Parte 4

168 14 0
                                    


A última hora de la tarde, Jimin entra en la cafetería. Estoy a punto de cerrar y ha venido para tomarnos unas cañas y desconectar.

—¿Lista para esas cervezas? —me dice con voz animada.

—No te vas a creer lo que me ha pasado —le suelto, sin poderme contener, e ignorando sin querer su pregunta.

—¿Es bueno o malo? —dice, muerto de la curiosidad.

—De todo un poco —respondo.

—Empieza por lo malo —se adelanta a decir Jimin.

—El Wooga Coffee se cierra esta misma semana.

 Jimin va abriendo la boca poco a poco.

—Espera, no abras la boca todavía —le aconsejo—. Queda lo más sorprendente.

Arquea una ceja, desconcertado.

—¿Lo bueno? —dice. —Sí —afirmo sonriendo.

—¡Vamos, suéltalo ya! —me apremia.

—El señor Jeon me vio llorando y cuándo insistió en que le dijera si me encontraba bien...

—Espera un momento —me interrumpe Chim, gesticulando aspaventosamente con las manos—. ¿Gong yoo?

—Si es así como te has empeñado en llamar al señor Jeon, sí —respondo.

—¿Insistió en que le dijeras si te encontrabas bien? —continúa.

—No pongas ese tono, minnie —lo freno en seco, intuyendo por dónde van los tiros—. Wooshik acababa de darme la noticia del cierre de Wooga Coffee. Me pilló llorando, es normal que me preguntara. Hasta un ogro lo hubiera hecho —le digo, justificando el comportamiento del señor Jeon y tratando de no darle la importancia que Jimin le está dando.

—Pero eso no es todo, ¿verdad? —me pregunta con expresión cómplice en el rostro. Jimin me conoce lo suficiente como para darse cuenta de que hay algo más.

—No —niego, y se me escapa una sonrisilla—. Cuando le he contado cómo está mi situación me ha dicho que quizá pueda ayudarme. Mañana por la mañana tengo que ir a su despacho a hablar con él.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! —La voz de Jimin es casi un grito—. Pero eso es estupendo —dice entusiasmado. Se lanza sobre mí y me da un efusivo abrazo, que acojo como buenamente puedo sin caerme al suelo—. ¡Dios mío! Vas a ir al despacho de Gong yoo.

—De Jeon Jungkook —apunto.

—¿Se llama Jungkook? Joder, hasta el nombre lo tiene bonito. —En esos momentos, Jimin parece detener sus pensamientos en seco—. ¿Vas a trabajar para él? —me pregunta con una curiosidad que va a devorarlo.

—No lo sé —contesto, encogiéndome de hombros—. No me ha dado muchas explicaciones. Solo me ha dicho que vaya mañana por la mañana a su despacho.

—¡Madre mía! ¡Madre mía! ¡Madre mía! ¿Te das cuenta? —dice Jimin, como si fuera Cristóbal Colón y acabara de descubrir América.

—¿Darme cuenta de qué?

—Joder, Tae. Gong... —Agita la cabeza enérgicamente y se corrige—. Jungkook... El señor Jeon está interesado en ti —afirma.

Ahora soy yo el que abro los ojos como platos.

—¿De qué parte defectuosa de tu cerebro te sacas eso? —digo.

—Mi cerebro no está defectuoso —se defiende Jimin.

La proposición de jeon junkook |ADAPTACIÓN|[KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora