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Era de tarde cuando dos pequeños llenaban el aire con sonrisas y carcajadas llenas de alegría. Una creciente amistad de fuertes lazos allí se reunía.

El clima era perfecto; el parque constaba de grandes áreas verdes que ambos pequeñuelos disfrutaban al máximo, corriendo continuamente de un lado a otro.

—Estoy cansado —dijo dejándose caer al suelo el mayor de los dos.

—Oh, vamos —protestó el otro pequeño de cabellos rubios dejándose caer al lado de su compañero—. Tenemos que seguir entrenando de ello depende nuestra resistencia.

—Jimin por favor, es sólo un descanso además te recuerdo que nuestro objetivo es ser artistas no deportistas.

—Sí, ya se —contestó con una hermosa sonrisa en su rostro.

El pequeño de nombre Jimin sabía perfectamente lo que deseaba para su futuro y sin duda alguna eso era triunfar en el mundo de la música y el baile. Jimin quería ser una estrella y brillar en los más increíbles escenarios.

Aunque siempre lo había fascinado el mundo del espectáculo, no fue hasta que conoció a su único e inseparable mejor amigo Yoongi, que decidió definitivamente cumplir su sueño...

—¡Jimin! —exclamó su nombre mientras se ponía de pie comenzando a correr nuevamente.

—¡Oye Yoongi! ¡Espérame! —gritó levantándose del suelo para correr tras su amigo.

Así ambos pequeños se alejaron hacia la nada corriendo mientras reían divertidos y gozosos, disfrutando mutuamente de su compañía.

De la nada Jimin quedó solo, parado algo confundido en medio de un inmenso pasillo. El ya joven chico observó asustado su alrededor sin comprender lo que estaba pasando.

—Yoongi —mencionó prácticamente en un susurro, un tanto preocupado— ¡Yoongi! —exclamó alterado comenzando a correr por el pasillo en busca de su compañero.

—¡Jimin! —gritó Yoongi desde el lado contrario del pasillo acercándose corriendo al mencionado—. Loco, el salón de baile está en la dirección contraria —le informó a su amigo tomándolo por los hombros.

—No desaparezcas así —dijo  muy agitado.

—Sólo fui al baño un momento, no tenías que preocuparte tanto —explicó Yoongi ¿Jimin, estas bien?

—Sí, tranquilo —contestó—, sólo me quedé en blanco por un instante y creo que me perdí al reaccionar.

—Bueno, entonces será mejor que continuemos con nuestra rutina —mencionó poniéndose en marcha—, que ya es tarde y tenemos el salón de baile para nosotros solos.

Jimin se alegró al escuchar eso, no había cosa que lo hiciera más feliz que bailar junto a su mejor amigo. El que ambos compartirán el mismo sueño los unía mucho más de lo que nadie era capaz de imaginar. Para Jimin, Yoongi era mucho más que un amigo por lo que vivía al máximo cada momento que podía compartir con él.

{A mi Lado} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora