Prólogo

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El entrenamiento empieza como siempre, Amena tiene muy claro que va a seguir en el primer puesto, va a hacer lo que sea necesario. En la academia les enseñan a ser competitivas y que siempre hay que ganar, pase lo que pase, no importa la forma de hacerlo. Normalmente acababan dos o tres demonios en la enfermería, lo cual no es muy conveniente porque la enfermera tiene métodos poco ortodoxos para curar las heridas, se parecen más a las torturas medievales, pero funcionan entre los demonios.

Empieza el recorrido y Amena, como siempre, va en cabeza, seguida de Demian, el es un demonio rápido pero demasiado tonto como para levantar la vista y correr al mismo tiempo. Eso juega mucho a favor de la chica, así que se acerca a una rama baja y la esquiva con una agilidad única.
Su plan funciona y el chico se da de bruces con la rama y con el coste de un diente. Ella no puede evitar dar un suspiro de dolor y seguir adelante, no puede dejar que nada la distraiga.

Al acabar el entrenamiento el profesor la felicita por llegar la primera, a pesar de que haya ganado todos los entrenamientos desde que empezó, el entrenador no se cansa en repetirle lo excepcional que es, lo cual infla su enorme ego.

En el banco al lado de la línea de salida ve a Sadna limándose las uñas, se acerca a ella y le reprocha no haber competido en el entrenamiento.

- Si sigues así vas a acabar suspensa, y no te vas a poder graduar, bueno, conmigo no...
La chica de pelo rizado y color esmeralda la mira sin ningún interés y estira el brazo para acariciarle la cara.
- Ay querida Amena, no me hace falta graduarme, esta academia es para los demonios que quieren entrar en el consejo de Blair, y ese no es mi caso, yo lo que quiero es vivir mi vida sin preocupaciones

Amena siente el tacto de Sadna como la lluvia tras una sequía, a ella le gusta mucho, pero sabe perfectamente que no es correspondido, no solo porque es hetero sino porque en su comportamiento se nota perfectamente.

- Lo entiendo, ¿pero no crees que sería genial que nos admitieran a las dos y gobernar juntas el infierno? Sería todo un sueño.
- Bueno, en ese caso... no, ya te he dicho que no quiero, esa no es mi idea de vida perfecta, la mía es casarme con Demian y ser su mujer florero. Vamos, no hacer nada en la vida y vivir del cuento -dice con una amplia sonrisa- ay, calla que ahí viene

Mientras dice esto último se acicala arreglándose el pelo con las manos y se perfecciona el maquillaje. A Amena le entran unos celos descomunales e intenta hacerle entrar en razón, pero resulta en vano.

- Hola Demian, ¿qué tal? -se levanta y le da dos besos-
- Hola Amena, bien, aún que ya veo que tú estás mejor, te veo guapísima

Luciendo la mejor sonrisa de la que dispone la deja deslumbrada y sin intercambiar muchas más palabras se empiezan a besar, lo cual saca de sus casillas a Amena, que se va hacia el vestuario hecha un basilisco. Al llegar se ducha y al terminar de vestirse guarda sus cosas con cierta agresividad en la taquilla y refunfuñando se va a clase.

No para de pensar en lo desgraciada que se siente por pillarse de la hija de Asmodeo, el demonio de la lujuria, es imposible no caer en sus encantos, es su talento natural, engatusa a todo el mundo para que se enamore de ella, solo que en su caso no fue intencionado, bastó con un simple minuto mirándola a los ojos.

Después de clase, cuando Amena se dispone a irse a casa, Sadna la sorprende y empieza a caminar junto a ella, lo que la pone un poco tensa, sigue sin hacerle gracia la escenita que ha presenciado, está muy molesta.

- No te imaginas lo bien que besa Demian, deberías probarlo, te lo dejo, además, al parecer te tiene ganas.

Lo que dice la chica le produce mucho asco a Amena, no sabe ni siquiera porque le gusta, pero para su desgracia así es. No entiende como puede tener ese pensamiento en el infierno, es totalmente ilógico, además tiene muy poquita personalidad y es realmente insufrible.

El consejo de BlairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora