La Profesía

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Mientras pagaba la pizza y el refresco, el cual nadie pidió pero era obvio que necesitaríamos, pienso en que aún no me he topado con Daniel.

No sabía que que atracción estaría, y aún nos quedaba mas de medio parque por rastrillar, por lo que era probable que lo vea más tarde. Ya me había topado con el dos veces en la ciudad, ahora era mucho más probable que lo vea aquí, en su trabajo.

Me preguntaba como sería la vida de  alguien que viaja con la feria, debía ser agotador ser un "chico atracción". Aunque solo era un trabajo de verano, y ocasionalmente de invierno cuando eran las vacaciones, atender tanta gente por noche, lidiar con tantas personas por semana, me parecía realmente repulsivo.

Tal vez no estaba en ningún juego, tal vez fuera uno de esos timadores que leen las manos, adivinan el futuro o te dan amuletos mágicos para protegerte de algún mal igualmente falaz.

Quizá fuera más interesante, y podría hablar con él sin que más gente estuviera desesperada por hacer lo mismo que yo.

Di una rápida ojeada a mi alrededor, pero me prometí no buscarlo más. Me había topado con él dos veces, el destino se encargaría de que sucediera una tercera vez.

Mientras Luca y yo comíamos en una pequeña mesa, Lana, sentada a nuestro lado y abrazada a mi pato de peluche, se encargaba de tomar fotos de todo y grabar videos para la historia de instagram.

-¿Iremos al sector de brujería? -Preguntó lana despreocupadamente.

-¿Cómo que al sector de "brujería?

-Son las carpas del Oeste, ¿nunca pasaste por allí antes?

-La verdad es que no, prefiero los juegos.

-No te pierdes de mucho la verdad. Son un montón de charlatanes que no hacen más que quitarles el dinero a la gente -responde Lana.

-Hagas lo que hagas, nunca consultes tu futuro ni tu suerte. Es espeluznante -un ligero temblor recorrió mi cuerpo, y compartimos una mirada con Lana.

Algunos años atrás, en estas mismas fechas, fuimos con Lana al lado "oscuro" de la feria, que no era mas que personas no cristianas envueltas en un fuerte olor a sahumerio, pero para nuestra pequeña ciudad, eso lo hacía digno de repeler.

Eramos pequeñas y creíamos que era divertido jugar con las creencias de otras personas, por lo que me pareció divertido consultar mi futuro, aunque en realidad pensara que solo era una perdida de tiempo. A pesar de eso, estaba realmente nerviosa, expectante por el resultado.

Cuando me sente frente a aquella mujer, comenzó a hacerme cientos de preguntas, mientras yo solo pensaba en lo absurdo de su atuendo, con colores tan llamativos y tan poco combinados.

Hasta que, sin notarlo, las predicciones comenzaron a ser espeluznantes. Yo solo había preguntado por mi familia, por lo que la mujer contestó:

-Algo malo pasará, y perderás lo más importante en tu vida. Podría ser alguien a quien conozcas, incluso a ti misma.

Lana me sacó de allí a rastras, y yo solo podía pensar en lo que aquella desconocida había profesado.

Estuve semanas enteras preocupada, teniendo pesadillas por las noches y despertando llorando.

Hasta que el día finalmente llegó, y un accidente de auto me arrebató a mi madre. Para ese entonces, yo ya había abandonado el miedo de que algo malo sucediera, pero parecía que había sido castigada debido a mi falta de fe.

Desde entonces no he vuelto a pisar la feria, siquiera a salir de mi casa durante los siete días que estaba en la ciudad. De solo pensar que podría toparme con esa mujer una vez más se me revolvía el estómago, y un sudor frío recorría mi nuca.

Algo de verídico tienen evidentemente las predicciones, pero el haberselo dicho a una niña asi sin más, eso nunca se lo perdonaría.

Séptimo Día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora