Capítulo 23

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Algunos días más habían pasado desde el accidente que cambió el rumbo de sus vidas, y el refugio en el hogar de Yibo y Zhan se había convertido en una burbuja de aislamiento. 

El mundo exterior parecía lejano y hostil, y la preocupación por las miradas de desprecio y las consecuencias del reciente tumulto pesaba mucho en sus corazones. Los dos habían optado por mantenerse en casa, tratando de encontrar consuelo en la privacidad que les ofrecía su hogar.

Yibo, con su rostro cansado y su actitud melancólica, intentaba sobrellevar la ausencia de su trabajo. La reciente pérdida de empleo debido a las circunstancias los había dejado en una situación precaria, y aunque trataba de mantener una fachada de fortaleza, el desasosiego era evidente en sus ojos. Su mente estaba ocupada en las finanzas y en cómo enfrentar la realidad, pero también en cómo proteger a Zhan de la ansiedad y la angustia que ambos sentían.Mientras la tarde se desvanecía en tonos anaranjados a través de las ventanas, Yibo se acercó a Zhan, quien estaba sentado en el sofá con una expresión distante. La preocupación en el rostro de Yibo no pasaba desapercibida.

—Zhan, ¿te encuentras bien? —preguntó Yibo, su voz cargada de preocupación.

Zhan levantó la vista, su semblante cansado pero también determinado. Había pasado mucho tiempo reflexionando sobre los eventos recientes, y aunque había momentos de tranquilidad, también había muchos de inquietud.

—Estoy bien, Yibo —respondió Zhan, tratando de sonreír—. Solo estoy... procesando todo esto. A veces me siento atrapado, sin saber qué hacer para cambiar nuestra situación.

Yibo se sentó a su lado, colocándole una mano en el hombro en un gesto reconfortante.

—Sé que no es fácil, y que el tiempo en casa no ayuda. Pero estamos juntos en esto, y eso es lo que importa —dijo Yibo—. Lo que enfrentamos es difícil, pero no estamos solos.

Zhan asintió, aunque el peso de la situación aún era grande. Había días en los que sentía que sus sueños y esperanzas estaban desmoronándose, y aunque apreciaba el apoyo de Yibo, también se sentía impotente ante la realidad.

—A veces me pregunto si alguna vez volveremos a tener una vida normal —dijo Zhan, su voz casi en un susurro—. Todo ha cambiado tan rápido, y es difícil no sentirse atrapado en el pasado.

Yibo lo miró con comprensión, su mirada suave y solidaria.

—Nada volverá a ser exactamente como antes —dijo Yibo—. Pero eso no significa que no podamos encontrar un nuevo camino. Tal vez no sea el que imaginamos, pero aún tenemos la oportunidad de construir algo valioso a partir de lo que tenemos.

Zhan se quedó en silencio, procesando las palabras de Yibo. El sentido de pérdida y confusión era grande, pero el apoyo de su compañero le brindaba un rayo de esperanza en medio de la tormenta.En un esfuerzo por aliviar la tensión, Yibo cambió de tema.

—¿Te parece si preparamos algo para cenar juntos? Tal vez distraernos un poco con una comida casera nos haga sentir mejor —sugirió Yibo con una leve sonrisa.

Zhan asintió, agradecido por el gesto. Se levantaron juntos, moviéndose hacia la cocina con una sensación de propósito renovado. Mientras preparaban la cena, hablaron de cosas cotidianas, tratando de dejar de lado las preocupaciones y encontrar consuelo en la rutina.

La noche avanzó con una sensación de calma momentánea. Aunque el peso de los problemas seguía presente, el simple acto de compartir una comida y un momento juntos les recordó que, a pesar de las dificultades, todavía había cosas que podían disfrutar y apreciar. 

Mientras la cena se servía en la mesa, Yibo y Zhan se sentaron, compartiendo una comida sencilla pero llena de significado. En medio de las risas suaves y las conversaciones ligeras, encontraron un pequeño refugio de paz en su mundo cambiante. Con cada día que pasaba, Yibo y Zhan trataban de adaptarse a su nueva realidad, enfrentando los desafíos y buscando maneras de seguir adelante. Aunque el camino aún era incierto, sabían que, al menos, no estaban enfrentándolo solos.

Escándalo - "Un amor prohibido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora