda llena de objetos para nada inusuales pero más bien prácticamente inútiles, como refrigeradoras viejas, baterías que ya casi ni servían, paraguas agujereados o televisores rotos, así como teléfonos que parecían no estar en tan mal estado, siguió recto hasta una abertura saliendo a una especie de calle llena de quioscos y tiendas llenas de cosas bastante inusuales casi o igual de inusuales que las personas que los vendían o compraban, al menos para cualquiera que no los hubiera visto nunca, sin embargo entre esos inusuales puestos de venta había un puesto lleno de cosas bastante normales aunque para sus compradores no parecían serlo y parecía que nunca hubieran visto esas cosas antes, detrás del mostrador había una mujer alta su piel era increíblemente pálida tanto que podía decirse que era blanca o gris muy claro, su pelo era gris con grandes mechones blancos, aunque es difícil decir que su pelo era gris ya que bien podrían ser canas porque la mujer aparentaba tener bastante edad, llevaba puesto un pañuelo alrededor de la cabeza y un vestido rojo rasgado en la parte de abajo con unos tacones también rojos, en su pecho tenía una especie de joya amarilla, el mismo color que sus ojos y aretes
- ¿Que tal la expedición de hoy?- pronunció la mujer, seguido de eso la chica levantó la bolsa más grande en señal de demostración - Veo que trajiste muchas cosas, ¿Donde está Owlbert?- la chica se acercó a entregarle el saco y respondió
- Nos separamos pero no debe
tardar- al ver como la mujer empezaba a botar la mitad de cosas que había llevado su cara tomó una expresión irritada
- ¿Porque sigues botando la mayoría de las cosas que traigo?, Te dije que esas cosas son más valiosas que esas otras- señaló los objetos que estaban sobre la mesa
- Y yo te dije que a la gente no le interesan las cosas que traes, a la gente le interesan los inventos novedosos cómo este- replicó mostrando una flor que había sujetado a su ropa y lanzó un chorro de agua a la cara de la chica quién no se puso muy feliz con ese gesto
- Si tanto te molesta que los bote te dije que podías quedártelos para tus inventos y por cierto ¿Puedes hacer otro de esos?... Como los llamas? Ammmm ele.. ele... Electri- La mujer no lograba encontrar la palabra correcta -Generador eléctrico?- escurriendo su ropa mojada
-¡Sí, eso! Había un cliente muy interesado en el, dijo que le serviría para torturar a sus enemigos por las descargas eléc..tricas que daba pero no sé lo pude vender porque era tuyo, ¿Puedes hacer otro?- miró a la chica como en señal de súplica y está respondió
- Está bien pero ocuparé más materiales- dicho esto la mujer y la chica se dirigieron a la mesa para seguir con sus ventas sin embargo en ese momento, de la tienda que había atrás de ellas, salió un pequeño búho arrastrando un gran saco con su pequeño pico
-¡Ahí estás!- exclamó la mujer -¿Que trajiste?- La mujer tomó el saco y luego al búho y lo colocó en la punta de un bastón, dándole un par de vueltas el búho se convirtió en un objeto inanimado de madera lo cuál no pareció extrañar a nadie del lugar, luego de eso empezó a revisar cada uno de los artículos que habían en el saco, mientras que la chica vió algo moverse dentro de la tienda, mas decidió ignorarlo pensando que era su imaginación, no obstante la mujer sacó un libro que la chica creyó reconocer y en el segundo que la mayor estuvo a punto de quemarlo, de la tienda, salió la chica "rarita" de antes agarrando el libro a toda prisa - ¡Disculpa, lo siento, es mío , gracias!- exclamó la chica volviendo a entrar en la tienda e intentó pasar por la puerta con el ojo amarillo pero en ese instante la puerta se cerró, la chica volvió a ver hacia atrás con terror y se quedó contemplando la figura de la mujer por unos instantes - Tú no irás a ningún lado- sentenció mientras que la joven morena levantaba una parte de la carpa para huir , entre tanto la chica de mechones blancos estaba confundida y nerviosa pero se tranquilizó un poco al recordar que nadie la había seguido y que todo era culpa del búho.

Gold Means Love [The Owl House x _____/ Hunter x _____]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora