Capítulo Trece.

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Brittany Pov.

Me giré por enésima vez en la cama, incapaz de dormir. Y es que aunque lo intentase, me era imposible. Y el único motivo de mi insomnio no era otro que Santana. Para empezar, el saber que ella se encontraba ahora mismo en ese colchón tan incómodo. ¿Por qué había decidido dormir ahí? Bueno, no importa. Santana no salía de mi cabeza. Como si fuera posible que saliera. ¡Casi nos besamos! Y lo más sorprendente para mí en este momento es que la persona que impidió que ocurriese no fui yo. ¿Por qué no? ¡Santana no me gusta! No puede gustarme...

Yo me tumbé boca arriba y resoplé. No sabía qué hora era, pero sabía que estábamos en la madrugada. ¿Santana estaría dormida? Marley definitivamente sí, porque si no fuese así ahora mismo estaría llorando. ¿Pero y Santana? Se me estaba pasando una idea por la mente, aunque no sabía si debía hacerla. ¿A quién quiero engañar? La haré de todos modos. Me destapé y me levanté lentamente de la cama, para después salir de la habitación, con camino al salón. Allí se encontraba Santana tumbada en el colchón.

Decidí acercarme un poco más para verle mejor, como si del lobo de Caperucita me tratase. Pude ver sus ojos cerrados y suspiré. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración, supongo que para que no me pillara. Santana dormida trasmitía tanta tranquilidad... Daban ganas de tumbarse junto a ella. Por supuesto, no lo haría. Su pecho se elevaba con cada inspiración, para al momento descender. Sin poder evitarlo dirigí mi mirada a sus labios, que estaban entreabiertos dejando entrar algo de aire. Esos labios habían estado tan cerca de los míos y a la vez tan lejos... Basta ya. ¿Por qué tenía que fijarme en estas cosas?

— ¿Brittany? —No, no, no—. ¿Eres tú? ¿Qué haces ahí? —No me lo podía creer, había despertado a Santana y encima me había descubierto mirándole. Bravo Brittany, eres la mejor.

—Sí, soy Brittany—. Buen comienzo, asegurándole que no era una extraña. ¿Cómo le explico lo que estaba haciendo? —Es curioso, ¿sabes? Me levanté a beber agua y...

—No has bebido agua. Ni siquiera has ido a la cocina—. Mierda, ¿cuánto tiempo llevaba despierta?

—Claro, era mi intención, pero no he podido lograrla.

— ¿Y qué te lo ha impedido? ¿Mi belleza? —Preguntó irónica.

—Sí—. ¿Pero qué dices? Santana abrió los ojos sorprendida—. Es decir, no. No tu belleza. No que no la tengas, pero no me lo ha impedido—. Santana alzó una ceja con expresión divertida. Yo me di un pequeño golpe en la frente. Céntrate, Brittany—. ¿Quería hacer un Edward Cullen? —La mejor respuesta que podías dar, sí señor. No paraba de hacer el ridículo, con la boca cerrada al menos no me pondría tanto en evidencia.

— ¿Verme dormir como una psicópata? ¿Eso querías? —Santana soltó una pequeña carcajada—. No, en serio. ¿Qué querías? —Esta es tu oportunidad para arreglarlo, úsala, me dijo mi subconsciente.

— En realidad quería proponerte algo. Ese colchón es extremadamente incómodo y pequeño, apenas puedes moverte. Mi propuesta es que vengas a la cama conmigo—. Santana sonrió perversamente y yo me vi obligada a corregirme de inmediato—. ¡No de ese modo! Es decir, la cama es lo bastante grande para las dos, ni siquiera tendremos que rozarnos. No puedo dormir pensando que tú estás tumbada en este trasto.

—Está bien. Iré—. Santana se levantó del colchón para acercarse a mí. Acercó sus labios a mi oreja, erizando mi piel—. Creo que es buen momento para ir a por ese vaso de agua, ¿no crees? —Susurró. Aturdida, fui a la cocina a beber, aunque no tuviese sed.

