𝐈𝐈

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Waterloo. Promise to love you forever more.

Mientras tarareaba la letra no pudo evitar sonreír, no le gustaba mucho la banda, pero waterloo era una de sus canciones favoritas.

¿Qué está pasando?

Actualmente son las dos de la madrugada, Remus se encuentra escuchando ABBA en su walkman mientras dibuja de forma algo rápida en su cuaderno, donde se podía distinguir una caricatura. Era Lily robándole a un niño y planeaba dársela mañana. Siempre hacia esto para sus amigos y bueno; Lily, la cual es su amiga, pero le gustaría que no lo fuera... o eso cree, la verdad últimamente no está muy seguro de ello.

Por alguna razón esta dudando de los sentimientos que desarrolló hacia ella, no sabe cuál es la razón y le incomoda.

Es como esa vez que se encontraban tomando café después de cerrar, había sido un día largo y con muchos clientes entrando y saliendo de la cafetería. Por lo tanto, se encontraban reposando en la sala de descanso, un lugar algo oscuro y callado, Remus no decía una palabra y estaba bien con eso, no es como si fuese incómodo.

—Creo que es hora de irse.

—Crees o es que es hora de irse.—dijo el chico tomando un último sorbo de su café, en su voz se notaba que estaba desafiando a su compañera de trabajo, algo común entre ellos.

—Es lo mismo, Lupin. — A pesar de sonreír Remus podía percibir que estaba cansada, su voz y sus gestos la delataban.

—No es lo mismo si lo piensas bien.— dejó su taza a un lado.— Una frase es un hecho y la otra es una posibilidad.

Mientras hablaba, bloqueaba la puerta de salida logrando apoyarse en esta. Se reía de Lily, quien ya tenía su bolso en mano y sabía lo que venía, una lucha para ver quien tenía la razón o quien daba su brazo a torcer primero, pero estaba muy cansada para esto y tampoco es como si pudiera derribar a Remus, ¿cómo alguien podía medir 1'85?

—No lo admitiré, y si me disculpas debo ir a casa.—Trató de esquivarlo, pero él fue más rápido.

—Disculpa... denegada.

Remus comenzó a reír ligeramente después de imitar a Lily, esta era una de sus  frases favoritas provenientes del amplio repertorio Evans.  La pelirroja no pudo evitar sonreír aún algo molesta y forcejeando, provocando que la distancia entre ellos se redujera y el castaño la abrazara de una forma extraña.

Ahora si se originó un silencio incómodo.

La poca luz que quedaba daba directamente a sus ojos verdes,  siempre le habían llamado la atención, pero hoy algo era distinto. A pesar de estar mirando directamente a ellos, observado en detalle los distintos tonos que poseen, no sabía lo que sentía.

No los sentía especiales y a la vez lo hacía. Sus sentimientos eran confusos y no salía palabra alguna de su boca. 

Lily tampoco sabía que hacer, sus ojos brillaban. Sus ojos siempre brillan, ella siempre brilla.

—Adiós, Lupin, nos vemos mañana.

Fue así como Remus descubrió que quizás no le gustaba tanto Lily como pensaba, o tal vez tomó mucho café y su sistema nervioso no reaccionaba.

Decidió cerrar su libreta y apagar el dispositivo que le permitía escuchar música sin que sus hermanas despertaran. Se quedó sentado en silencio unos minutos antes de apagar la luz y salir al pequeño balcón que tenía su habitación.

El nocturno cielo estaba cubierto de un manto de neblina, Remus no podía ver más allá de su jardín, el ambiente estaba húmedo y se preguntaba si eso era realmente producto de la naturaleza o  era causa de las fábricas londinenses.

Se sentó en el frío suelo y pudo ver como sus plantas estaban algo mal cuidadas, a decir verdad no ha tenido mucho tiempo últimamente para preocuparse de ellas, agachó su mirada y vió pequeñas hormigas caminando sobre la madera oscura.

Se levantó inmediatamente, sujetándose del barandal, no le gustaban los hormigas ¿A quien le gustan?, con ambas de sus manos apoyadas en el frío metal de la baranda  comenzó a mirar su entorno, dándose cuenta de pequeños detalles como ese punto brillante sobre su cabeza que se distinguía a través de la delgada capa de bruma.

La estrella más brillante que jamás ha visto.

Al hacer este descubrimiento sintió más emociones que cuando miró a los ojos de Lily, y por alguna extraña razón se sentía culpable. Él grisáceo cielo nocturno le causaba más emociones que los ojos de Evans.

Mañana por la mañana vería a sus amigos, iría a clases y trataría de pedirle un consejo a James, aunque a veces le desagradaba su entusiasmo, da buenos consejos. Remus lo describiría como la mezcla de un alma sabia acompañada de la energía y conductas de un niño de 6 años.

A veces no podía distinguir bien su relación con James, no creía que fueran amigos. Ambos son tan distintos y es raro que Potter se junte con alguien como Remus y Peter.

Todo en su cabeza estaba tan confuso, y borroso, que solo al distraerse de sus pensamientos comenzó a sentir su cuerpo, el frío en su piel y el dolor en sus articulaciones. Su nariz estaba helada y a pesar de que la noche fuera profunda e hipnótica no quería resfriarse, eso significaría que no podría ir al café, ya que Minnie tiene estrictas medidas cuando alguno de ellos está enfermo.

Es mejor entrar a casa.

Y así fue como durmió pensando en ese colorido café, en sus ventanas de madera y las paredes color crema.

¡Oh! y también que las plantas se las regaló Minnie.

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2023 ⏰

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𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐘 𝐖𝐇𝐎 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃 𝘸𝘰𝘭𝘧𝘴𝘵𝘢𝘳. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora