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¡A darlo todo!

Lunes.
4:00 a.m.
Cuarto, dormitorio.

-- ¡A levantarse, buenos días!

Gritó su padre, Marcus Martínez Gonzáles, golpeando reiteradas veces y fuerte la parte trasera de un sartén con un cucharón de madera para simular que era una alarma. Una alarma fuerte y molesta.
¡¿Cómo es que tenía tanta energía tan temprano?!

-- ¡Papá, por todos los cielos son las cuatro de la mañana!

Se quejó una chica de cabello largo y café oscuro, con un ojo peculiar rojo y otro anaranjado(siendo el derecho) y una piel semi aperlada mientras se había sentado en su cama por el repentino susto que se llevó a la vez que tomaba su teléfono para ver la hora que era. Normalmente, no estaban acostumbrados a levantarse a esa hora, creía que la edad ya lo había vuelto loco como para levantar a toda la casa con tanto ruido a las cuatro de la mañana.

-- Pero de aquí que tu hermano y tú se arreglen y desayunen es de unas dos horas, para las 5:30 ya se tienen que andar yendo a la escuela porque empiezan a las 6:00, así que ándele mamita. A levantarse y arreglarse.

Dijo este aplaudiendo varias veces mientras que se acercaba a su hermano y producía el mismo sonido que antes cerca suyo, ya que trató de ignorarlo poniendo su cabeza bajo su almohada por el sueño que tenía. La chica prefirió ya levantarse, o de lo contrario, la tirarían de la cama; porque Marcus era capaz de hacerlo con tal de levantarlos. Tomó de su armario compartido con su hermano, su uniforme femenino de U.A, unas cuantas cosas personales y entró al baño de la casa para irse a bañar.
Tuvo que aguantarse la risa cuando escuchó a su hermano gritar y un estampado contra el suelo, porque sabía que Marcus lo tiró de su cama al piso por no hacerle caso y andar perdiendo el tiempo.

-- Insisto, todos en esta casa están locos. La edad te está afectando.

Bromeó ligeramente el chico levantándose semi adormilado al armario y sus cosas de baño, el hombre se cruzó de brazos con una sonrisa divertida.

-- Ah, pinche huerquito irrespetuoso, síguele y la próxima vez te traigo una cubeta de agua fría.

Amenazó jugando haciendo al contrario reir mientras se metía a la ducha de su habitación.

-- Uy, que miedo.

Se burló, jugando evidentemente, porque sabía que no sería tan cruel con ellos dos; o siquiera, cruel, porque los amaba por igual...aunque su hermana insistía en que tenía un preferido entre los dos.  Algo curioso de estos hermanos, es que ambos eran mellizos, ambos eran exactamente iguales; pero con el sexo contario.
Ambos tenían un cabello café oscuro largo, un ojo rojo y el otro anaranjado y la piel aperlada, junto a los rasgos físicos y estatura exactamente iguales. Ellos compartían todo; cumpleaños, número de zapato, estatura y poder.

Lunes.
4:30 a.m.
Casa, comedor.

-- Buenos días mis amores.

Dijo una mujer de cabello rubio y ojos azules, con algunas pecas en el rostro y una resplandeciente y amable sonrisa en su rostro. Usaba un suéter rosado, una falda que le llegaba por el tobillo de color café y un delantal blanco que hacía notar su vientre embarazado de siete meses.
En la mesa, ya tenía absolutamente todo acomodado y servido, se veía apetitoso.

Los Sunny(Bnha Ocs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora