Acomodarse entre todos fue algo difícil. Nadie se entendía bien y no podían hablarse correctamente. Pero poco a poco las cosas fueron mejorando, se fueron entendiendo con señas y decían las palabras de las cosas en sus idiomas para que se fueran entendiendo un poco al menos.
Otra cosa era que los alfas siempre estaban al pendiente de los omegas y estaban con ellos en todas partes. Izuku miraba como Denki siempre era seguido por el alfa de cabellos rojos, como un cachorrito, uno muy grande.
Kirishima le había dicho el Omega de cabellos rubios que se llamaba así, a Izuku le parecía gracioso ver cómo Denki se sonrojaba con cada acercamiento que hacía el alfa, era menos bruto que el suyo, y siempre le buscaba frutas para dárselas.
Aunque no se arrepentía de nada, casi todas las noches ardía en el calor de la pasión y dejaba salir su voz para que su alfa lo supiera. Le daba algo vergüenza ver que también dejaba marcas en el rubio, algunos chupones en su cuello o rasguños en la espalda, lo peor del caso era que él las lucia con orgullo.
Cuatro semanas después, su proyecto de hacer un huerto ya que había cumplido, tuvieron la ayuda de los alfas y betas para ladrar la tierra y arreglarla con abono.
Ya se podían notar pequeñas plantas creciendo en ellos.Como Izuku se lo había esperado, empezó a mostrar signos de embarazo, su aroma se volvió más dulce, tuvo algunos gustos raros por comida, incluso algunos vómitos.
Los demás estaban muy alegres, su madre había llorado a montón y le abrazó con fuerza, Denki chilló diciendo que el había pensado que sería el primero en encontrar a un alfa y tener a sus cachorros, pero estaba muy feliz por el.
Incluso el mismo Katsuki lo trataba con más cuidado, parecía nervioso y feliz al saber que sería padre, le trataba como si fuera algo frágil que se podría romper con un movimiento brusco, era tierno en realidad.
Izuku estaba muy feliz, estaba feliz porque los demás tenían un lugar en donde estar y en donde empezar de nuevo con sus vidas, y también estaba feliz porque tenía a un gran alfa, esperaba a un pequeño de él.
No pedía nada más, acariciaba su vientre algo blando con cariño, hacia algo de frío afuera y llovía con algo de fuerza, Katsuki encendía la chimenea que estaba en su habitación de la cabaña.
Se había mudado con el rubio desde que llegó de la cascada, su cabaña era mucho más grande que en la que estuvo antes, tenía varias habitaciones y una chimenea en la habitación principal.
Katsuki le había hecho un gran nido de pieles donde dormían muy cómodos, y donde más tenían sus secciones de "amor", sinceramente era más cómodo que el nido de la carpa y el agua del lago.
Pero fue una experiencia buena, o eso sentía. Su cuerpo se había acostumbrado a los toques algo bruscos del alfa, así que ya no dolía, más bien, siempre estaba ansioso y preparado para ser llenado.
Como en ese momento, podía sentir como su entrada se mojaba, mientras aún estaba en el nido solo y acariciaba su vientre, Katsuki llegó unos minutos después, la habitación se sentía más cálida con el fuego encendido.
-Deku, hueles bien.- otra cosa que había avanzado era entenderse entenderse entre sí, ya el alfa podía decir frases completas y le podía entender.
Katsuki pegó su nariz en su cuello, aspirando y lamiendo con ganas, Izuku jadeó tembloroso cuando sintió como una mano del rubio bajó hasta su trasero e introducía sus dedos en el.
-Kacchan...- gimió con suavidad ante los toques más suaves, eso agradable que siempre empezara así, y quizás era porque tenía más control sobre la situación, pero después cuando ya estaba en su interior los instintos se hacían cargo.
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King. (Katsudeku./Omegaverse.)
ФанфикEn una aldea de bárbaros, solo los más fuertes, los más ágiles, los más inteligentes, los que nunca perdían, tenían el derecho de ser líder, de ser el rey en la tribu. Así es como se ha mantenido viva la aldea de las tierras de Yuuei, unas vastas mo...