Sábanas celestes impregnadas de un aroma varonil a loción, más cafeína, una mezcla que solo podía pertenecer a él.
La sabana acaricia la punta de su nariz suavemente, sus sentidos se encienden y le piden deseosos hacerse sentir bien, tocar se, anhelando que fuesen las manos de su kōhai las que estuviesen recorriendo su cuerpo entero con el sutil toque que él siempre ejercía. Morinaga era como esa manzana que tanto adoraba morder a pesar de saber cuan peligroso era para él, para su orgullo y su reputación. Le tentaba, le consumía y le llevaba al límite. Le hacía tener pensamientos tan impuros que necesitaba confesarse, le hacía hacer cosas contradictorias a su propio carácter, se cuestionaba sus propias decisiones y hasta las palabras que debía decir.
En sus más profundos pensamientos, esos oscuros que le hacían sonrojar, solo deseaba que Tetsuhiro fuese quien le confesase mientras él estaba arrodillado frente suyo.
Llevaban años en eso, en él fingiendo odiar su extraña relación cuando le encantaba, y en Tetsuhiro persiguiéndolo y acorralándolo en cada sitio de su espacio compartido. Le volvía loco, pero jamás lo diría en voz alta.
Souichi estaba sentado en las suaves sábanas de la cama donde había entregado su cuerpo tantas veces. Era demasiado para él. Su mente no paraba de imaginarse cada momento en que Tetsuhiro consumía su alma, una y otra vez. Era vergonzosamente delicioso oírse gemir en su cabeza al compás de cada movimiento pelvico de su asistente que le llevaba al clímax total.
Por eso, todas esas imágenes fueron suficientes para llevarla al límite.
Sus largos y delgados dedos recorrieron la piel de su cuello deslizándose minuciosamente a la parte descubierta de su pecho. Uno, dos, tres botones fueron separados hasta dar con el último. Su camisa abierta se deslizó dejando su torso expuesto. El frío de la habitación erizó su piel ¿O era la imagen mental de Morinaga besándole por doquier lo que le erizó?
Cierra sus ojos deseando concentrarse más y poder ver mejor al Kōhai en su mente tocándole y llevándole a lo más alto. Diciéndole mil y una palabras subidas de tono al oído. En su fantasía, Tetsuhiro acarició una de sus tetilla suavemente, invitándolo a dejarse perder entre sus brazos y abrirse de piernas, y en la realidad, gimió enseguida, un sonido bajo y tierno salió de él. En su cabeza, su otro pezón fue tocado mientras su cuello era lascivamente besado.
Morinaga siempre sabía como encenderlo, ya sea en físico, o en su cabeza.
No pudo resistirlo, se dejo caer en la cama llenándose más del aroma a Morinaga. Deslizó con suavidad su índice por en medio de su pecho descendiendo hasta su estómago. Los ojos cerrados, el cabello suelto, las rodillas se rozan entre sí de arriba a abajo mientras decide si hacerlo o no, aunque ya lo tenga decidido.
Se siente un tanto cohibido de ser él quien se haga gemir, más la soledad de esas paredes le permiten explorarse como nunca lo hace, sin la vergüenza de ser observado.
Puede hacer las cosas más lento y con ello aprender un poco más de si mismo.
Sus manos recorren su cuerpo hasta llegar a sus pantalones, se queda quieto ahí unos segundos en los que respira hondo, y deja ir el aire. Tocó por encima su hombría despierta, exigente y ansiosa por ser liberada, fue un simple roce el cual erizó por completo su piel. Podía sentirse húmedo, podía sentir sus mejillas arder hasta no poder más y podía sentir sus piernas abrirse solas queriendo atrapar entre ellas el cuerpo de Tetsuhiro para apretarlo contra el suyo e hundirlo más en él a la par que desliza sus uñas por su ancha espalda pintando líneas rojas qué arden, y enredar los dedos en los suaves azulinos cabellos del menor para tirar de estos cuando siente que se ahoga del placer.
Acarició un poco su necesitado miembro con más confianza. Sus labios entreabiertos daban vía libre a los sonidos que querían salir de él, pero aun cohibido, los retendría mientras pudiese. Estaba ardiendo, estaba ardiendo por su asistente y no podía creerlo.
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Tentación • Koisuru Boukun (+18)
FanfictionSouichi ha dejado la puerta abierta accidentalmente. • Los personajes no me pertenecen, son propiedad de la mangaka Hinako Takanaga autora del manga Koi Suru Boukun.