Cuando el reloj del salón marcó la media noche todo comenzó.
De un pequeño portal circular anteriormente inexistente que se asemejaba a una diminuta aurora boreal comenzaron a brotar docenas de ratones con armaduras marchando en filas.
El ruido de las esferas del árbol cayendo al suelo y los fragmentos de las mismas siendo aplastados una y otra vez fue lo que lo despertó.
— Nauta — llamó al can aún con la característica pesadez del sopor adornando su tono de voz — si papá ve que rompiste una sola esfera me dará de ostias a mí, duérmete.
Horacio hizo el amago de conciliar el sueño de nueva cuenta, pero el característico sonido del cristal cayendo al suelo volvió a romper el estridente silencio de la estancia, perturbando así su letargo.
Molesto por abandonar el reconfortante sueño del que era partícipe hasta hace apenas un par de minutos se puso de pie, preparándose mentalmente para reprender a su mascota, más olvidó su cometido cuando descubrió que el ruido no era provocado por Webonauta sino por su cascanueces en un desesperado intento de escalar el árbol de navidad al verse perseguido por los ratones con armadura a su alrededor, siendo estos quienes con su marchar acentuaban el sonido del cristal resquebrajándose al pisar los restos de esfera dispersos por el suelo.
Un momento... ¿su cascanueces escalando el árbol de navidad? ¿ratones con armadura?
Incrédulo talló sus ojos con ambas manos antes de volver a mirar al mismo sitio diciéndose a sí mismo que lo más probable era que aún estuviera soñando, pero al enfocar la vista nuevamente vislumbró la misma escena.
Aún se encontraba digiriendo la extraña batalla de la que era espectador cuando vio a su pequeño cascanueces resbalar de una de las ramas más altas del árbol y a caer en picada justo sobre sus perseguidores. Sin pensárselo dos veces corrió en su dirección, sosteniéndole entre sus manos justo antes de que tocara el suelo.
— ¡Спасибо! — exclamó el soldado, denotando su alivio al aferrarse con todas sus fuerzas a los finos dedos del castaño. — Joder, eso estuvo cerca.
// Gracias //
Horacio habría gritado apenas le escuchó hablar de no ser por los incesantes pinchazos sobre sus zapatillas deportivas. Al bajar la mirada en busca del origen de los mismos dió un pequeño salto e inconscientemente apegó al cascanueces a su pecho al verse rodeado por docenas de tropas de los hostiles invasores que antes perseguían al soldado de madera.
Consciente de que ambos estaban acorralados retrocedió lentamente, apartando con bruscas patadas y pisotones a todos aquellos roedores que se abalanzaban sobre él en un intento de alcanzar a su indefenso juguete, más sus movimientos cesaron cuando sus bicolores se posaron sobre un ratón muy diferente en tamaño y aspecto pues este a diferencia del resto, además de superarlos en altura y robustez, no portaba la misma armadura mediocre la suya en su lugar era dorada y muy reluciente, una corona de oro adornada con brillantes rubíes y amatistas remplazaba el casco que a diferencia de él portaban sus tropas, de sus hombreras colgaba una gruesa capa de terciopelo morada con un acolchado borde blanquecino y en su pata derecha sostenía un cetro cuya joya violácea al centro emitía un extraño resplandor.
— Mierda — masculló el soldado notablemente frustrado.
— ¿¡Quién es ese!? — el de cresta parpadeaba repetidamente al verse a sí mismo incapaz de contener el asombro que tal imagen le producía, buscando una respuesta en los bonitos celestes del contrario.
— El Rey Ratón — admitió sin ánimo, restregando una de sus manitas contra su frente. — Me ha seguido hasta aquí para capturarme.
— Bueno, n-no lo hará si estoy yo aquí — espetó con determinación. — Yo... yo te protegeré.
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Eᥣ ᥴᥲsᥴᥲᥒᥙᥱᥴᥱs
FantasyHoracio y el Príncipe Cascanueces que le ha obsequiado su hermana emprenden un mágico viaje en busca de una solución para ganar la guerra contra el malvado Rey de los Ratones.