Cuando la liga se formó, Tomura no esperaba ver y conocer al fin a Alfa, no parecía agresivo, pero si era intimidante.
En el caso de Dabi, se sorprendió cuando supo que su jefe era un omega, era muy dificil encontrar a un omega, más a uno masculino.
Pero no ocurrió nada más, no se hablaban mucho y no se coqueteaban como esperaron los demás integrantes de la liga. Dabi sólo acataba sus ordenes sólo porque su instinto alfa le decía que debía hacer feliz a un omega.
Todo tranquilo, nada de cortejo, coqueteo o romance.
Hasta que tuvieron ese altercado con el Shie Hassaikai y perdieron a la hermana mayor Magne.
Tomura se deprimió horriblemente, pero sólo Dabi lo notó al ser suceptible a su aroma.
— Jefe —entró a la habitación del chico, encontrándolo desparramado en su silla frente a los computadores con un juego que no estaba jugando y que ya habia perdido.
Sabia que lo habia escuchado porque notó como comprimió sus feromonas angustiadas al escuchar su voz.
Se acercó y dio vuelta la silla.
Shigaraki ni siquiera se inmutó, sólo se quedó ahí.
Al verlo así, el alfa de Dabi gritó para arrullarlo.
Lo levantó y lo tomó en brazos como si fuera un bebé, sabía que Shigaraki tenía la edad de su hermano menor, así que su instinto protector lo orilló a abrazarlo.
De inmediato, su jefe se abrazó al cuello.
Ambos se aseguraron de no dejar ningún tipo de olor sobre el otro.
Eso ayudó para que Shigaraki se calmara y pudiera poner las cosas en orden.
— ¿Entonces irás a ver al jefe de los Yakuzas? —Dabi fumó mientras miraba a su jefe beber una monster. Ambos estaban en el techo del bar. Tomura asintió— ¿qué necesita el viejo?
— Vamos a hablar simplemente —dio otro sorbo—, y no es un viejo, Chisaki debe tener tu edad...
A Dabi casi se le cae el cigarro.
Bien, eso no le agradaba para nada, una cosa es que Tomura, su jefe y el unico omega de su manada, se viera con otro alfa anciano, quienes eran poco dominantes en la vejez y otra que se viera con un alfa de su edad con el que era mucho más compatible.
— ¿Mi edad?
— Sí, aunque no sé tu edad, él debe tener veintidos o veintitres, no lo sé...
Ok, Dabi decidió que eso no era gran cosa, sólo iban a reunirse.
O eso pensaba.
Cuando fue a ver a su jefe después de esa reunión, lo encontró mirándose al espejo, con una camisa de manga larga y corta dejando ver su estomago, junto a ropa interior omega. Dabi no se sorprendió por eso, no era pudoroso, fue otra cosa lo que lo puso en alerta.
— Apestas —gruñó.
Shigaraki suspiró enojado.
— Y eso que me acabo de bañar, este maldito olor no se va con nada...
Dabi gruñó más fuerte, no le gustaba para nada ese olor.
— ¡Oye, sueltame! —gritó de repente Tomura, sólo ahí notó que lo estaba agarrando de las muñecas.
Lo acercó a su cuerpo con brusquedad, lamiendo la mejilla de su jefe, dejando su aroma en él.
No escuchó más quejas, sólo vio de reojo como las piernas de Tomura temblaban.