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SungYeol observó el cuerpo tendido de MyungSoo sobre la cama, con una mueca de preocupación, y además una placa de resignación colgada en el pecho. Es que él era tan amable y se hizo cargo de MyungSoo para que WooHyun y SungGyu tuviesen un tiempo juntos, como el mejor amigo le conocían.

MyungSoo murmuraba algunas cosas que no lograba entender muy bien ya que atropellaba las palabras, y movía sus manos como si estuviese hablando con alguien, eso a SungYeol le parecía gracioso hasta cierto punto. Cierto punto que marcaba una gran diferencia entre su sentido del humor y la realidad, porque los balbuceos de MyungSoo, lo inquietaban un poco, sobre todo si intentaba recrear lo que seguramente estaría pasando entre SungGyu y WooHyun.

—WooHyun, abrazame, por favor... — balbuceaba el rubio, con sus ojos cerrados y sus mejillas acaloradas, sus manitas acariciaban las sábanas a su alrededor, llamando por alguien que no llegaría esa noche —WooHyun... quiero que estés conmigo, no con SungGyu hyung, WooHyun, yo te amo mucho... — SungYeol se preocupó entonces, sobre todo al ver las lágrimas cristalinas deslizarse por el rostro de MyungSoo. Algo así estaba muy mal.

Soltó un suspiró y decidió empezar a buscar por algo de ropa más cómoda, no sabía dónde empezar a buscar pues era una habitación desconocida para él, y MyungSoo no estaba en condiciones de ayudarlo. Así que tomó una camiseta color negra del primer cajón que abrió, no sabía si era suya o de WooHyun, pero lo que sea sería mejor que la ropa ajustada que traía puesta.

Se acercó de regreso a la cama, donde se sentó a lado de MyungSoo y empezó a desabotonarle la camisa; se sintió como cuando ayudaba a su hermana mayor a cuidar a sus sobrinos bebés, y le tocaba siempre vestirlos después del baño; sólo que MyungSoo no era un bebé, o bueno, sí lo era y estaba ebrio.

—WooHyun... — MyungSoo suspiraba mientras SungYeol hacia su trabajo desabotonando la prenda —WooHyun, bésame... — MyungSoo movía su cabeza, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, buscando el contacto de quién creía su subconsciente era WooHyun. Y SungYeol se sintió increíblemente mal, por algo de lo que no tenía culpa alguna.

—MyungSoo, yo no soy WooHyun — habló el castaño, sintiéndose un poco incómodo de que MyungSoo estuviera confundiéndose de esa forma. Si bien no conocía a ese par, estaba enterándose de muchas cosas sobre ellos sin sí quiera planearlo —soy SungYeol y tu estas muy ebrio, anda, dilo ¿quién soy?

SungYeol movió el cuerpo del menor, levantándolo un poco para así poder quitarle la camisa por los brazos y después ponerle la que había conseguido, sólo por el cuello y brazos. Esperó por la consciencia de MyungSoo, mientras acomodaba la prenda y además peinaba sus mechones alborotados.

—Yeollie... — murmuró, cayendo rendido de nueva cuenta a la cama una vez con la camiseta puesta —SungYeol... — el nombrado sonrió al escuchar su nombre entre quejidos, ahora por lo menos sabía que MyungSoo no estaba del todo perdido.

—Muy bien, soy SungYeol y tu eres MyungSoo, quién va a dormir como un bebé ¿de acuerdo?... — el castaño procedió a quitarle los zapatos y los calcetines al menor, que había decidido tomarse un momento de silencio, bajo suspiros suaves y jadeos.

SungYeol estuvo a punto de decir algo más, algún chiste o algo acerca de que era un buen niñero de adolescentes ebrios, pero su intención se esfumó por completo, cuando levantó la mirada y se encontró con el rostro de MyungSoo escondido detrás de sus manos, de repente estaba sollozando y llorando como si SungYeol hubiese estado golpeándolo.

—MyungSoo... — su voz preocupada atacó los jadeos del menor, inclinándose un poco sólo porque no le gustaba esa manera tan intensa de llorar, no en alguien como MyungSoo —MyungSoo, ¿qué pasa?... — confundido se quedó quieto, esperando por la aprobación del menor.

—WooHyun no vendrá, ¿cierto?... — su palabras fueron balbuceos entrecortados, su llanto le impidió tomar aire, su pecho tenía una presión desagradable. Sentía algo como una grieta en el alma, algo como una traición que siempre aceptó.

