Capítulo 3.

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Durante el camino llamé a Dorian para que nos encontremos en casa, no me tardé nada en llegar y por lo que veo el tampoco porque cuando entro el está sentado en el sillón.

—Qué pasó Irina? Sonabas preocupada— pregunta Dorian.

—Puedo sentir.

—A que te refieres?

—Tengo sentimientos, Dorian.

—Eso es imposible.

—Si, yo también lo creía, pero hace menos de 10 minutos no sé bien que sentí, pero me sentí bien.

—Pero cómo? Qué hacías cuando sentiste eso?

—Estaba observando las montañas, sentada en el techo de la preparatoria, ya llevaba un rato ahí pero no sentía nada, de pronto llega este chico, Blake, y no sé muy bien como, pero pude sentir, no sé bien que, solo sé que se sentía bien.

—Eso es muy extraño, buscaré información en los libros que hay en tu biblioteca, quizás con suerte encuentre que te está pasando y luego hablaremos sobre lo que pasó con Marcus— dice y luego sube las escaleras desapareciendo completamente de mi vista.



~~~



Ya es martes eso significa que hay preparatoria y eso significa que tendré que ver a Blake.

Hoy simplemente me vestí con una sudadera negra, unos pantalones ajustados negros y unos tenis también negros. Decidí irme conduciendo a la preparatoria, Dorian ni siquiera ha dormido por buscar en viejos libros lo que me está pasando.

En la entrada de el edificio hay muchas personas y cuando llego todos voltean a mirarme, por qué me miran tanto? desde que llegué ha sido así y es molesto.

—Que no tienen nada mejor que hacer?!?— digo a las personas que me miran mientras entro a la preparatoria.

—Hola— dice alguien al lado de mi casillero, pero no lo puedo ver ya que la puerta de este tapa su rostro.

—Hola?— digo cerrando la puerta para así al fin poder verlo —Blake...

—Irina, cómo estás?— pregunta sonriente.

—Bien— miento, la verdad el día va terrible, a penas dormí (sí, puedo dormir).

—Mentir no es bueno.

—Fingir que te importa como estoy tampoco es bueno— digo con una pequeña sonrisa y me voy.


Definitivamente el día está siendo una mierda, las clases apestan. Ahora estoy en el almuerzo en el cual no puedo comer nada, no traje nada de comer y la comida mundana no es opción, además para rematar Blake se acaba de sentar a mi lado.

—Por qué no comes?

—Qué quieres Blake?

—Por qué no te agrado?

—Te conozco hace un día, no es tiempo suficiente para decidir si me agradas o no.

—Entonces por qué te comportas así conmigo?

—Así soy.

—No, ayer eras agradable, hoy pareciera que me odias, qué cambió?

Este chico me está haciendo enojar.

Enojar.

Enojo...

Estoy sintiendo de nuevo.

Genial...

—No está siendo un buen día, lo siento pero debo irme— y sin decir nada más me voy a casa.

Al llegar a mi amado hogar me encuentro a Dorian durmiendo en el sofá, cuando me estoy acercando a él este despierta de un brinco.

—Ya sé lo que te está pasando— dice con una gran sonrisa.

—Y? Que tengo?— pregunto preocupada.

—No tienes nada grave...

—Ya dime que mierda me está pasando.

—Hay una leyenda muy antigua que dice que todos los vampiros algún día encontrarán a su alma gemela y que esta despertará su capacidad de sentir— esto tiene que ser una broma —es increíble, no es que los vampiros no tengan sentimientos, si tienen solo que están dormidos esperando a que llegue la persona indicada a despertarlos.

—Estas diciendo que Blake es mi alma gemela?— digo riendo, el solo asiente muy emocionado —lo conozco hace dos días, eso es imposible.

—Cuando llegaste dijiste que sentías que el pueblo te llamaba, por eso estás aquí, no?— asiento —que tal si no es el pueblo el que te llamaba, sino Blake?

—Eso es imposible, Blake es nuevo aquí, igual que yo, además eso de que sentía que el pueblo me llamaba me lleva pasando desde hace siglos y con muchos otros pueblos.

—Otra cosa que menciona la leyenda es que ambos seres destinados deben ser sobrenaturales, así que Blake debe ser sobrenatural...— dice pensativo.

—Cuando hablé con el no percibí que fuese sobrenatural, es más, me pareció muy mundano.

—Debes hablar con él— dice serio.

—Iré a su casa.

—Sabes dónde vive?

—No, pero lo sabré— y sin decir nada más salgo muy rápido de casa.

Una de las ventajas de ser vampiro es la velocidad, recorrí cada rincón de la pequeña ciudad y no había rastro de mi supuesta alma gemela, estaba por darme por vencida hasta que lo veo en la plaza del pueblo, sentado en medio de la calle dándome la espalda.

—Qué haces ahí? Eres suicida o algo así?— pregunto y el voltea a verme.

—Qué quieres Irina?— dice cansado.

—Hablar.

—Oh ahora quieres hablar? Cada vez que intento hablar contigo terminas yéndote y dejándome con la palabra en la boca— dice algo molesto —si va a ser así cada vez, mejor no me hables.

—Se que suena cliché pero, no eres tú, soy yo— digo pero él no dice nada —quería disculparme contigo...— digo sentándome a su lado.

—Te escucho.

—Me comporté como una idiota, tu solo estabas siendo amable conmigo, lo siento.

—Okey.

—Levántate— le ordeno.

—¿Por qué?

—Tuvimos un mal comienzo, hay que enmendarlo— digo mientras le ayudó a ponerse de pie —Soy Irina, un placer conocerte— digo extendiendo mi mano —Tu eres?

—Blake— dice estrechando mi mano —Un placer conocerla señorita...

Antes de que pudiera completar la frase, pasa un auto a gran velocidad, pero ya no estábamos en medio de la calle, estábamos en la acera.

Miro fijamente a mi acompañante y le susurro:

—Eres como yo...

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