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A los 7 años Soonyoung es un chico rebelde

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A los 7 años Soonyoung es un chico rebelde. Pinta por fuera de las líneas y se va a la cama después de las 8 de la noche... a veces, cuando su madre se lo permite y cuando no tiene clases al día siguiente.

Y los chicos rebeldes como Soonyoung no necesitan amigos en la escuela; por eso se extraña cuando Boo Seungkwan, el niño más pequeño de la escuela (y que realmente nunca le ha agradado), se acerca con paso seguro hasta su mesa.

Como aquel es un día de convivencia, la escuela ha optado por combinar en los salones a niños de edad cercanas, pero lo suficientemente variadas, como para que puedan hacer nuevos amigos de diferentes grupos.

—Quiero ese crayón naranja —exige Seungkwan, mirando directo a los pequeños ojos del rubio.

—No, es mío —responde tajante Soonyoung volviendo su atención a los trazos anaranjados que hace en la hoja que ha dejado la maestra frente a él.

—Pero lo quiero —insiste el castaño.

—Entonces consíguete el tuyo.

—¡Pero ni siquiera lo estás usando! —reprocha una vez más el castaño.

—Claro que lo estoy usando. ¿No lo ves? —cuestiona Soonyoung arrugando levemente su entrecejo.

El menor infla ambas mejillas en un puchero y echa un vistazo a la mesa donde ha dejado a su nuevo amigo, Seokmin, con la promesa de regresar con aquel brillante color. Observa a Soonyoung soltar el crayón naranja y colocarlo con descuido a un lado de su hoja antes de hacerse con el crayón rosado.

Seungkwan recuerda alguna vez haber escuchado al amigo de su hermano mayor, un chico que se llama Yoon Jeonghan, decir: "si realmente quieres algo que no puedes tener, tómalo cuando nadie te esté viendo". Su hermano solía decir que Jeonghan era una mala influencia para él.

Aunque Seungkwan también quiere el color rosa, aprovecha la distracción del mayor para robar el crayón verde y salir corriendo.

Soonyoung se levanta de inmediato y corre detrás del menor. No llega ni a rozar su espalda con sus dedos cuando Seungkwan se esconde detrás de un chico medio moreno y con el cabello más obscuro, y le pasa el crayón naranja.

Soonyoung vacila por un segundo cuando mira a ambos niños.

—Eso es mío. —Se rasca la nuca y extiende su palma.

Seokmin le dirige una mirada acusadora a Seungkwan y le regresa el crayón al chico rubio. —Lo siento.

El menor le da una palmada sobre la espalda, quejándose, pero Seokmin decide ignorar el berrinche.

Uhm... bueno. —Soonyoung mira con duda al chico. Jamás lo ha visto antes y, aunque todos los amigos de Boo Seungkwan parecen siempre igual de insoportables que él, decide preguntar por su nombre cuando mira de reojo el dibujo de tigre que está coloreando. —¿Cómo te llamas?

—¡Me llamo Seokmin! —exclama alegre y Seungkwan da un brinco detrás de él por la sorpresa. —Soy nuevo.

¡Seokminnie! —reprocha entonces el menor. —¿Por qué le dices tu nombre?

El mencionado se alza de hombros y jala de la muñeca de Seungkwan para atraerlo hasta su costado, ignorando sus quejas. —Él es mi amigo, se llama Seungkwan —presenta también.

Soonyoung se muerde la mejilla interna. —Ya sé. Seungkwan me cae mal —declara sin vergüenza.

—Tú a mi me caes peor —reprocha el menor cruzándose de brazos y girando su cabeza para no enfrentarlo.

Seokmin se ríe de ambos y a Soonyoung su risa le parece el sonido más bonito que ha escuchado. Se queda absorto en el lindo encantamiento que le hace la risa del chico y no se da cuenta cuando la maestra se para delante de ellos.

—¿Pasa algo? —cuestiona la amable mujer, con notable preocupación en su rostro.

Soonyoung niega de inmediato. Sí, es un chico rebelde; pero aún así prefiere evitarse los problemas.

—¡Estamos haciendo un nuevo amigo! —se anima a explicar Seokmin.

Seungkwan hace un puchero cuando el moreno toma la mano del rubio y lo sienta también a su lado.

—Mentira —reprocha Seungkwan.

Soonyoung observa las mejillas del menor inflarse y piensa que se ve gracioso así.

Shh —lo silencia Seokmin —. Es verdad. ¿Cierto? —pregunta al rubio ante la atenta mirada de la mujer que ahora parece curiosa. —Se llama Soonyoung, pero lo llamaré Hoshi.

—¿Hoshi? —indaga la mujer, ciertamente alegre de que el mayor haya conseguido amigos por primera vez.

—¡Porque parece un tigre! —aclara Seokmin.

La mujer sonríe, ignorando la falta de coherencia en la explicación del pequeño, y se va de nuevo a la parte delantera del salón, donde alguien ya la espera alzando la mano con afán.

—Me gusta como suena Hoshi —menciona Soonyoung con las mejillas calientes y la cabeza gacha —. También me gustan los tigres.

Seungkwan pasa su brazo al rededor de los hombros de su amigo y lo pega a su costado. —¿Por qué yo no tengo un apodo bonito?

—¿Entonces crees que Hoshi es un apodo bonito? —se burla Seokmin.

Seungkwan saca la lengua y termina mirando al rubio y a su amigo con recelo. En cambio, Soonyoung sonríe tan amplio que siente sus ojos desaparecer. Quizá, después de todo, los niños rebeldes también pueden tener amigos.

 Quizá, después de todo, los niños rebeldes también pueden tener amigos

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My My / booseoksoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora