Esa mañana

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Aquella especial y cálida mañana me levanté con una fresca sonrisa. Parecía ponerle fin a los días tristes y amargados. Salí en busca de felicidad con una esperanza que llenaba todo mí corazón, pero jamás me esperé lo que sucedió.

Al caminar algunos metros por la costa, pude notar que algo me encandilaba tanto que tuve que poner en ella toda mí atención. Al acercarme quedé fascinada, era hermoso, grande, brillante.. ¡Era un diamante!; Miré para todos lados, no había nadie. Y tomé la decisión sin más pensar, lo guardé dentro de un caracol, lo metí en mí bolsillo, y casi corriendo volví a casa.

En el camino se me cruzaron por la cabeza miles de preguntas: ¿Será de alguien?, ¿lo estarán buscando?, ¿cuánto valdrá?; Pero no podía dejar de pensar en hablar con mí madre al llegar. Todos nuestros problemas se solucionarían, deudas, embargos, necesidades, etc.

Al llegar agarré el teléfono y marqué, nadie contestó. Insistí por un largo tiempo. Estaba desesperada por contarle esta grandiosa noticia que le pondría paz a sus días.

Y de pronto tocaron la puerta. Era el vecino de mamá, que se acercaba con la peor noticia que podía esperar. El corazón de mi madre había dejado de funcionar.

Llegué tarde con la respuesta a nuestros problemas. O quizás esa nunca fue la solución, sino darle un poco más de atención.

Y ahora me pregunto: ¿Qué voy a hacer con tan hermoso diamante, si mi más preciada joya me abandonó?

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2021 ⏰

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Lo guardé dentro de un caracolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora