Un reto obligaría a Jungkook y Jimin a armar una falsa pedida de mano para obtener el dichoso "regalo sorpresa" que brindaba un lujoso hotel a los recién comprometidos.
¿Saldrían con algo más que anillos falsos?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¡Jungkook! - volvió a chillar Jimin al sentir como las manos del mayor recorrían su cintura dándole toques suaves haciéndolo reír.
De pronto las manos bajaron a sus caderas y lo mantuvieron quietas por unos segundos mientras Park estabilizaba su respiración y lo miraba fijamente para pasar sus brazos lentamente por el cuello de Jungkook.
- Me gustas - soltó del pronto el mayor - me gustas mucho Minnie - y un beso resonó en su mejilla izquierda dejando en un pequeño trance al castaño debajo suyo
Y Jimin lo sabía, sabía que Jungkook gustaba de él desde ya hacía tiempo, sabía que el pelinegro había intentado todo acercándose a él, pero no sabía que responder a ello nunca. Jungkook le gustaba, claro que lo hacía, había sido ese primer amor desde que lo conoció, pero siempre lo vió imposible.
No era sentirse insuficiente o algo parecido, Jimin tenía muy claro lo que valía y lo bonito que era, no por nada recibía tantas invitaciones a citas a las que nunca iba porque tenía su corazón ocupado, la diferencia era que temía no ser el tipo de chico para Jungkook.
Pero ahora lo sabía, se lo había dicho él mismo.
- ¿Donde está Patulina? - cambió de tema
- Ya lo sabes, con tus padres. Hoy es jueves; se queda con ellos hasta el sábado - respondió orgulloso haciendo que Jimin sonriera.
Jungkook sabía de los horarios de su pequeña mascota y hacía que su corazón vibrara.
Sin pensar y con toda la ternura que lo llenaba ahora por la simple respuesta del mayor aumentó su presión en el abrazo que rodeaba del cuello del pelinegro y lo acercó más a su rostro hasta rozar sus labios.
- Eres muy tierno -
No habló más, chocó sus labios con los contrarios y sintió como su cintura era abrazada con más precisión.