Volví a la habitación, donde Santana estaba esperándome de pie, mirando a Marley.

— ¿Quién es la psicópata ahora? —Pregunté entre risas—. ¿La chica que iba a beber agua y paró a ver a la chica o la chica que vio al bebé dormir y a la chica en la ducha?

—Buen punto. ¿Qué lado de la cama quieres?

—Prefiero el que está más cerca de la cuna de Marley. Por si se despierta levantarme antes.

—Claro, entonces yo me quedo con el lado izquierdo—. Me metí en el lado derecho de la cama, pero Santana no se metió en el suyo.

— ¿Ocurre algo?

—Bueno, estoy acostumbrada a dormir sin camiseta... Pero entiendo que eso es muy incómodo, dormiré con ella.

—No, no te preocupes. No me incomoda. No miraré y listo.

—Está bien.

Cerré mis ojos para no ver a Santana desvestirse. Pero claro, yo acabé abriendo los ojos de nuevo a los diez segundos. Por el rabillo del ojo miraba a Santana sacarse la camiseta. Normalmente no me lo permitiría, pero hoy decidí mirarle disimuladamente su torso. Santana no era una chica musculosa con unos abdominales marcados, pero estaban ahí. Para ser una chica bastante delgada tenía un muy buen cuerpo. ¿Y si me pillaba mirándole? Bueno, ella me vio a mí, así estaríamos en paz. Santana se acercó a la cama para meterse dentro y yo cerré rápidamente los ojos, para que no me viese mirándole. Tuve suerte esta vez, o al menos, ella no dijo nada. A pesar de la distancia de nuestros cuerpos, un calor inundó el mío. ¿Calor? Si no hacía calor...

—Buenas noches, Brittany—. Ahí estaba de nuevo. Mi nombre. Me armé de valor y le dije que lo estaba pensando.

—Solías decirme preciosa... —Muerta de vergüenza, me negaba a abrir los ojos, no quería ver su mirada sobre la mía.

—A ti solía molestarte que lo hiciera, por eso te he llamado Brittany, como todos—respondió con el mismo tono de voz. Yo abrí los ojos para mirarle.

—Pero todo el mundo me llama Brittany...—susurré. No sabía por qué, pero de verdad echaba de menos el preciosa. Me hacía sentir... especial.

—En ese caso, buenas noches, preciosa. Que descanses.

Santana me sonrió por última vez antes de cerrar los ojos, dispuesto a dormir. Yo sin embargo, tardaría en dormir. Si antes tenía calor, ahora había dejado de tenerlo debido a un escalofrío. La sonrisa de Santana había provocado una serie de sensaciones en mi interior, removiéndome todo. No iba a poder negar lo evidente por mucho más tiempo, y menos viviendo con ella. ¡Estábamos durmiendo en la misma cama! Intenté poner alto mis barreras, mis muros, cualquier clase de defensa. Sin embargo no me había servido de mucho, porque Santana con un mote y una sonrisa era capaz de derribar todos y cada uno de los muros. Resistirse no sirvió, ignorarle tampoco... Cuando casi nos besamos, mi corazón no podía latir más deprisa. Me quedé decepcionada al no sentir sus labios con los míos y eso solo podría significar una cosa. Tendría que darme por vencida y aceptar de una vez lo que pasaba. Santana me gustaba, me gustaba mucho.

Una vez reconocí para mí misma la verdad sobre Santana, pude dormirme tranquila, no sin antes haberle mirado una vez más. Estaba completamente dormida, con una gran sonrisa. ¿Cuáles serían sus sueños? ¿Con qué soñará?  Me gustaría pensar que es conmigo, aunque de todas las chicas nunca me escogería a mí, ni siquiera quiso besarme. Y esto era un problema porque sí, creo que me estoy enamorando de ella. Definitivamente lo estoy haciendo.

This is (not) our baby || (Adaptación Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora