✧ೃ 𝘿𝙚𝙟𝙖𝙫𝙪́⋰↝ •̩̩͙ {Toritsuka Reita x Saiki Kusuo}

7# Obligación.

𝘗𝘰𝘷 𝘌𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘰𝘳

Reita caminaba por las frías y desoladas calles cerca del templo.

Por lo general, aunque el rostro del pelimorado se viera neutral siempre lograba que en él se notara de alguna u otra forma aquella extraña pero al fin y al cabo simpática forma de ser.

Pero se notaba algo diferente en su expresión.

¿Acaso era enojo?

¿Tristeza, tal vez?

Oh, espera. Definitivamente estaba confundido.

Mordía su lengua un poco molesto, a lo que veía cabizbajo el suelo.

Aquella noche él había planeado hacer algo que mayormente hacía cada que estaba solo.

Masturbarse, claro que sí.

Pero al entrar en el calor del momento una imagen mental se le cruzó por la cabeza lo cual no hizo que parase al segundo, sino, causó que eyaculara al instante.

— Estúpido y sensual Kusuo — Pensó molesto pero sin dejar aquel humor ácido de lado.

Y claro que no era la primera vez que sucedía.

Desde hacía unos días que sentía algo raro en su pecho y estómago cada que estaba con él.

Pero, ¿Acaso unas simples fantasías mandarían al carajo su heterosexualidad?

— N-No... — Pensó dudoso, aún así sabía que le interesaba una chica nueva de su clase así que a sus ojos aquella idea era imposible.

Pero ya no podía estar más en negación, había estado negándose aquel "gusto" por su amigo desde hacía semanas.

¿Cómo es que todo empezó?

Él no tenía ni idea, simplemente un día lo vió y se dijo a sí mismo que aquel chico era lo mejor que le había pasado en toda su asquerosa vida.

Por un momento juró que eso era admiración e inocente cariño.

Hasta que el deseo sexual por el psíquico lo jodió todo.

¿Y si solo era eso? Bueno, ya lo había comprobado varías veces.

Era un chico bastante atractivo, e inconscientemente resultaba ser tierno.

Pero el problema era ese, que se trataba de un chico.

Paró en seco al encontrarse cerca de un callejón algo desolado, lo único que caracterizaba aquel lugar eran las luces led violetas de los pequeños anuncios brillantes de aquellas tiendas de dudoso negocio.

Eran aquellas tiendas que el pelimorado frecuentaba cada semana.

Suspiró y se colocó la capucha de su sudadera, encaminándose hacia la tienda más cercana que vio.

¿Por qué no comprar alguna revista para "despejar la mente"?

Con lo primero que se topó al entrar en aquel lugar fue con el vendedor, esa clase de hombre con algo de sobrepeso pero con un semblante algo amigable, nada que ver con la clase de negocio que mantenía.