ELLA

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-Entonces filtro de aire, filtro de aceite, anticongelante y aceite, ¿Es todo lo que necesitamos?- preguntó Jacob mientras Robin asentia observando su lista. Habían pasado unas semanas después de aquella cena tan... Interesante, el motor ya estába listo y montado, ya solo faltaban unos detalles y el auto estaría como nuevo.

-Oigan, no entiendo que estoy haciendo mal - refunfuñó la castaña que estaba tratando de montar una de las llantas al carro, al paso del tiempo Bella se había aburrido de estar sin hacer nada, así que la pusieron a qué practicara el cómo se cambiaba una llanta. La castaña se encontraba con la cara llena de grasa junto con sus manos y sus rodillas.

-¿Qué pasa?- la pelirroja se acercó a ver que sucedía con Jacob a su espalda.

-Esta cosa no sirve, no quiere entrar- comentó enfurruñada la castaña mostrandole su herramienta. Jacob aguantó una risa confundiendola con una tos. Robin mordió su labio y agarró la herramienta de la castaña.

-Esto se llama matraca y no es la medida correcta- la pelirroja le dió la herramienta al chico para que buscar la correcta, regresó y se la entregó a la castaña- ahora intentalo- Bella sin pensar que funcionará volvió a intentar y con pena asintióbsabiendo que estaba equivocada.

-Gracias- Murmuró. Robin observó como Jacob se agachaba para quedar a su lado y le mostraba como hacerlo. La pelirroja decidió que le daría una oportunidad al piel canela.

-Chicos iré por las cosas, no tardo- Jacob sonrió ante sus palabras, pero la castaña la observó con el ceño fruncido.

-¿Quieres que te acompañe?- Robin negó- ¿segura?-

-Sí Bells, tú quédate aquí que cuando regrese quiero ver la llanta montada- Bella hizo una mueca disconforme, pero asintió- ahorita regreso- la pelirroja salió del taller a paso tranquilo y evitando mirar a toda costa la entrada principal de la casa, no quería tener un encuentro nada agradable con el padre de Jacob. Después de cuatro semanas de la primera y última cena en la casa de Jacob,  ya que las chicas comenzaron a poner muchas excusas o llevando a cenar a Jacob a otro lugar para no encontrarse con otra cena incómoda, solo hubo una vez en la que Robin y Billy compartieron miradas y eso porque la pelirroja iba bajando de la camioneta y el adulto iba entrando a su casa. La mirada del hombre fue tan intensa que la piel de la pelirroja se puso chinita.

-Robin- la pelirroja cerró los ojos con frustración al escuchar aquella gruesa voz, para después abrirlos y darse  la vuelta poniendo una sonrisa incómoda en su cara.

-Señor Black, buenas tardes- el hombre estaba saliendo de su casa con un sombrero en su cabeza y una mirada seria.

-¿A dónde te diriges?- la pelirroja carraspeó un poco y le comentó que iba a comprar algunas piezas para el coche- yo voy para el mismo lugar, ¿Te importaría llevarme?- Robin mordió su labio tentada a decir que no, pero asintió sabiendo que no le costaba nada llevarlo si es que iban al mismo lugar.
Billy al notar que la chica estaba de acuerdo comenzó a mover sus llantas para poder llegar a ella, pero el día anterior había llovido haciendo que el lodo dificultara su trabajo. Robin lo notó y no dudó en caminar a paso rápido para ayudarlo.

-Gracias- Robin contestó un no hay de qué y lo ayudó a llegar a la camioneta de la castaña.
Sostuvo la puerta para que el hombre se agarrar de ella y se impulsara para poder sentarse en el asiento del copiloto.

Cuando Billy ya estaba en su asiento, la pelirroja agarró la silla de ruedas y la subió a la parte trasera de la camioneta. Al terminar, la pelirroja tomó el asiento y encendió la camioneta tomando rumbo hacia su destino.

𝐇𝐄𝐀𝐋𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora