OS ANAOBI | Ser un nuevo Caballero Jedi tiene sus tareas, y Obi-Wan sospecha furtivamente que a Anakin le gustan más de lo que le importa admitir.
O, aquella en la que Obi-Wan ve a Anakin jugar con los jóvenes y se enamora un poco más de él.
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Obi-Wan recuerda con cariño su época de nuevo Caballero, aunque a veces le duela pensar en por qué se hizo Caballero Jedi tan pronto, pero en general disfruta de los recuerdos de sus primeras misiones.
Un nuevo Caballero Jedi no abandona el templo hasta pasados unos meses y tampoco lo hace su Maestro, mientras se reencuentran tras la ruptura de su vínculo. Es la peor parte del ritual de los Caballeros, la ruptura del vínculo, pero Obi-Wan entiende por qué tienen que hacerlo. Los Caballeros y sus antiguos Maestros no suelen ser emparejados para misiones fuera del mundo, así que tener un vínculo que se extiende por planetas y años luz es doloroso para los propietarios del vínculo.
Anakin no estaba especialmente dispuesto a romper el suyo, y Obi-Wan sabe que tiene que ver con sus problemas de abandono. El maestro Windu y el maestro Yoda habían organizado un periodo más largo para que los dos permanecieran en el templo por ello, y Obi-Wan está encantado con el periodo de relax ya que sabe que no tardará mucho en volver a meterse en medio de esta maldita guerra.
Por otra parte, a Anakin se le han encomendado las tareas que todos los Caballeros tenían que hacer, sobre todo la de enseñar a los padawans y jóvenes más jóvenes. Obi-Wan había discutido largamente con el consejo lo que Anakin podía ofrecer a la generación más joven de Jedi y se había decidido que les enseñaría los movimientos básicos del sable láser, principalmente posturas y pasos fáciles para protegerse. El historial de Anakin de buena defensa personal cuando era joven le hacía perfecto para poder enseñar a los niños los mismos movimientos.
No es que Anakin disfrute con ello. Obi-Wan se ha deleitado viendo a Anakin refunfuñar en su apartamento compartido antes de cada sesión, y a menudo se limita a dar un sorbo a su té para ocultar su mirada de suficiencia mientras Anakin delira sobre cómo se podrían aprovechar mejor sus habilidades.
—Deja de quejarte, Anakin —dice Obi-Wan una de esas mañanas, observando cómo Anakin mastica sus cereales con la mirada más gruñona que ha visto hasta ahora—. Todo Caballero Jedi tiene que participar en la enseñanza de los jóvenes cuando son Caballeros. ¿No recuerdas que Aayla Secura te enseñó a comunicarte con los animales a través de la fuerza?
—No me di cuenta de que era obligatorio —se queja Anakin antes de dejar caer su cuenco en el fregadero y arrojar su capa sobre la túnica, enfadado—. Pensé que lo había hecho porque quería.
—No puedes salir del templo hasta tres meses después de la ceremonia, por lo menos —señala Obi-Wan—, ¿qué crees que te iban a obligar a hacer?
