Capítulo 13

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—Perdóname

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—Perdóname. Es que soy un poco distraído. —musitó, ligeramente ruborizado.

—No, no, él distraído soy yo.—dije y luego me reí.

—Soy Heeseung—me estrechó la mano.

—Sunoo.—me presenté.

—Eres coreano.—adivinó.

—Sí. Seúl, de allí vengo.

—Soy coreano también; pero con raíces europeas. —explicó.

Ahora había entendido entonces, porque me había hablado desde un principio en mi idioma; pero luego dirigí mi mirada hacía la puerta del departamento en el que él iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.

—¿Vives aquí?—balbuceé, al captar el trío de números que formaban el trescientos ocho.

—Sí, con mi tía, te dije que tenía raíces europeas.

La vieja gruñona con la que Jake me había dejado la llave de su apartamento era tía del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.

—¿Eres sobrino de la señora Montorfano?—inquirí.

—Sí, ¿la conoces?

—Sí, bueno... —su expresión paso a ser una mueca de confusión—Mi amigo me dejó la llave de su apartamento aquí y soló pasé a recogerla, de allí conozco a tu tía. —expliqué.

—¡Oh! ¿Eres tú él lindo chico que se mudó con Jake? —preguntó, como si hubiese completado un rompecabezas en su memoria.

—Sí... y gracias por lo de lindo.

—Oh, bueno, eres lindo. —musitó y se encogió de hombros—¿Vas a algún lado?

—Sí, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso? —pregunté, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.

—Sí, es cerca de uno de los canales hacía el norte.

—¿Está muy lejos?

—No, puedes ir caminando, son como cinco cuadras de aquí.

—Oh, gracias.

—Puedo llevarte si quieres, tengo auto. —Ofreció.

—No, gracias, hoy caminaré, tengo tiempo de sobra. —musité con aplomo.

—Oh, está bien, ¿puedo invitarte luego a un café? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos. —Se encogió de hombros un tanto avergonzado y ligeramente ruborizado.

—Claro, me encantaría.

—Hasta luego, entonces.

—Hasta luego. —dije—. Oh, y grazie mille. —murmuré lo que había aprendido de Sunghoon el día de ayer, cuando agradeció al mozo.

Manual de lo prohibido | Sungsun | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora