Eleanor
-Muy bien, ¿quien es el siguiente?- dijo la doctora Ferrer.La doctora Elizabet Ferrer era una mujer de 40 años, alta y de cabello rubio, ojos verdes y una que otra cana. Por lo que les dijo, era canadiense.
-Yo-. Se escucho una débil voz y de inmediato todos se giramos a ver.
-Oh. Muy bien Cameron, ¿cierto?
-Si.
-¿Qué nos quieres comentar Cameron?
-Bueno mi nombres es Cameron, tengo 16 años y padezco de anorexia.
-Nos quieres comentar porque surgió de trastorno alimenticio-. Sugirió la doctora
-En la escuela me agredian por mi peso-. Dijo moviendo un mano dando a entender que no tenía tanta importancia, pero sus ojos no reflejaban lo mismo.
-Muy bien, ¿quieres comentar algo más?
-No.
La doctora inhalo aire lo contuvo y lo soltó.
-De acuerdo, Eleanor, ¿tu? Llevas 3 sesiones y no has dicho una sola palabra.
-No tengo nada que decir, por eso no he dicho nada-. Dije sin mirarla y con un tono un tanto molesto.
Odiaba estar en están malditas sesiones, no ayudan en ni madres.
-Yo creo que si. Cuéntanos acerca de ti.
-¿Qué quieren saber? Eh? Tengo 18 años y padezco esquizofrenia, con anorexia nerviosa subtipo bulimia incluido. Listo nada mas que saber-. Hable mirando a la doctora Ferrer con vago intento de intimidarla.
-Bueno Eleanor a ti te obligan a estar aquí-. Hablo un tanto exasperada, eso es raro ya que en las 3 sesiones que llevo aquí se puede notar su grande paciencia.
-Sí. De hecho.
Oh, oh creo haber escuchado una pequeña maldición.
-Bueno chicas y chicos, la sesión ha terminado, nos vemos dentro de una semana.
Todos se levantan unos más ordenados que otros.
-Eleanor antes de que huyas ven conmigo.
-Ahgggg- gimo con un tanto de fastidio- ¿Es muy necesario?
-Eleanor. Dice con voz autoritaria y un tanto -intimidante-
Me levanto de mi silla para ir directo a su lado.
-Te llevaré a casa.
Salimos del salón para ir directo hacia el estacionamiento y subirnos a
Su auto.-¿Eleanor?
-Dígame.
-Como te vas con los...?
-Trastornos, se dice trastornos.
-Eleanor...
-Repita con migo; Tra-s-tor-no...
-¡Eleanor! por dios. Cómo vas con tus trastornos.
-Muy bien dicho. Pues... Bien Desayune una manzana y no he vomitando-. De inmediato veo como esboza una pequeña sonrisa.
-Y acerca de la esquizoafectiva.
-No he tenido episodios en 3 días-. Murmuró en voz baja.
-Vamos muy bien Eleanor. Habla con voz animada.
-Claro cuando me dopan.
-No te estamos dopado.
-Es prácticamente los mismo, ¿no?
-Eleanor.
Ferrer suelta un suspiro.- hable con tu madre acerca de él centro rehabilitaciónal.
-Les dije que no quiero ir, ¿porqué no pueden seguir tratando en casa?
-Necesitamos que sociales.
-Claro y en el centro voy a hablar con los trastornados alimenticios de quien tiene menos peso y con los mentales quien tiene peores alucinaciones.
-Hablalo con tu madre quieres.
Llegamos al frente de mi casa y antes de bajarme me toma de la muñeca y me da un abrazo.
-Saluda a mi hermana de mi parte quieres.
-Claro, le diré que la increíble doctora Ferrer le manda saludos.
-Me iré hasta que entres a tu casa. Dice.
Sonríe. Me bajó del carro y busco las llaves para adentrarme en mi solitaria casa, ya adentro escucho como el auto arranca y me subo a mi habitación para tirarme en la comodidad de mi cama, mientras recapitulo todo los que ha pasado.
La doctora Ferrer es hermana de mi madre Monique Ferrer. Mi padre Jacobo Spellman nos abandono cuando tenía 7 años al enterarse de mi esquizofrenia mi padre no era nadie importante como lo es mi madre ahora, quien es una empresaria muy bien reconocida o mi tía quien es dueña de un centro rehabilitaciónal para personas trastornadas. Estas dos mujeres quienes son mis pilares y por ellas hago lo que hago que es medicarme son una de mis más grandes inspiraciones.
Y luego estoy yo. Una chica de 18 años que por culpa de él rechazo escolar hacía su peso se volvió bulimica sumando a esto mi esquizofrenia en cuanto pude me salí de clases claro que esto no le gustó a mi madre y me obligó a tomar escuela en linea por lo menos debo admitir que es mucho mejor ya que no me gusta socializar y menos cuando escuchas todas la malditas voces en tu cabeza o cuando ves algo y todos te llaman de maniática.
Y aquí estoy con el miedo constante de que me aparezca algo o alguien, lo solo tal vez estoy esperando que las voces de mi cabeza digan lo que he querido escuchar hacia mucho tiempo.
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REHABILITACIÓN
RomanceUna chica con esquizofrenia y anorexia es obligada por ser sus padres a ir a rehabilitación. Un chico que estudia psicología gana una beca para un centro médico universitario. >