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Leonor es una joven con un gran poder mágico. La aprendiz de Merlin ha viajado durante siglos por todo el mundo, en busca del descendiente de su maestro y huyendo de un doloroso recuerdo.
Ese recuerdo oculta más cosa...
El sol entra por la ventana, hace un buen día, el despertador programado de mi móvil suena y me despierto con mi canción favorita. Hoy es la batalla de las bandas, un evento importante en Arcadia, aunque estoy muy ilusionada con esto, también se que allí podría estar alguien a quien llevo evitando desde que llegué a la ciudad. Dejando ese pensamiento a un lado, me levanto como cada mañana y me visto. Después bajo a desayunar, ya estoy acostumbrada a vivir sola, después de estar novecientos años de un lado a otros, cualquiera se acostumbra. Cuando acabo de comer cojo el teléfono, busco un contacto y llamo a esa persona.
-Buenos días Drake, hoy nos vamos de marcha, ¿recuerdas?-. Digo con un tono alegre.
-Si si, ya lo sé-. Me contesta recién levantado.
-Voy a salir ya para tu casa, practicamos un rato, vamos a comer y luego al centro-. Le propongo.
-Está bien, me voy a duchar-. Me responde Drake con una voz de no haber dormido bien.
En un abrir y cerrar de ojos, le pongo los cascos al móvil, cojo mi mochila guardando dentro mi cuaderno y el estuche. Después salgo a toda velocidad de mi casa montada en mi skate. Esta urbanización siempre había sido tranquila, si es cierto que desaparecían mascotas, los coches a veces estaban destrozados, pero yo sabía perfectamente que los ocasionaba, aunque no podría involucrarme. Pocos minutos después, llegué a casa de mi amigo, no es que montar en skate se me diera del todo bien, pero pudo presumir ampliamente de eso.
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-Uff debería de haber ido al baño antes de salir-. Digo para si misma. Luego me acerco a la puerta y llamo al timbre.
-Voy-. Me responde una voz tranquila.
-Buenos días señora Emrys-. Saludo a una mujer de cabello rubio y hermoso rostro. La madre de Drake.
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-Buenos días Leo, que temprano has venido hoy-. Me responde sonriendo.-Drake está arriba, deja el patinete ese en la entrada-. Me aconseja.
-Ya le he dicho que es un skate-. Le respondo riéndome y dejándolo detrás de un perchero. Subo corriendo las escaleras.-Ay que yo tenía que ir al servicio-. Digo en voz alta.