—Yo, creo que no... — SungYeol confesó, dejando entonces su tarea y sentándose en la cama junto a MyungSoo recostado, bastante inseguro acerca de lo qué hacer. Él no esperaba que le dejaran al niño del corazón roto en la historia, mucho menos si ese niño se miraba tan feliz y vivo, cuando en realidad de pura y fina porcelana estaba hecho.

MyungSoo se levantó y entre movimientos torpes se arrastró sobre la cama hasta recostarse en las almohadas, SungYeol lo observó atento, y esperó algo más, pero el rubio sólo se abrazó a las cobijas, encogiendo sus piernas y sorbiendo la nariz entre sollozos.

—Q-que bueno, porque... él siempre me quita la cobija... — Y SungYeol no supo qué era más falso, si sus palabras o su sonrisa.

Herido de una forma que no logró entender, porque aquel no era su problema, ese niño no era su amigo, y esa no era su ilusión rota. Sin embargo, él no quería dejar a MyungSoo allí, en medio de donde no recibiría nada más que dolor, y esa clase a situaciones, en las que no eres requerido y te sientes inútil. Si había algo que él pudiese hacer, entonces lo haría, porque también quería que SungGyu estuviese feliz, mas no a costa de alguien más de esa forma.

Sin palabras adecuadas, lo único que atinó a hacer, fue a quitarle la cobija a MyungSoo entre jalones y pequeñas quejas del menor. La extendió, cubriéndolo con ella por completo, bajo la curiosa y confundida mirada del rubio, que había interrumpido su llanto sólo para ponerle un poco de atención al castaño que se estaba haciendo cargo de él.

—Descansa, MyungSoo... — murmuró con voz suave, pensando que por el momento, la solución sería dormir. Ya después, encontrarían otra manera de hacer las cosas menos difíciles para MyungSoo. Le sonrió porque lo vio ideal al momento en el que MyungSoo lo miró detrás de sus lágrimas, lo hizo porque le gustaba pensar que podía contagiarle a las personas su sonrisa.

SungYeol pensó en esperar a que MyungSoo se durmiera para así irse sin sentirse tan preocupado, pero no contó con que él terminaría durmiéndose primero, arrullado por los sollozos de MyungSoo, que poco a poco se fueron convirtiendo en suspiros soñolientos.

A la mañana siguiente, MyungSoo fue quien despertó primero. Lo hizo porque la luz del sol lo perturbó increíblemente, y además, el cuerpo de alguien lo empujaba casi hasta caer de la desordenada cama. Se quejó, y al removerse y sentarse miró a SungYeol dormido, con la ropa mal colocada y el cabello desordenado. Se sintió apenado y sorprendido al mismo tiempo, observando la serena expresión en el rostro delicado y varonil de SungYeol a su lado.

Suspiró, sintiéndose cansado y con su cabeza punzando de dolor. Recordó lo que había pasado la noche anterior, y la vergüenza lo alcanzó, además de una triste resignación, esa que antes lo había hecho llorar como un niño pequeño siendo regañado, SungYeol tenía la razón, WooHyun no regresó esa noche.

Su cuerpo le ordenó correr en dirección al baño fuera de la habitación cuando su estómago amenazó con hacerlo devolver la última comida que tuvo, decidió que tomaría un baño y se desprendería por un momento de todo su malestar, WooHyun no estaba, y así él también podría respirar tranquilamente, como inconscientemente no podía hacerlo cuando estaba con él.

Cuando terminó y salió bañado y un poco más reparado, su instinto le hizo hacer lo de siempre. WooHyun no estaba, y no lo estaría más, así que él tenía que aceptarlo, y entonces, continuar como siempre. Fue hasta la sala del departamento, encendió el televisor en las noticias, abrió las cortinas y la luz del sol se propagó por el lugar con rapidez, y finalmente, preparó café, ésta vez para SungYeol.

Con la taza de café caliente en manos, justo a lado de su corazón maltratado, caminó hasta la habitación y se encontró con SungYeol recién despertado, sus ojos expresivos mirándolo curioso y sus movimientos lentos peinando su cabello, lo hicieron sonreír amablemente, y ofrecerle la taza de café con una reverencia de agradecimiento.

—Gracias por cuidar de mi, SungYeol, toma el café que preparé para ti — Y SungYeol sonrió, aceptando entre sus manos la taza de café humeante, totalmente seguro de que esa sonrisa y esas palabras, eran sinceras esta vez.

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❥Crecer | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora