Capitulo 4

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Estaba cansado.

Habían sido unas semanas bastantes duras y agotadoras para él, sobre todo de salud. Entre los vómitos y algunos mareos, junto a los contantes mensajes de Mingyu ya lo estaban hartando. Ni siquiera lo dejaban ir a la universidad, su madre le insistía en quedarse en casa haciendo reposo, repitiéndole constantemente que tenía que ir al médico, pero Jungkook estaba convencido de que su estado de salud era solo por el estrés y los exámenes finales.

Sin embargo, ese mismo día su madre le había sacado hora para una consulta con su doctor. No tenía ánimos de ir, pero tantas semanas seguidas así, también lo tenían algo preocupado, haciéndole pensar que el estrés no podía durarle tanto tiempo.

Los antojos eran otra cosa que lo tenían agotado, incluso le daban ganas de comer cosas que nunca le habían gustado, como las chirimoyas o el helado de fresa, por ejemplo, era asqueroso. No le extrañaba que después de comérselo con tanto ímpetu, lo devolviera todo por el escusado. Aunque su estómago parecía no darse cuenta de eso y se hinchaba sin retorno, como si nunca se hubiera vaciado.

-Jungkook, Mingyu vino a visitarte –le sonrió su madre desde el umbral de su puerta, dejo su libro de estudios a un lado mientras se sentaba recto en su cama. No haberles contado a sus padres de su separación con Mingyu había sido un gran error, sobre todo porque ya habían pasado poco más de dos meses- Últimamente no venía mucho por casa ¿Estuvieron peleados? -pregunto cariñosa mientras le acariciaba la mejilla, Jungkook suspiro.

-Algo así, ¿Podrías decirle que no puedo recibirlo por ahora? Recuerda que en una hora más nos iremos al hospital –su madre sonrió.

-Recuerdo que con tu padre nos peleábamos mucho ¿Sabes? Solía llevarme la contraria muy seguido, y sabes bien que eso es peligroso –Jungkook asintió riendo mientras veía como su madre se sentaba en la cama junto a él- Tu padre siempre fue un terco cabezadura que hacia lo que quería, y yo era muy orgullosa y quejumbrosa. Pero lo que nos ayudó a seguir juntos en cada discusión, fue nuestro cariño por el otro, eso fue lo que siempre nos ayudaba a escucharnos y a aclarar las cosas.

Jungkook la escuchaba atento, siempre le gustaba que su madre le cuente historias de ellos cuando eran más jóvenes, pero en esta ocasión, sabía que ella estaba intentando convencerlo de que hablara con Mingyu. Creía que si estaba mal era por eso, y aunque eso no estaba tan lejano a la realidad, si su madre le veía decaído, se debía en gran parte por su pésimo estado de salud, odiaba estar enfermo y su madre tampoco sabía el tiempo exacto de cuando había empezado a sentirse mal. Ella creía que había empezado hace solo una semana.

Porque de alguna manera le daba miedo contarle, sobre todo por la duda interminable de saber lo que realmente le ocurría, ¿Y si Jimin le había pegado una enfermedad? No conocía tan bien al chico, y aunque este sin duda se veía saludable, tenía que esperar cualquier cosa de un desconocido. Nunca debió haberse acostado con él para empezar.

-Solo digo que, si nunca hablan las cosas ¿Cómo esperas encontrar una solución? -la voz de su madre lo saco de sus pensamientos. Esas simples palabras entraron por sus oídos y golpearon su corazón, si tan solo fuera un poco más fuerte.

-Dile... -titubeo un poco- Dile que pase. -su madre sonrió.

-Aunque no lo creas, eres muy valiente.

Y salió de su habitación para supuso, ir en busca de Mingyu. Si su padre hubiera estado allí en esos momentos, no dudaba en que le habría pateado el trasero a su ex novio sin siquiera consultarle si quería hablar con él. Sonrió ante ese recuerdo, fue una vez que estuvieron peleados y su padre se enteró.

Gol en el arco incorrecto [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora