Mi dulce explosivo - Bakugo y tú

Capítulo 18

Pov: ______

El fin de semana finalmente había llegado.

Habían pasado dos días desde la carta y aquella estúpida charla con Val.

Ya me sentía mejor respecto a la carta, así que simplemente lo dejé pasar y no decirle a nadie.

Era madrugada de sábado y estaba despierta desde la una de la, ya estaban por ser las tres y no podía volver a dormir.

Había tenido una tonta pesadilla nuevamente, era la misma de siempre, un niño de cabellos blancos con un montón de vendas me pedía perdón.

Me daba mucho pánico eso.

Quería seguir durmiendo, pero no podía, me s
bajé de la cama con cuidado de no despertar a Akira.

Abrí la puerta sin hacer silencio y me dispuse a ir a tomar un vaso de leche pero me topé con alguien que iba para su habitación.

— ¿Que haces despierta, linda? — Preguntó Katsuki adormilado.

Medio dormido es como. un niño, dice las cosas sin tapujos.

— Tuve una pesadilla hace rato y no pude volver a dormir...

— Ven vamos a dormir. — Estiró si mano hacía mi.

La tomé y nos adentramos a su habitación.

Acomodó la manta y me hizo una leve señal de que entrará mientras bostezaba.

Me metí a la cama y me tapé con su manta cerrando mis ojos.

Olía a él, a su típico olor caramelo, que tanto me encanta.

A los segundos entró a la cama y me abrazó por la cintura para plantar un torpe beso en mi mejilla.

— Descansa chérie, los sueños sueños son, nada que pase es real.

Lo abracé y rápidamente caí en un sueño profundo.

[...]

Cerca de las ocho de la mañana desperté sola en la habitación de Katsuki.

Con pereza me levanté y fui hasta la cocina donde estaban varios desayunando incluyendo a mis amigos.

— Días, porque de buenos no tienen nada. — Dije acercándome.

— ¡El positivismo mueve al mundo! — Habló Akira con emoción.

— Callense. — Murmuró Denki que parecía dormir sobre la mesa.

Me senté a su lado y al de Akira.

— ¿Y los demás? — Pregunté.

— Entrenando. — Respondío Akira.

Al rato Uraraka y Momo pasaron entregando el desayuno.

Agradecimos contentos, cuando ellas se encargaban del desayuno era el más genial.

Habían hecho panecillos dulces.

A los pocos minutos entraron Mina y Kirishima con cara de pocos amigos.

Me sorprendió realmente, es decir, ¿que podía ser tan malo para que aquellos dos soles estuvieran tan serios?

Detrás de ambos venía Katsuki con la vena de su frente algo notoria y a su lado Val.

— ¡Katsuki préstame atencióoon! — Dijo alargando la "o" con un puchero.