En algún momento dejó de respirar cuando corría colina arriba, sintiendo el mar espeso del sonido de las olas, golpeando contra las piedras inmensas. El ardor que procedía de sus piernas era una advertencia de lo mucho que se encontraba resistiendo y por lo cual, era un mensaje claro que necesita detenerse. Las rodillas, que ahora estaban llenas de mugre y otras cosas más, sangraban juntos a sus muslos después de haber sido arrastrada de su cabellera por las escaleras. Ahora, esta se le pegaba a su piel húmeda por la tormenta que azotaba aquel día.Se suponía que sería una tarde de celebración familiar por el séptimo cumpleaños de su hermana en Calabria, la ciudad en donde creció la mayor parte de sus mejores recuerdos y que estaba siendo manchada en sangre total.
La fuerte vibración de los rayos recorría todos sus huesos mientras no podía dejar de escuchar a su madre, que le decía que era mejor desistir cuando era necesario, pero se sentía cobarde al hacerlo. Muy cobarde al dejarlos en casa con todos esos hombres armados que ahora la seguían cada más cerca. Sus lágrimas se confundían con la lluvia, con la rabia y desespero ardiente mientras escuchaba el sonido de su propio corazón, o tal vez eran las balas que provenían de la caballa en la que había estado.
Toda su vida se detuvo cuando vio inmensos hombres que le triplicaban el tamaño del suyo y en vez de quedarse paralizada, con sus manos empezó a escarbar un reducido orificio del tronco de un árbol. La habían encerrado como una pequeña liebre temerosa, pero era fuerte. Era increíblemente fuerte a pesar de estar asustada con sus ojos llenos de lágrimas.
Ya no había ruido de su respiración escasa, incluso pudo creer que los rayos dejaron de sonar por unos segundos, segundos que valían demasiado en su vida. Podría haber corrido como lo seguía haciendo, hasta llegar a un lugar remoto de Calabria que sea seguro para volver por su hermana. Haría todo por regresar a reencontrarse. Por eso se mantuvo inmóvil y en silencio cuando se acercaban cada vez más.
—¿Dónde está?—La pregunta del hombre no fue respondida. Claro que ninguno de ellos se atrevería a contestarla, al menos si querían seguir respirando—. ¡Tú! ¿Dónde se encuentra la cría, eh?
—La niña se escabullo en el momento que llegamos, no ha pasado mucho tiempo de eso y le aseguro que está aquí mismo.
—Salió corriendo—Vuelve a repetir pasándose la mano por su mandíbula y cara varias veces riéndose como si hubiese dicho algo gracioso. Es tan veloz que ni siquiera da oportunidad de parpadear cuando el sonido de un cuerpo inerte había impactado contra el piso. Crudo y sin empatía alguna—. La quiero ya, no me importa lo que tengan que hacer. Viva, sin rasguños o ustedes serán los siguientes sin nombres que se encuentren en el callejón. ¡Fuori da qui!
Ella se había encogido en sí misma sin despegar los ojos del cuerpo que se enfriaba. No podía gritar en absoluto, aunque su garganta lo añoraba con mucho fervor. Se sentía asechada por ese hombre que le atravesaba una cicatriz en todo el ojo izquierdo. Ojos congelados en la belleza injusta que irradiaba el ámbar. No era viejo, pero tampoco absolutamente joven. Tenía un poco de sobrepeso y vestía raras prendas que de cierta forma lo hacían asfixiantemente elegante. Este hombre venía por ella y no descansaría hasta llevársela.
El tiempo se volvió relativo y no salió a pesar de que sus huesos se encontraban helados, sus costillas se retorcían entre sí y la sangre se secó. El silencio se había convertido en un arma peligrosa que estaba decidida a enfrentarse. Sus pies temblaban cuando dejo su posición fetal y emergía del suelo mirando a todos lados. Solo. No había absolutamente nadie que la acompañara más que la lluvia que cedía. Pero eso no la hizo calmarse, al contrario, se encontraba más alerta que nunca.
Su padre le había enseñado a no confiarse ni de su propia sombra, siempre a anticipar y pensar hasta de lo improbable. Fue un militar importante de renombre, tanto que en su oficina lucia con orgullo medallas que nunca terminaría de contar. En vez de pasar las tardes de té con su madre y hermana, se encontraba en su oficina sentada, totalmente hipnotizada encima del escritorio, escuchando sus misiones mientras comía un buen pedazo de Cannoli.
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INEFABLE [+21] PROXIMAMENTE
General FictionDespués de un ataque exitoso hacia el muy importante General James Williams en una misión en la que muere fríamente, se hace un llamado a los soldados más sobresalientes de la organización de inteligencia internacional. ¿Como lo hizo? ¿Quién o quié...