01 - Su llegada

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Estaba acostada en mi cama con Nicholas, que había sido mi crush desde hace dos años. Estábamos hablando sobre la llegada de Regulus a casa.

— ¡Hannah, tu primo está aquí! — gritó mamá desde la escalera.

Suspiré — ¡Ya voy mamá! — me acerqué a la ventana para ver hacia afuera — Nicholas, look

Nicholas se levantó de la cama y se acercó también a la ventana y ambos miramos para abajo, viendo cómo Reg se bajaba de un auto con sus maletas.

— He's pretty — comentó Nicholas — What?

— "He's pretty"? — repetí.

— Agh, shut up

Me puse una camiseta y salí de mi habitación bajando las escaleras hasta la sala. Mamá ayudaba a Regulus con sus maletas mientras Abbie lo guiaba, tomándolo de la mano.

Regulus tenía la piel pálida, ojos grises y era bastante alto. Daba un poco de miedo la forma en la que su rostro no transmitía ninguna emoción o expresión.

Me acerqué a ellos, le quité de las manos las maletas a mamá.

— ¿Lo llevo a su habitación? — pregunté.

Mamá asintió así que le hice una seña con la cabeza a Regulus para que me siguiera. Abbie lo soltó y él me siguió. Empezamos a subir las escaleras, al mismo tiempo que Nicholas ya iba de salida.

— ¿Te vas?

— Si, tengo cosas que hacer — me dió un beso en la mejilla — te veo mañana.

Saludó a Regulus con un apretón de manos y luego siguió bajando. Nosotros seguimos subiendo hasta llegar al segundo piso. Caminé a las habitaciones, había bastantes habitaciones vacías, luego la mía y la que iba a ser de mi primo.

Abrí la puerta y dejé las cosas cerca de la entrada. Me hice a un lado para que pudiese pasar y me quedé parada junto a la puerta.

— Esta va a ser tu habitación — me puse las manos en los bolsillos de mis shorts — el mío está al lado, por si necesitas algo.

— Está bien — se sentó en la cama.

— Amm — me di vuelta y salí de la habitación — Esa puerta en frente es el baño...

Cuando me volteé para verlo estaba acostado dormido. Suspiré y salí de la habitación cerrando la puerta con cuidado, para no despertarlo.

Bajé las escaleras al primer piso de la casa y empecé a caminar en dirección a la cocina. Entré y saludé a Marie, la cocinera y ayudante de la casa.

— Marie, ¿dónde dejaste las uvas que recolecté esta mañana?

Marie me señaló un toper que había sobre la mesa y yo sonreí. Lo tomé y salí de la casa para ir a sentarme a la sombra en el jardín de adelante. El día era largo así que iba a estar mucho tiempo sentada.

Había unas sillas mecedoras que me encantaban, me senté en una y puse el toper sobre mis piernas antes de destaparlo y empezar a comer las uvas recién lavadas.

Había un sol muy molesto, era demasiado calor, pero los árboles ayudaban muchísimo. El viento que producían llegaba a mover mis cabellos y a refrescar mi piel hirviente.

Se escuchaba correr el agua del río que estaba cerca, el canto de los pajaritos que había en algunos de los árboles, el olor a las flores. Todo era tan lindo y relajante.

Levanté la vista a la ventana del cuarto de Regulus, estaba entre abierta. ¿Se habrá despertado? Pensé. Me encogí de hombros y volví a acomodarme para seguir disfrutando del mis uvas.

Mamá salió de la casa hablándome, pero no la escuché hasta que estuvo parada frente a mí, fue cuando me di cuenta de que me hablaba a mí.

— Disculpa, ¿qué? — pregunté.

— ¡Te estoy hablando, Hannah! Deberías escucharme cuando te hablo — sonaba enfadada.

— Perdón, estaba pensando en otra cosa — me disculpé — ¿Qué me estabas diciendo?

— Te dije que fueras a preguntarle a tu primo si quiere o necesita algo.

— ¿Por qué no va Beth?

— Porque te lo estoy pidiendo a ti, ahora ve.

Harta de ser yo la que tenía que hacer todo me levanté dejando mi toper con uvas sobre la silla y empecé a caminar hacia la casa.

Las escaleras iban a matarme un día de estos, ojalá la casa fuese de un piso solo. Sería muy feliz.

Subí las largas y cansadoras escaleras que daban al segundo piso. Fui hasta donde estaban los cuartos y toqué varias veces la puerta antes de obtener una respuesta. Un "pase" se escuchó al otro lado así que tomé el pomo de la puerta y lo giré para poder entrar.

Regulus estaba terminando de ponerse una camiseta roja oscura cuando entré. Estaba en una esquina parado al lado de la ventana frente al enorme armario.

— Mamá pregunta si quieres o necesitas algo.

Sus ojos grises abandonaron el espejo de la puerta del armario y se encontraron con los míos — No, gracias. Estoy bien así

— Okey

Me di la vuelta e iba a salir cuando su voz me detuvo — Espera, ¿sabes dónde hay una farmacia?

— Si, a un par de kilómetros, ¿quieres que te lleve? tengo que ir a la biblioteca de todos modos.

— Sería genial, saldré en unos minutos

— Está bien, te espero abajo.

Salí de su habitación y bajé las escaleras en busca de mi madre. Fui a su oficina, a el patio, a su habitación y recorrí casi toda la propiedad en busca de ella.

Al ver que no la encontraba fui directamente la puerta principal y de la mesita que estaba a un lado tomé las llaves del auto de mamá y salí de la casa para ir al garaje, dónde estaba estacionado su auto, un Cadillac El Dorado.

Siempre había sido muy fan de los autos, pero el de mamá, ese me encantaba. Había querido manejarlo desde que tenía 14 años, y desde que pasé mis clases de manejo era muy común que me dejase manejar. Encendí el auto y lo saqué hasta la parte delantera de la casa.

Regulus salió de la casa con las manos en los bolsillos y mirando el suelo. Toqué la bocina llamando su atención y levantó la mirada hacia el auto. Caminó hacia donde estaba y se subió en el asiento de copiloto.

— ¿Primera vez? — preguntó.

— ¿Qué?

— Conduciendo, hablo de conducir

— Oh... no, ya lo he hecho antes

— Bien, ¿nos vamos?

— Si, claro.

Me aseguré de que no hubiera nadie y puse el auto en movimiento para empezar el camino, saliendo de los terrenos de la casa.

El camino a la ciudad era bastante largo, la mayoría era en línea recta pero la vista que había era muy bonita. Árboles, nubes, flores, algunas pocas personas, era muy tranquilo.

Abrí la ventana de mi lado para dejar entrar el aire y que no hiciera un calor agobiante. Regulus encendió la radio del auto y se puso en busca de una buena canción para acompañar el viaje.

— ¿Te gusta Queen? — preguntó mientras sonaba Bohemian Rhapsody.

— La verdadera pregunta es, ¿a alguien no? — sin darme cuenta mi cabeza empezó a moverse al ritmo de la música.

— Me agradas, niña — le sonreí sin quitar los ojos del camino.

Regulus marcaba los tiempos de la canción golpeando su pierna con su dedo pulgar. Ese viaje fue la primera vez que no me sentí intimidada por él en diecisiete años de mi vida.

Vacaciones con mi primo ‹‹ Regulus Black ››Donde viven las historias. Descúbrelo ahora