Capítulo 1: ¡Amigos por siempre, hasta la muerte!

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Había una vez, un chico llamado Christian, a éste chico le gustaba dibujar, y también los videojuegos.

Un día, él estaba en su casa, viendo vídeos en Youtube, cuando llamaron a la puerta.

Toc, toc - Sonó la puerta. -

¿Quién es? - Preguntó Christian -

Soy nuevo en el pueblo, y estoy intentando hacer amigos... - Dijo la otra persona, detrás de la puerta. -

- Christian abrió la puerta, y vio a un chico un poco más alto que él, tenía el pelo castaño, como sus ojos, vestía una camiseta negra, con una pokéball en el centro, pantalones cortos, y unos zapatos grises. -

¡Me llamo Antonio! - Dijo el chico. -

Yo... Yo soy Christian. - Sonrió. -

- Antonio miró la camiseta de SAO (Sword Art Online) de Christian. -

¿Te gusta Sword Art Online? - Preguntó Antonio. -

¡Claro! ¡Y mucho! - Contestó Christian. - 

Creo que vamos a ser muy buenos amigos. - Dijo Antonio. -

Claro. Y me gusta tu camiseta. - Dijo Christian. - 

- Más tarde -

¿Y cuántos años tienes, Christian? - Preguntó Antonio. -

Bueno... 19. ¿Y tú? - Le respondió, y le preguntó también. -

18. Los cumplí hace poco. - Dijo Antonio. -

Bueno... yo... digamos que... que no tengo muchos amigos. - Dijo Christian, mientras se rascaba la cabeza. - 

¡¿Qué?! ¿Pero cuánto tiempo llevas aquí? - Preguntó Antonio, mientras bebía un vaso de agua. -

Pues... Déjame contar... Creo que... 5 años. - Le respondió a Antonio. - 

- Antonio escupió el agua que llevaba en la boca, con dirección a Christian, mojándole su camisa de SAO. -

¡Lo siento! - Dijo Antonio, arrepentido. -

No importa. - Dijo Christian, mientras se levantaba, para ir a su cuarto y agarrar otra camisa. -

- Antonio miraba las cosas que tenía Christian, habían figuras de The Legend Of Zelda, de Super Mario Bros, de Pokémon, de SAO, etc... -

Wow... ¡Tiene un montón de cosas chulas! - Dijo Antonio, emocionado al ver eso. -

¿Te gustan? - Le preguntó Christian. -

¡Sí! - Le respondió rápidamente Antonio. -

Pues... me costaron un ojo de la cara. - Sonrió Christian, mientras lo decía. -

¿Y de dónde sacas el dinero...? - Se quedó preguntándoselo Antonio, en su mente. -

Mis padres. Mis padres me lo envían. - Le respondió Christian. -

¿Cómo... Cómo has sabido en lo que pensaba? - Antonio se quedó extrañado. -

Todos piensan eso, los demás "amigos", por decirlo así, sólo me querían por el dinero. - Dijo Christian, algo enfadado. -

Uh... Lo siento. - Dijo Antonio, en voz baja. - 

No importa, yo sé que tú no eres así. - Le dijo Christian. -

Bueno, tengo una amiga, y me cae genial, si quieres, puedo hacer que os conozcáis. - Le dijo Antonio, a Christian. -

¡Genial! ¿Cuándo vamos a verla? - Preguntó Christian, emocionado. -

¿Qué tal mañana? - Le respondió Antonio. - 

Hmm... Bien, vale. - Dijo Christian. - ¿Y a qué hora?

A las... 13:30. ¿Te viene bien? - Dijo Antonio, mientras miraba su móvil. -

Sí, me viene bien. - Dijo Christian. - 

Bueno, yo me tengo que ir ya, tengo que hacer la cena. - Dijo Antonio, mientras se levantaba. -

Está bien. -Dijo Christian, abriendo la puerta. -

¡Adiós! ¡Mañana nos vemos! - Dijeron los dos, despidiéndose. -

El misterio de la mansión embrujadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora