Capítulo III.

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Suspiros de alivio resonaron por el lugar mientras daba por terminada la clase. Ella intento no sonreír ante el aspecto demacrado de sus alumnas; pues era cierto que el ballet implicaba una gran concentración y disciplina como cualquier otra arte.

—Por favor, reúnanse. —Exclamo la rubia, al mismo tiempo que veía como la puerta del estudio se abría sigilosamente. — Como sabrán, el festival de otoño esta casi a la vuelta de la esquina. Tal vez dentro de unos cuantos meses, pero debemos empezar a organizarnos si queremos que todo sea un éxito.

Las chicas se quejaron en voz baja pero de todas maneras asintieron con resignación. Para algunas de ellas era la gran oportunidad de brillar en el escenario, mientras que para otras seria la despedida. Fleur se permitió sonreír con diversión al recordar los viejos tiempos, ella había atravesado por esa etapa y conocía perfectamente el sentimiento.

—Recuerden que no seré yo quien quedara mal si algo sale mal.

—Profesora, ¿usted nos turnara o...?

—Lo dejaremos al azar, Bonnie. — Respondió observando a su alumna preferida. Ahora entendía a lo que se refería McGonagall cuando decía ver su reflejo en ella. — Cada una de ustedes tomara un numero y será el orden en el que participaran. Es la mejor manera de ser imparcial.

Una bolsa de color negro albergaba los números de las participantes y una a una fue tomándolo. Fleur sonrió al escuchar el entusiasmo de Bonnie al anunciar su número; el ultimo. La clase fue despedida y finalmente Hermione vio la oportunidad de acercarse a su prometida, no se sorprendió cuando noto la sonrisa traviesa en sus labios porque sabía lo que sucedería.

—Veo mi reflejo en ella. — Comento con nostalgia mientras veía a la joven rubia recoger sus cosas.

—Yo no. —Replico la castaña obteniendo una mirada desconcertada de la otra mujer. — Tu eres más hermosa.

Las mejillas de la bailarina se tiñeron de un color rojizo, al mismo tiempo que una sonrisa tímida se dibujaba en sus labios.

—Lo sé, pero me refería a sus ambiciones. Es como si todo se volviera a repetir.

—No tengo la menor idea de lo que hablas. — Respondió Hermione al ver como una de sus alumnas esperaba en la puerta. Fleur entrelazo sus manos con diversión y vio como la joven terminaba de guardar sus cosas para marcharse. —... Oh, ya entiendo.

La mujer rubia sonrió y correspondió a la despedida de Bonnie. Una vez que la puerta del estudio se cerró con firmeza, las chicas no pudieron evitar reír.

— ¿Ellas...?

—Sí. — Interrumpió Fleur con una sonrisa. — Desde hace casi cinco meses.

—Pareces muy informada, ¿acaso hay algo más que quieras compartir?

—Toda mi vida.

Hermione rió en voz alta mientras la abrazaba. La pareja permaneció en el estudio por unos minutos más, antes de recoger sus cosas para marcharse al departamento que compartían desde hace ya casi cinco años.

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—Tiene que ser perfecto. —Exclamo Fleur observando su reflejo de cuerpo entero.

El vestido blanco se ajustaba perfectamente a su figura mientras la modista afinaba los últimos detalles. Una rubia similar se encontraba perezosamente sentada en el sofá mientras hojeaba distraídamente una revista.

—Es la milésima vez que lo dices.

—No es un delito desear que mi boda sea perfecta. He esperado este momento durante mucho tiempo y nada puede salir mal.

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