Prólogo

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Paso de difícil salida

–Es acaso esto un error– pregunto presa del pánico y la ansiedad

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–Es acaso esto un error– pregunto presa del pánico y la ansiedad.

–Aunque sea un error no tenemos otra opción que afrontarlo– dice dándome la espalda y mirándome a través del espejo –y lo haremos– hace una pausa –juntos– da la vuelta y me toma la mirada de una forma suave y a la vez intensa que por unos minutos me olvidó de todo y solo puedo asentir.


Me toma de la mano y caminamos hacia el salón donde todos nos reciben con aplausos como si supieran lo que vamos a decir a continuación.

Yo– comienza el como si estuviera haciendo un juramento, dejando a todos perplejos cuando se arrodilla frente a mi –Zien Kahle, pido tu mano en matrimonio– hace una pausa para recuperar el aliento que había perdido al decir esas pequeñas frases –Naslia Herris, frente a la familia Kahle, Herris y todos los presentes.– Me sonríe tiernamente para darme ánimos y agregar –Quieres casarte  conmigo.– pregunta mostrando el anillo de una piedra gris que no se reconocer.

Si no fuera cómplice y consciente de lo que hace, en otro tiempo hubiese negado aceptarlo, pero tanto el como yo estamos conscientes de que tarde o temprano tenía que pasar así que digo con voz temblorosa –Si, acepto– sonrió a la vez que sale una lágrima de mi mejilla.

Para muchos esa lágrima significa felicidad, pero para mí, significa que estoy dando un paso de difícil salida y con ello estoy tomando mi adolescencia y juventud. Cómo lo hacen, las bodas de adolecentes de 16 años...

Todo lo que no queremos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora