Hiciste crecer flores en mis pulmones y, aunque son hermosas, no puedo respirar.
Duele, pero no quiero parar de amarte.
↳ Hanahaki, amor no correspondido.
↳ Pairings: ItaNoba, NobaMaki.
↳ Los personajes de JJK no me pertenecen.
↳ Las imágenes utili...
Disclaimer: Los personajes de Jujutsu Kaisen no me pertenecen; créditos correspondientes a m Gege Akutami. Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic podría contener lenguaje soez, temas adultos tratados a modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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Su garganta estaba obstruida, haciéndole un suplicio poder respirar correctamente.
Al principio, pensó que era un simple resfriado, que seguramente tenía las defensas bajas y que no debía dramatizar tanto por algo que podría curarse fácilmente.
Lastima que no había sido así...
Todo había comenzado trágicamente el día en el que confesó sus sentimientos a Itadori.
Que ironía, había pensado cuando atribuía esa opresión en el pecho al sentimiento de dolor y vulnerabilidad que le causaba ser rechazada por Itadori Yuji.
Después de ese rechazo, todo se vino abajo para ella. Se hizo la fuerte frente a él y todo el mundo, ya que no dejaría que nadie viese el estado deplorable en el que el corazón de Nobara Kugisaki estaba después de ser amablemente rechazada por el contenedor de Sukuna.
Pensó que podría sobrellevarlo correctamente, no importaba cuando doliese saber que Itadori jamás sería de ella y que ese privilegio se lo había ganado —sin saberlo— Megumi Fushiguro.
El amor más intenso era el amor no correspondido, sin duda lo había comprobado después de confesarse a Itadori y hubiese preferido no saberlo nunca porque ese dolor en el pecho era tan asfixiante como el incuestionable echo de que su garganta se sentía clausurada de forma dolorosa e inexplicable.
A pesar de ese dolor, a pesar de sus ansias por estar junto a él, pensar en luchar por su amor no correspondido le parecía absurdo, estúpido e insano, porque pese a ser ser una chica que no se rendía fácil, sabía aceptar cuando una batalla estaba perdida aún cuando no había luchado primero.
Sabía que se causaría dolor a sí misma si luchaba por él, del mismo modo que sabía que le causaría dolor a él por tratar de forzarlo a amarla.
Una semana había pasado y la obstrucción en su garganta no se iba, al contrario, se hacía cada vez más insoportable y dolorosa. Estaba fatigada, no podía con su propio cuerpo y a menudo debía parar de andar porque el aire no llegaba a sus pulmones de forma correcta.
Nobara tosía y tosía, como si quisiese que la cosa que estaba atorada en su garganta saliera de una vez por todas para finalmente volver a respirar de forma correcta.
Estaba desesperada, angustiada y dolía.
Joder, que dolía.
Dolía un infierno y ella no sabía que de sus pulmones comenzaban a emerger flores de un intenso carmín.
